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Análisis de Strider

El cíber-ninja de Capcom vuelve en formato digital. ¿Cuán atractiva es hoy su propuesta de antaño?

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Todos los indicios son de déjà vu. Por ahí corre un extraño musculitos vestido de azul, saltando por las azoteas y rebotando por las paredes. La seña de identidad de este ágil luchador es su bufanda, roja y de tres metros de larga, colgando al viento. También va armado con una espada, y domina a sus rivales con las técnicas de combate más letales. Debo admitir que al principio llegué a soñar con una interpretación futurista del Prince of Persia de 2008, con embarcarme en un nuevo viaje hasta el universo de los dioses en guerra Ormazd y Ahriman. Pero quizá me haya dejado llevar, pues por mucho que ambos héroes se parezcan, el ladrón persa y el cíber-ninja Hiryu tienen más bien poco en común. Aunque eso no sea siempre algo malo...

Strider es uno de los tan de moda 'remake' en HD del clásico juego arcade del mismo nombre lanzado en 1989. Si ya lo conoces, la historia es fácil de digerir. Hiryu es el más joven en graduarse en la organización Strider, y también la única esperanza que le queda al mundo. Nuestro objetivo por eliminar está bien protegido en la capital de Kazajistán. El Gran Maestro Oscuro Meio, venerado por sus seguidores como un dios, debe caer ante el filo nuestra cíber-hoja. Y naturalmente, antes que él todos los seguidores que se interpongan en nuestro despiadado camino de ninja.

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Por lo tanto, al más puro estilo 'side-scrolling' de toda la vida, vamos atravesando las diferentes áreas de la fortaleza 3D desde una perspectiva 2D, siempre dirigiéndonos hacia el siguiente punto de ruta. Aun así, Strider no cuenta una historia completamente lineal. Con la esperanza de encontrar diferentes mejoras, nos encontramos alejándonos regularmente del camino marcado y explorando las diversas posibilidades de manejar al ninja de nuevas formas.

Como suele ocurrir en el género, muchas de las habilidades se van liberando durante el transcurso del juego. Hiryu adquiere más adelante la capacidad de ir desarrollando las acciones de su espada con uno de cuatro movimientos especiales. Puedes devolver el fuego enemigo, equipar la hoja con acción explosiva o congelante, o simplemente emplear las hojas magnéticas. Y no acaba ahí la cosa. Los logros técnicos nos otorgan el don de la magia, y como debe hacer un ninja, también podemos lanzar kunai. Pero al tratarse de un juego moderno, las posibilidades de movimiento han cambiado un montón. De hecho, durante la aventura de casi cinco horas, aprendimos casi de todo; sólo nos faltaba volar. Este repertorio es del todo necesario para detener a Meios y sus lacayos.

Entre los oponentes aparecen incontables variaciones de soldados de a pie y hordas de robots de combate. Naturalmente cada uno de estos enemigos tiene sus puntos débiles, pero casi todo el tiempo necesitas haber avanzado lo suficiente como para poder eliminarlos con efectividad. Es particularmente complicado en esos lugares en los que Hiryu se encuentra bajo constante bombardeo. Algunos impactos hostiles llegan a romper la postura básica del asesino, con lo que se desploma brevemente. En su mayoría, estos atronadores ataques son tan ridículos y sincronizados que es imposible esquivarlos de forma más o menos controlada, lo que provoca una pérdida de vida sin sentido, a no ser que ocurra un milagro. Igual de letales son los numerosos peligros ambientales como el ácido o la lava, que se presentan en las zonas inferiores de la ciudad. Si no vas bien equipado, cada intento fallido termina en una muerte asegurada.

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Aunque todo esto suene verdaderamente diabólico, en realidad el nivel de dificultad es bastante trivial, pese a la historia del juego y el agobio de esos momentos. Durante el transcurso de la aventura no hay demasiados momentos injustos, y las oleadas de enemigos que aparecen aleatoriamente no son garantía de incremento de dificultad. Por regla general, Hiryu lidia con los malvados esbirros con relativa velocidad. Los desagradables jefes, por el contrario, son de otro calibre. Con muchas de estas bestias tenemos que aprendernos los patrones de ataque de memoria y mantener una actitud proactiva. Tras un ataque llega la inevitable fase de recuperación del rival, momento en el que toca la venganza. Aquí, normalmente, hay que usar las diferentes variaciones del ataque con espada. Cargando un ataque estándar, cuando sueltas el botón liberas un devastador golpazo. Este gesto rompe la mayoría de las defensas enemigas, infligiendo un daño enorme.

Si controlas al joven ninja con ganas y confianza, y olvidas sus altibajos, Strider te recompensa con unos cuantos momentos geniales. Al final, cuando el villano Meio yace ante ti y suena el tema principal del juego, deja la sensación de haber salvado el mundo. Strider es un buen título para jugar ocasionalmente, y nos han convencido sus detalles. Los nuevos gráficos cumplen y su mecánica de juego vuelve a ser atemporal. Quizá la banda sonora sea otro de los pequeños puntos negros, pues claramente se nota la corta duración de las piezas, pero quizá esto sea cuestión de gustos.

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07 Gamereactor España
7 / 10
+
Acción a toda velocidad. Innovadoras batallas contra jefes. Dificultad bastante bien medida. Muchas opciones de exploración.
-
No sobresale en el apartado técnico. Trama simplona sin giros. Algunos momentos ridículos. Tener que volver a patear áreas visitadas.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Stefan Briesenick

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