The Invincible ha llegado a principios de esta semana a PC, PS5 y Xbox Series. Se trata de una aventura centrada en la historia y en primera persona basada en la novela homónima de 1964 del autor polaco Stanislaw Lem. Las adaptaciones de novelas a videojuegos no son un fenómeno totalmente nuevo, de hecho muchas de nuestras franquicias favoritas, como The Witcher, Metro y Assassin's Creed, tienen su origen en las páginas de un libro. Sin embargo, ¿conseguirá The Invincible aterrizar con éxito?
Voy a ser sincero, no me he leído la novela en la que se basa el videojuego The Invincible, pero esto no me ha impedido disfrutar de la historia. El personaje con el que se juega es un astrobióloga llamada Yasna, que tiene la misión de encontrar a los miembros de su tripulación que han desaparecido en el desértico y desolado mundo de Regis III. Cuando empieza a descubrir el destino de los miembros desaparecidos, un mayor misterio que acecha al planeta y sus orígenes empieza a desvelarse.
Sin entrar demasiado en detalle, me parece que la historia está muy bien situada y además, todos los giros y vueltas repartidos a lo largo de la trama consiguieron mantenerme enganchado. Los dos protagonistas, Yasna y Novic, ofrecen unas actuaciones sólidas, llenas de emoción, que son geniales de ver, ya que las interacciones entre ellos ocupan la mayoría del tiempo. Asimismo, creo que The Invincible se lleva a cabo justo en el tiempo necesario, teniendo una duración de alrededor de diez horas.
Lo que más me molesta de la historia de The Invincible es la supuesta ilusión del poder de decisión que intentan incluir. Hubo varios momentos durante el proceso en los que se me presentó algún que otro momento decisivo, para luego darme cuenta de que mi elección no había influido y era totalmente intrascendente para el rumbo de la historia. Se puede decir, aunque en menor proporción, que pasa lo mismo con las opciones de diálogo. Para responder a Novic, se nos presentan unas cuantas opciones entre las que elegir y rara vez parecía que las decisiones marcaban la diferencia.
En cuanto a la dinámica de juego, la comparación más cercana que se me ocurre con The Invincible en este campo es con Firewatch. Pasas la mayoría del tiempo por la superficie del planeta, resolviendo puzles y rastreando a la tripulación a través de una selección de aparatos inspirados en la ciencia ficción de los 60. Entre estos aparatos, está incluido un localizador y una máquina de rayos X que te da la visión de la superficie del planeta.
Cabe señalar que si en un pasado no te han terminado de convencer juegos como Firewatch o What Remains of Edith Finch, probablemente este juego no sea para ti. La mayor parte del tiempo se pasa caminando por un gran camino lineal y no hay secuencias de acción que interrumpan el recorrido. Personalmente, disfruté envolviéndome en el entorno visual y escuchando cómo iba cundiendo el pánico con las conversaciones entre Yasna y Novic, pero soy consciente de que esto no es del gusto de todos.
Sin embargo, me hubiera gustado un poco más de variedad para animar un poco los momentos en los que hay que ir desde el punto A al B. Conforme avanza la historia, se obtiene un todoterreno, lo que ayuda a acelerar las cosas y a variar el recorrido, aunque la mayoría del camino se hace a pie. Navegar por el entorno no es del todo fluido. Yasna no puede saltar y por eso necesitamos interactuar con el entorno para poder subir a una cornisa o para descender. Estas interacciones no son siempre fáciles y la animación que las acompaña es demasiado larga.
A pesar de que sí que consigue contar una historia interesante, me dio la sensación de que The Invincible era una mezcla de todo en general. El juego solo te ofrece una ilusión de poder de decisión, las decisiones de los jugadores importan muy poco y al atravesar el mundo me di cuenta de que realmente no variaba demasiado. Si eres fan de la historia original o te gustan estos títulos centrados en la trama, puede que este sea tu juego. En cambio, si no te interesa ninguna de estas dos cosas, no te lo aconsejo.