Hay muchos pecadores ahí fuera que tienen que confesarse y a los que se les tiene que castigar para que así se den cuenta de que sus crímenes moralmente deplorables han causado sufrimiento a otras personas. Ten por seguro que nuestro mesías "jigsaw" te estirará como si fueras de goma entre dos enormes discos de sierra, pero dejará que te escapes de este sangriento destino si comes hasta que tu estómago explote para detener el avance de estas sierras, o... te mueras. Te parten en dos, como si fueras un pepinillo indefenso.
Todos hemos visto la parte uno, la dos, la tres, la cuatro, la cinco, la seis, la siete, la ocho, incluso la nueve de la franquicia de Saw. También hay secuelas y otros gorefests, que convierten a esta serie de miedo que se niega a morir en un clásico de Halloween, o en un Viernes 13. En Saw X, que tiene lugar entre la primera y la segunda película (a pesar de que Jigsaw parece que tenga 90 años), el asesino en serie Kramer (Tobin Bell), busca una cura milagrosa para su tumor cerebral mortal y, en el transcurso, se encuentra con unos estafadores noruegos que ofrecen a pacientes de cáncer desesperados un nuevo tratamiento experimental descrito como un milagro, para así robarles sus ahorros.
Kramer se entera por un amigo en su grupo de debate del cáncer que el tratamiento noruego es incomparable y se dirige a México para que le extirpen el tumor. Una vez allí,
se encuentra con unos estafadores profesionales elegantemente vestidos que, en un solo día, le quitan los ahorros a Jigsaw y lo dejan drogado y en la cama de una habitación de hotel. Cuando se empieza a dar cuenta del engaño, llama a su cómplice Amanda, se hace con un almacén abandonado y secuestra a todos los involucrados para matarles con la ayuda de sus ingeniosas y mortíferas trampas.
Saw X es un intento genuino de conseguir que Kramer/Jigsaw sea más humano en vez de solo una voz oscura y misteriosa de una cinta grabada. Representa el sufrimiento por el cáncer con la cantidad exacta de empatía y con los intentos inocentes y desesperados por buscar una cura, al igual que la esperanza en que los métodos de los estafadores funcionen y le salven. El hecho de tener que matarlos a todos (o al menos ponerles trampas mortales) para enseñarles a los villanos una lección valiosa de moralidad, modales y etiqueta, es en sí un poco tonto y pomposo, pero también gracioso.
Personalmente, lo peor de las películas de Saw siempre me ha parecido que era la actuación, mientras que lo mejor siempre eran las trampas mortales absurdas y creativas. Parece pasar lo mismo con esta entrega. Tobin Bell haciendo el papel de Jigsaw es bastante malo. Seco, inexpresivo, con poca presencia, y el horrible cirujano plástico Shawnee Smith es tan malo como su compañera Amanda.
A las víctimas asesinadas en las trampas tampoco se les da muy bien actuar. A pesar de esto, las trampas me hicieron reír varias veces. Una de ellas aspira los ojos del supuesto neurocirujano si este no aprieta un botón que rompe los dedos de su "mano quirúrgica", mientras que otra obliga a una de las falsas enfermeras a serrar su propio fémur. Puede que sea una persona horrible, de hecho soy terrible, me he reído muchísimo con esta película y también me reí mucho con la anterior entrega de Saw que había visto. No es excepcionalmente buena, pero no está tan mal. El diseño de producción se basa en un verde sucio oscuro, mientras que la fotografía, la edición y la música son bastante normales. Realmente es lo que esperábamos de Saw, ni más ni menos.