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Ravenbound

Análisis de Ravenbound

Una propuesta refrescante dentro del género, pero que no termina de convencer.

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Ravenbound es la aventura más reciente de Systemic Reaction: un juego precioso de mundo abierto estilo roguelite que se basa en la mitología nórdica para hilar una serie de misiones tan atractivas como desafiantes. Está ambientado en Ávalt, donde los jugadores controlan a un avatar que deberá reunir el suficiente poder procedente de la raza sepultada de dioses (Ellri) para retar a la Traidora, una Ellri que dio la espalda a los suyos y extendió el odio por el mundo.

En mi opinión, lo mejor de Ravenbound es la historia, sobre la que se pueden ir aprendiendo más detalles gracias a los monumentos que el jugador va leyendo según avanza y al diálogo, que nos muestra que este avatar no es el primero que trata de derrotar a la Traidora (y probablemente tampoco el último).

La tierra de Ávalt es muy hermosa, aunque a veces puede parecer un poco repetitiva cuando atraviesas el mapa planeando en tu forma de cuervo. Hace falta algo de tiempo para acostumbrarse a manejar este modo de vuelo, pero resulta una forma de viaje muy eficaz. El problema es que no hay suficientes Torres del Cuervo en el mapa y las necesitas para poder surcar los cielos. También te dan la Garra de Cuervo para aportar más movilidad. Es una herramienta muy práctica y similar a un látigo que ayuda a tu avatar a balancearse por todas partes como si fuese un Spider-Man vikingo.

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El combate es vertiginoso y frenético y existe una gran variedad de enemigos contra los que te puedes poner a prueba. Algunos grupos de humanos corruptos permiten al jugador ser una especie de fuerza de la naturaleza y luchar a muerte contra los asaltantes. Otros enemigos más grandes y significativos retan al jugador con tácticas de ataque y huida que darán al avatar cuidadosamente creado un final rápido y permanente.

En cuanto a los elementos de estilo roguelite, el juego se basa en obtener una serie de cartas que influyen en la creación del personaje, las estadísticas del avatar y la eficacia en combate, además de añadir algunas habilidades pasivas. La evolución entre partidas puede parecer pequeña, pero sí existe, sobre todo cuando vas descubriendo los retos y recompensas de Ávalt de forma más directa y eficaz. Debido a estas características, Ravenbound es un juego en el que cada intento (o incluso cada partida completada) es completamente diferente al anterior y eso resulta verdaderamente divertido. En particular antes de derrotar a la Traidora, cuando tu objetivo principal es buscar la build ideal para tu estilo de juego e intentar conseguirla dolorosamente una y otra vez cuando tu mejor avatar ha sido derrotado, resulta una tarea divertida y frustrante a partes iguales.

Un elemento que destaca es el uso del maná, la moneda de cambio para poder utilizar las cartas. Para algunas builds desafortunadas, parece que el maná es extremadamente escaso y puede dejar al jugador con una build planeada muy interesante pero sin ningún modo de lograr ponerla en práctica. Algunas opciones del personaje antes de comenzar a jugar resultan inmensamente mejores que otras. Eso empuja a los jugadores a realizar encuentros de combate poco recomendables para lograr abrir cofres llenos de odio (subiendo así su propia barra de odio) para lograr avanzar. Esto puede ser una espada de doble filo.

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Debo decir que detesto la mecánica del odio, aunque sea muy apropiada en cuanto a la temática del juego. El odio crece cuando abres cofres llenos de él, que en realidad deberían ser recompensas por haber finalizado combates con éxito, y permanece hasta que se limpia mediante acciones como completar una tumba. La cosa es que es ridículamente difícil deshacerse de él. El odio empeora las manos de cartas que recibes y fortalece a los enemigos: la pesadilla de la creatividad. Supongo que está hecho así para llevar al jugador a planear todo con cuidado y crear una build específica para evitar el odio, pero es complicado hacer esto en un juego en el que el equipo obtenido es aleatorio. Debería haber más facilidades para buscar mejores cartas, ya que resulta muy raro que te penalicen por hacerlo.

Además, esto va de la mano con un problema todavía mayor: el mundo de Ravenbound es demasiado abierto y libre. Aparte de la historia principal, el jugador puede decidir cómo quiere realizar las misiones y derrotar a los enemigos para obtener más poder. Esto puede parecer atractivo al inicio, pero el universo de Ávalt puede acabar resultando caótico y arrollador cuando estás luchando por obtener mejores objetos, pero el odio de tu avatar está completamente fuera de control.

En general, Ravenbound es un juego divertido y una propuesta innovadora (pero no extrema) dentro del género de acción hack and slash. Su mundo abierto es precioso y con un universo e historia amplios, el combate es rápido como el rayo y sus elementos de estilo roguelite, aunque no sean perfectos, tienen bastante potencial.

06 Gamereactor España
6 / 10
+
Mundo atrayente, inspirado en el folclore escandinavo. Combate trepidante. Interesante sistema basado en cartas.
-
Dura mecánica de odio. Falta de dirección en la progresión del juego. Dependencia del maná, que es muy escaso.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Samuel Lakin

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