Fast Travel Games es un estudio pequeñito, pero es muy conocido por los jugadores de los entornos de Realidad Virtual gracias a sus títulos, Apex Construct y Budget Cuts 2: Mission Insolvency. Además de protagonizar una curiosa anécdota con el primero hace poco menos de un año, porque miles de personas lo compraron por error en Steam tras el lanzamiento por sorpresa de Apex Legends; no tuvieron inconveniente en devolver el dinero a esos pobres confundidos.
Esta vez, el estudio no ha optado por un juego de acción, sino que ha apostado por crear un producto más familiar y abierto. The Curious Tale of the Stolen Pets nos recuerda a Allumette, una breve representación de marionetas que llegó en los primeros días de PlayStation VR. Porque comparte ese estilo y también esa perspectiva de producto, con un enfoque que busca sorprendernos como si volviéramos a ser niños frente a un juguete nuevo.
Ese sugerente título, que nos predispone a la intriga, no esconde más que un cuenta común. Y como nos gusta dejar las cosas claras, más todavía los animales, queremos dejar claro que no hay ninguna mascota fue secuestrada de verdad durante esta producción. Lo que pasa es que algunas sí se pierden. Ah, y también queremos dejar constancia de que no estamos de acuerdo con eso de llamar "mascotas" a un tiranosaurio rex o a una gaviota. Lo importante es que, para el desarrollo de la partida, eso funciona.
Todo comienza con nuestro abuelo virtual diciéndonos lo bien que nos los pasábamos jugando a inventarnos juegos con nuestra hermana. Su tono da a entender desde ese momento que ha pasado algo entre nosotros, que la relación no está como a él le gustaría. Es el punto de partida para un viaje nostálgico por los recuerdos de la infancia.
La representación de este mundo en el juego es en forma de escenarios pequeñitos que flotan en el universo, dioramas tridimensionales que hay que mover o en torno a los que hay que moverse en busca de las monedas ocultas y de los animales perdidos. Los manipulas con un mando Move en cada mano, viéndolo desde arriba como un dios que lo decide todo, aunque también se puede jugar con un DualShock y moverlo con los sticks. A veces basta con apuntar con el cursor delicadamente, aunque en la mayor parte de los casos tienes que maniobrar como si de una caja de habilidad se tratara. Por ejemplo, para conseguir que se llene una tacita de tea o para lograr que un tren avance y llegue a su destino. Aquí nos ha recordado a Ghost Giant, pero más simple. También más corto, porque nos acabamos sus cinco niveles en una hora, más o menos.
Poquito rato, pero todo muy entretenido y también muy agradable gracias a su belleza. Esos pequeños personajes caminando por esos mundos mulliditos son una ternura, y los animalitos que te vas encontrando tienen sus propios efectos de sonido y personalidad, siempre apuntalando esa sensación de estar ante juguetes. Muchos proyectos de VR se decantan por espacios enormes y abiertos, como si sintieran que no haciéndolo así no aprovechan todo el potencial de este medio, pero The Curious Tale of the Stolen Pets demuestra que muchas veces se logra una inmersión mayor en los entornos pequeños y cerrados, como lo hacen Job Simulator o Astro Bot Rescue Mission. Además, permite jugar sentado, aunque venga bien levantarse de vez en cuando para explotar, y además apetece.
Nos ha parecido un producto fantástico, pero siguiendo con esa línea de honestidad de la que hemos fanfarroneando antes, también tenemos que decir que no nos hemos sentido el jugador objetivo. El nivel de dificultad está planteado más bien para niños y chavales, así que un adulto no lo vivirá con el asombro que estos podrían encontrar. Sin embargo, el enfoque nostálgico del tema sí es para personas más maduras, así que el destinatario nos queda en duda. Dicho esto, lo vemos como algo ideal para recién llegados a la Realidad Virtual, una experiencia de baja intensidad, muy agradable y cortita.