Siempre he tenido una relación un poco extraña con las películas live action de Transformers. Al igual que nos ocurre con el universo de Fast and Furious, ver una nueva película de Transformers en el cine se ha convertido en un ritual para mí y mis amigos. Hemos crecido viendo las películas desarrolladas en el universo lleno de acción y tonterías de Michael Bay por lo que, aunque sabemos que no van a competir por un Oscar, suelen ser películas muy entretenidas. Entonces llegó Bumblebee y lo cambió todo, ya que el director Travis Knight y la protagonista Hailee Steinfeld se unieron para crear una película entretenida, repleta de acción y, lo más importante, cargada de carisma y personalidad. Ni qué decir tiene que ahora tengo nuevas expectativas antes del estreno de una película 'live action' de Transformers. O mejor dicho, tenía.
Porque Transformers: el despertar de las bestias se encuentra en un extraño punto intermedio entre las películas tontas y en ocasiones a cámara lenta de Michael Bay y la prometedora y divertida Bumlebee. Ni siquiera está basada en una trama tan real como la del proyecto de 2018 y, sin embargo, resulta divertida al no llegar a ser tan ridícula. Simplemente, es predecible y carece de personalidad.
Trata de sacar partido de los icónicos dibujos animados y juguetes originales de Hasbro, pero presenta un argumento que no está bien explicado, carece de detalles, a veces parece demasiado precipitado y, algo vital en una película de Transformers, ni siquiera ofrece escenas de acción que enganchen al espectador. Es una película que no busca ser la típica tontería creada por Bay, pero que, a diferencia de Bumblebee, no tiene el atractivo necesario para compensarlo en sus apenas (para la época que atraviesa el cine) 120 minutos de duración.
Esto no quiere decir que Transformers: el despertar de las bestias sea una mala película, porque no lo es. Anthony Ramos es un excelente actor principal y los efectos especiales ni están demasiado recargados ni resultan excesivos; de hecho, los efectos visuales están bastante bien hechos y no presentan esa falta de refinamiento a la que estamos acostumbrados por parte de las películas de Marvel. Peter Cullen vuelve a ser icónico dando voz a Optimus Prime y el resto del reparto (sí, incluso Pete Davidson haciendo de Mirage) encajan en sus papeles y se ajustan a la posición que ocupan en la película. Sin embargo, a diferencia de Bumblebee, que cuenta con una premisa mucho más simple y con amenazas a pequeña escala de por medio, El despertar de las bestias da un salto que hace que me preocupe por el futuro de la franquicia.
A diferencia de las películas de Michael Bay, que se hicieron cada vez a mayor escala, el salto entre Bumblebee y El Despertar de las bestias es como pasar de Iron Man a Vengadores: Infinity War sin las más de veinte películas de por medio que explican el desarrollo de la trama. Hemos pasado de la historia de un pequeño pueblo de Estados Unidos con, básicamente, tres Transformers en total, a una historia donde la Tierra está a punto de ser destruida por el mismo robot malvado que le llevó cinco películas a Bay en presentarlo. No obstante, la historia también pretende presentar e introducir en la trama no solo a todo el grupo de Transformers originales (como Optimus Prime, a quien presentan por primera vez en este universo de Transformers en esta película), sino también a las facciones de los Maximals y los Terrorcons. La película sabe que cuenta con una escala demasiado grande para sus dos horas de duración y, aun así, no hace nada para adaptarla. Si nunca has visto una película o serie de Transformers antes de El despertar de las bestias o incluso Bumblebee, será muy, MUY difícil poder valorar esta película.
Tampoco quiero destriparle la película a nadie, así que solo diré que la escena final de la película me hace estar cada vez más preocupado por esta franquicia, ya que está estableciendo algo que no tiene ningún tipo de peso argumental tras ello. Como alguien que en algún momento ha sido un niño, me emocionaría ver este cruce en el futuro, pero creo que es demasiado pronto para llevarlo a cabo y ni siquiera creo que saldría bien. A pesar de lo que probablemente pienses, no todo tiene que ser un extenso universo cinematográfico lleno de producciones de Hollywood.
Si te gustan los robots encubiertos, se trata de una película entretenida, llena de referencias a videojuegos de los 90 (entre ellas, una bastante importante que voy a dar por hecho que solo puede referirse a Mega Man), pero si solo buscas una película con la que echar la tarde, es probable que Transformers: el despertar de las bestias no satisfaga tus ansias de cine sesudo. Es de una calidad similar al resto de películas de Bay, pero viniendo de Bumblebee, hay un evidente bajón respecto a la brillante y divertida película de 2018.