Los Dawi-Zharr (Enanos de Fuego, en el idioma Khazalid) o Enanos del Caos, que no se deben confundir con los Enanos comunes, son los protagonistas del nuevo DLC que acaba de salir junto a la actualización 3.0 de Total War: Warhammer III y su DLC gratuito (gracias al que tendrás contenido nuevo para jugar aunque no compres Forge of the Chaos Dwarves). Este DLC es el secreto peor guardado desde que salió Total War: Warhammer III, porque la minería de datos reveló pistas que lo descubrían casi desde el comienzo. Además, el área de inicio estaba llena de, cómo decirlo, facciones de relleno. El DLC de los Enanos del Caos tenía que ser bueno, porque nos trae a una de las razas más versátiles de todo el universo Warhammer y las expectativas depositadas en él eran muy altas.
Al igual que ocurre en otros DLCs de una facción específica, tu campaña no está conectada al Reino del Caos, así que no te tienes que preocupar de toda la historia de Ursus y Bel'Akor. En su lugar, te encomiendan la tarea de encontrar las reliquias de los Enanos, decidir cuáles usar tú mismo y cuáles utilizar para cargar el Gran Taladro. Necesitarás esta herramienta para excavar hacia el reino de Hashut, la deidad principal de los Enanos del Caos, en busca de su sangre mágica que te ayudará a mantener tu reinado de oscuridad durante toda la eternidad.
Los Enanos del Caos son un pueblo laborioso, ya que su sociedad se asienta en la manufactura de armamento, creado a partir de materias primas que obtienen los esclav... digo, los «peones». Estos tres recursos son los que debes conseguir, además del oro. Las materias primas en concreto se utilizan en lugar de oro para mejorar ciudades, y con suficientes esclav... peones, puedes acelerar significativamente la construcción. Los peones se obtienen en las rutas comerciales o conquistando otras civilizaciones y venciendo batallas. Por tanto, su economía se puede microgestionar mejor (los que jugasteis las campañas de los Elfos Oscuros sabréis cómo va la cosa). Es necesario equilibrar la minería de materiales y la producción en las fábricas, así que deberás pensar un poco más detenidamente cómo construir tus zonas.
Puede que los Enanos del Caos sean bajitos, pero eso no quita que apunten alto con su ambición mediante un sistema de influencia en la Corte llamado Cónclave. La influencia se obtiene gracias a los edificios construidos y, seguro que lo adivinas, a las batallas. Proporciona beneficios considerables que provocan un mismo resultado: hacerte con el mando de las otras tres facciones internas en una confederación «pacífica».
¿Para qué necesitas producir todos esos armamentos? Para que tu ejército continúe aumentando. Los soldados de élite son caros, así que estás muy limitado en relación a cuántos de cada tipo puedes tener. Quizá te parezca divertida la idea de poseer una fila de Revientacráneos armados con Cañones Estremecedores, hasta que te das cuenta de que de que para comprar esas unidades necesitarías 3000 de oro y pagar armamentos para aumentar el límite de unidades. El incremento del número límite de la mayoría de tipos de unidades se lleva a cabo de esta forma, y es muy caro.
También hay que tener en cuenta el mantenimiento no solo en oro, sino también en armamentos (ya que las mecánicas de Hell-Forge te permiten comprar bonificaciones adicionales para tus tropas, dependiendo de su tipo), que tienes que pagar por cada unidad individual que tengas en todo tu ejército, una vez en cada turno. Quizá suene fantástico tener una barrera mágica o regeneración de vida para tu caballería pesada, pero el precio es una locura. Yo llegué a ahorrar 60 000 armamentos para poder permitirme llevar a cabo la última etapa de la campaña con mis tropas mejoradas al máximo. Necesitarás hacerlo así, porque las batallas de misión (y especialmente la batalla final de la campaña) pueden ser complicadas, así que será vital que tus demonios gigantes y extremadamente poderosos peguen lo más fuerte que puedan.
Los señores y héroes que tienes para escoger son achaparrados, pero duros de pelar. Entre ellos se encuentran poderosos magos de batalla que obtienen su poder de Hashut. Decidí jugar como Drazhoath el Ceniciento, un hechicero muy fuerte con algunos objetos fantásticos y un talismán de regeneración, gracias al que podría funcionar como tanque en múltiples situaciones.
El objetivo principal es cargar el Gran Taladro, pero debo admitir que tardé en darme cuenta hasta el turno 160 más o menos, probablemente debido al estilo de juego tan cautivador de los Enanos del Caos y la gran selección de ejércitos, monstruos, infantería, muros de carne desechables, unidades de vuelo veloz, artillería de alcance ultra largo o máquinas de guerra de corto alcance que están disponibles para jugar. Los Enanos del Caos tienen de todo. Incluso tenía un ejército compuesto casi en su totalidad por caballería pesada de centauros mitad toro y mitad Enano. He de decir que eso sucedió en parte porque me frustraba ser atacado continuamente por molestos Ogros, Enanos y hombres lagarto, que aparentemente creen que no me va a importar que asalten los jardines de la gente y se lleven a los habitantes encadenados.
El juego es muy interesante y casi perfecto. Tiene algunos problemas, de los que CA ya había avisado, como los gráficos provisionales y personajes que se quedan trabados. También hay algo de retraso en los mensajes: si yo creaba una alianza, igual me llegaba el mensaje dos turnos más tarde. Aún así, no tiene ningún error que rompa el juego ni nada adicional de lo que CA no nos haya informado ya. También hay algunos problemas de balance, pero afectan principalmente a otras razas.
Mi única queja es que no hay ninguna mecánica de trenes, algo en lo que los Enanos de Fuego suelen destacar y que habría sido extremadamente útil, porque no es posible teletransportarse a las ubicaciones de las reliquias que buscas (aunque tengas unidades cerca). Por culpa de eso, tuve que utilizar como mínimo unos 25 o 30 turnos solo para cruzar el mapa, llegar a las reliquias y obtener las mejoras necesarias para mí mismo o para mi taladro.
En definitiva, me pareció un DLC muy divertido, hasta el punto de que creo que esta campaña es mejor aún que la del título principal. No pude dejar de jugar ni un sólo segundo, así que algo habrán hecho bien.