Análisis de Super Scribblenauts

Cuando se trata de inventar conceptos originales, muy a menudo el mérito corresponde a los mismos: Nintendo. La compañía de Kyoto está detrás de la mayoría de las ideas innovadoras del sector en los últimos cinco años. Hay casos, sin embargo, donde la originalidad viene de las llamadas compañías "terceras". Precisamente con Scribblenauts y ahora Super Scribblenauts, 5th Cell y Warner han entrado en el Olimpo de las grandes ideas.

Podría decirse que la idea básica de Scribblenauts es una máquina de Rube Goldberg en sentido inverso. Si la máquina de Goldberg utiliza un procedimiento de gran complejidad para completar una tarea sencilla, Scribblenauts utiliza un procedimiento sencillo pero de exagerada complejidad subyacente: crea lo que quieras simplemente escribiendo.

De esta forma, con Scribblenauts pudimos superar un acantilado generando un puente, calmar a un bulldog con una albóndiga o talar un árbol invocando un leñador. En Scribblenauts eras Dios, probablemente mucho más que en cualquier otro "god game". Pedid y se os dará.

Super Scribblenauts, en esencia, es la evolución natural del título original, limando las restricciones y deficiencias del primer juego. La principal diferencia es la introducción de adjetivos: el jugador puede crear un elemento (persona, animal) y asignarle una o más características. De este modo, lo que en Scribblenauts fue una manzana, en Super Scribblenauts puede convertirse en una manzana verde. O en una manzana verde envenenada. O incluso una manzana verde, venenosa, gigante y voladora.

El potencial del juego es, por lo tanto, infinito: cada palabra en el diccionario dentro del cartucho va acompañada de cientos de adjetivos disponibles, que multiplican las combinaciones a crear hasta miles de millones. La misma ilustración oficial del juego simboliza lo absurdo de la creación: Maxwell, nuestro héroe scirbblenauta, dentro de una extraña bañera. Una bañera con lunares y alas que se puede pilotar.

La mecánica del juego no ha cambiado prácticamente nada. Maxwell debe hacerse con la estrella Starite cumpliendo las condiciones especiales de cada nivel. Al comienzo de cada pantalla queda claro lo que debe hacer, y entonces habrá que dar rienda suelta a la imaginación para resolver el problema. Una estrella en la parte superior de un árbol se puede alcanzar con una escalera, pero nadie ha dicho que no puedas cortar el árbol con un hacha, sobrevolar la copa con un helicóptero... o montar un cerdo zombi volador.

Esta libertad ha llevado a los desarrolladores a incorporar el modo medallas, que obliga a los usuarios a jugar hasta tres veces el mismo nivel para conseguir la corona de oro. Esta decisión genera frustración en ciertas ocasiones, sobre todo en los niveles más complicados, donde las posibilidades creativas están limitadas. Las normas para la corona de oro, de hecho, no permiten crear dos objetos idénticos o usar la misma palabra dos veces en los tres intentos. Cuando el elemento en cuestión es un hombre y términos como niño o crío no funcionan, toca probar y probar para poder llegar al objetivo. No siempre tiene sentido en el juego.

La traducción, como pasó con el primer título, carece de algunos adjetivos de uso común. Antes hablamos de una bañera de lunares, pero tuvimos que utilizar "puntos" en lugar de "lunares" o siquiera "topos", ambos desconocidos para el diccionario. (N. del T: caso con el juego italiano, pues en español sí reconoce "lunares").

Por último, el título incluye un excelente editor de niveles que permite crear en un periquete un escenario repleto de personas y objetos y asignar una estructura de puzle a resolver. El proceso es sencillo e intuitivo, y por supuesto se pueden compartir los niveles generados con amigos, a través del Wi-Fi.

Suma al conjunto una página de objetos desbloqueables (en realidad hasta seis con simpatiquísimos iconos) y tendrás un vicio para los jugadores exigentes. Finalmente, además de los niveles habituales quedan los desafíos que requieren un uso particular de los términos, especialmente el uso creativo de los adjetivos.

Toda la acción de juego está presentada mediante el estilo visual Scribblenauts, sencillo e ingenioso, con un aspecto sonoro y un sistema de control adecuados, gracias en gran medida a la mejora del control de Maxwell con la cruceta digital.

Super Scribblenauts, al igual que su predecesor, es un título de altísima calidad. Divertido, adictivo e inteligente. Un juego que puede hacer más llevadera una cola de espera o acortar un viaje. Sólo para ver lo que pasa cuando invocas a Dios y la Muerte y se ponen a luchar merece la pena (pista: el Dios de Scribblenauts no es omnipotente).