En la feria E3 de este año las nuevas consolas y sus juegos han sido el foco de atención. Esto también significa que hemos podido pasar mucho más tiempo con los nuevos mandos de control que cuando fueron revelados al mundo. Estas son nuestras últimas impresiones con el DualShock 4 de PS4 tomadas en Los Ángeles.
Al principio se parece mucho a la iteración anterior, con la salvedad de los hoyuelos ahora levantados y de la zona de agarre de la parte posterior del mando, primeras novedades perceptibles. En la parte frontal, tenemos el mimo acabado mate de modelos anteriores de PS, pero esta nueva cobertura negra, que se extiende por toda la espalda del mando, resulta inmediatamente superior al tacto, con una estupenda sujeción para las sesiones de juego más largas.
Pero es con estas partidas más prolongadas -probamos DriveClub y Knack un buen rato en la zona 'lounge' de Sony- que nos vamos desconcertando poco a poco, aunque no sabemos por qué exactamente. No estamos cómodos con el mando. Un rato después, tras pasar por el stand de The Last of Us y volver a agarrar el mando de PS3, descubrimos que este desconcierto consiste en la combinación de tres factores. El DualShock 4 es más grueso en líneas generales, de modo que el alcance de nuestras manos ya no arropa el dispositivo con tanta facilidad. Los cuernos del mando ya no adelgazan hacia el final, por lo que no descansan en tus palmas con la misma naturalidad. Esto, sumado al ligero cambio de ubicación del doble stick analógico, significa que tus pulgares ya no se dirigen hacia el centro del mando en línea recta, sino que hacen ángulo apuntando hacia arriba, dos lados de un triángulo equilátero, señalando el punto medio del puente central del cuerpo del mando.
Es evidente que no estamos cómodos porque intentamos constantemente asir el mando como lo hacíamos antes. Es un problema inicial que probablemente se irá diluyendo con el tiempo, y si bien todavía no nos convence que los cuernos no se vayan reduciendo, el desplazamiento de los nuevos sticks sí que parece bastante más cómodo (en lo que coincidimos con otros cuantos colegas que lo habían pasado mal con la disposición anterior de las palancas). La parte superior de los sticks presenta ahora un reborde interior en círculo, lo que te proporciona también un mejor agarre para los dedos pulgares sobre los bordes, mientras que la superficie interior, menos convexa que antaño, te deja la sensación de estar reposando las yemas de los dedos sobre algo más sólido.
Select y Start pasan de su diseño anterior como rectángulo e icono de 'play' en goma a unas tiritas verticales de plástico que se sitúan junto a la ahora elevada cruceta digital (el cuarto de círculo estándar de un Hadoken sale bastante bien, aunque no hace clic tanto como desearíamos) y junto a los botones frontales equis, círculo, triángulo, cuadrado (se perciben igual, aunque los iconos parecen algo más grandes) respectivamente, mientras que los nombres y funciones también han cambiado. Ahora tenemos Share (para compartir en el sistema social y de captura de gameplay que ofrecerá la consola) y Options (asumimos que los juegos te enviarán a un sub-menú de opciones y sistema de juego más especializado, en lugar del genérico menú de pausa de toda la vida).
El botón PS pasa ahora a la parte inferior del puente del mando, aunque todavía queda en el centro (y una vez más, no se aprecian cambios en diseño o sensación). El desplazamiento a los lados de los dos botones de opciones es para dejar hueco al nuevo micrófono incorporado en el centro del puente y a la nueva y amplia zona táctil rectangular. Este 'touch pad' tuvo cero uso durante las demos que probamos, pero hacía un clic bastante suave cuando la presionábamos (y bordea la parte superior del mando). En ese lado se encuentra el habitual puerto USB para recargar el mando conectándolo a la PS4, y entre el final del 'touch pad' y el puerto aparece un triángulo retroiluminado que indica el color de cada jugador. Esa zona es completamente suave, y el resplandor azul una incorporación atractiva, aunque, a causa de su ubicación, durante una partida multijugador por el día (o en cualquier sala medianamente iluminada), será más complicado comprobar de quién es cada mando que actualmente con las tradicionales lucecitas 1-4 en el frontal del DualShock 3 de PS3.
Botones para los índices L y R y gatillos: ambos parecidos y con una respuesta similar a los actuales, aunque los gatillos cuentan ahora con un saliente más pronunciado en sus extremos, y su alojamiento es más triangular que antes. Según nos vamos acostumbrando al cuerpo más voluminoso del mando, la postura para pulsar gatillos y sticks a la vez transforma nuestras manos en unas garras que sólo están a una partida de Call of Duty del doloroso tirón.
Como ocurre con la máquina a la que se conectará, la apreciación del diseño del nuevo mando de PS4 va convenciendo cuanto más lo miras y lo estudias. Es una reiteración confiada de un clásico japonés. Solo tenemos que acostumbrarnos y re-moldear nuestras manos, pues llevan en la misma postura DualShock 16 años.