Análisis de Total Arcade Racing

Hubo una época en la que los juegos eran fáciles, en la que este entretenimiento no copaba todo el tiempo libre; cuando un juego era solo un juego, no tanto una experiencia sino un simple pasatiempo, en el que los mundos abiertos, la historia y las mecánicas avanzadas no eran el centro de atención. Muchos de nosotros seguramente recordamos la época en la que íbamos a los recreativos, echábamos un par de monedas y a jugar: una imagen de introducción, una música en bucle y ya estábamos conduciendo.

Se trataba de una época en la que el desarrollo de los personajes era puro lujo. Hablamos de los años ochenta y principios de los noventa: un shoot 'em up aquí, unas patadas de kárate allá y un coche superpixelado que iba por un tramo recto. De vez en cuando se rompía esa rutina con alguna aventura que parecía lo más molón que se había visto, como Dragon's Lair. Sin embargo, no era eso lo que buscábamos. Queríamos cosas fáciles, rápidas y accesibles, que hicieran que las monedas nos durasen mucho, no un juego en el que nos apareciese el 'Game Over' en cuanto dábamos nuestros primeros pasos por un mundo desconocido. Hubo una época en la que cogíamos nuestra Game & Watch, le dábamos al botón y disfrutábamos con esos pequeños píxeles que se movían por una pantalla monocroma. No digo que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero, en esta época en la que los títulos triple A de 50 o más horas de juego no paran de aumentar, a veces eso se echa de menos.

Recuerdo la primera vez que probé Super Sprint. Yo no era de los que babeaban con los juegos de coches, pero parecía demasiado divertido como para perdérselo, así que tenía que probarlo. Se trataba de un circuito a vista de pájaro, con coches pequeños y rápidos, donde, como conductor, hacías lo imposible para amargarle la vida a tus adversarios. Era superdifícil y siempre acababa con mi escasa paciencia, pero seguí practicando, aprendiendo de mis errores y, tras muchas y largas tardes logré alcanzar un nivel aceptable. Total Arcade Racing nos trae esa melancólica añoranza de la frustración que ofrecían Super Sprint, Micro Machines y American Speedway. La pregunta es si eso es suficiente en el ambiente de juego de hoy en día. ¿Tienen estos títulos un hueco en el mercado o son solo para unos pocos nostálgicos? Suponen un rato de diversión antes de volver a sumergirnos en nuestras complejas historias de gráficos hiperrealistas.

En todo caso, lo que no falta en Total Arcade Racing son modos de juego y hay muchas opciones para un jugador o para multijugador local. Sin embargo, lo que he probado ha sido básicamente el modo de un jugador y, sobre todo, el Championship Mode, un modo campaña que, además, es el que más me recordaba a los viejos tiempos. Es lo que parece: una competición que abarca varias carreras y circuitos con premios en juego. Puede llevarle su tiempo incluso a aquellos con nervios de acero, pero si lo que te va son modos aún más bestias donde reina la anarquía, también puedes probar las competiciones eliminatorias. Hay nueve modos de juego diferentes en total: Arcade Race, Time trial, Championship, Elimination, Endless race, Demolition derby, Survivor, Delivery y Car Hockey. Cada uno de ellos es diferente, pero con esa premisa tan básica está claro que no hay mucho margen respecto a lo que podrás hacer. También hay una razonable colección de coches para desbloquear y las pequeñas diferencias que hay entre ellos tampoco harán que te salgas de la pista a la primera de cambio. Es cierto que las características varían, pero, en conjunto, los cambios parecen mínimos.

El éxito de un juego de carreras depende mucho de la habilidad del jugador para conducir el coche en cuestión y en este aspecto no hay queja. El coche obedece con fluidez, al menos tras un tiempo para acostumbrarse, porque, como ocurría con sus predecesores, no es sencillo manejar el vehículo desde una perspectiva cenital. Cuanto más avanzas en el juego, más difícil se vuelve, como debe ser, y ya no serán solamente los adversarios y el trazado complicado los que intentarán por todos los medios acabar con tus sueños de victoria; también habrá muchos tipos de obstáculos que te amargarán la vida en el asfalto.

En general, Total Arcade Racing es una buena incorporación a Nintendo Switch que ofrece esa sensación de simpleza y accesibilidad que a veces echo de menos. Por otra parte, y teniendo en cuenta lo relativamente alto de su precio, la diversión es algo limitada, sobre todo en el modo de un jugador, en el que placer de la novedad no dura demasiado. Personalmente, me hubiera gustado que tuviese un modo online. No obstante, está claro que para el público adecuado puede tener éxito y, si consigues reunir a unos colegas para jugar en multijugador local, el juego puede hacer pódium.