Trabajo en equipo ¿Estás buscando un motivo por el que comprar Rainbow Six: Siege en vez de cualquiera de los tantos y tantos shooters que hay? Pues es esa. Mientras que otros como Call of Duty, Halo 5 o Star Wars Battlefront se centran en premiar las bajas y las asistencias con mejor equipamiento, el juego de Ubisoft gira en torno a la cooperación y la estrategia conjunta. Tened una cosa clara, aquí un equipo coordinado va a ganar siempre a uno repleto de buenos jugadores que no sean capaces de trabajar juntos.
Empecemos por el principio. Antes de poder meterte al multijugador tienes que llegar al nivel 5, algo que se puede conseguir completando las misiones de una especie de modo campaña que sirve de tutorial, o en el modo Caza del terrorista. La primera parte te lleva por nueve niveles y te obliga a ir probando todos los personajes para conocer las habilidades de cada uno y qué pueden dar de sí. Por ejemplo, hay uno repleto de bombas en el que controlas a IQ y utilizan su dispositivo especial Detector de Electrónica para señalizarlas y eliminarlas con la pistola antes de pasar por encima de ellas. Puede ser un mero tutorial, pero está muy bien hecho.
Caza del terrorista es la otra opción que está desbloqueada desde el primer momento. Se puede jugar solo o en multijugador online de hasta cuatro personas, y tanto en el puesto de atacante como de defensor. En el primer caso hay que penetrar en un edificio y acabar con los 24 oponentes que controla la máquina, salvar a un rehén o desarmar una bomba. Y en el segundo hay que hacer todo lo contrario, mantener la zona. Aunque se puede probar en solitario, nosotros no lo recomendamos, ni tampoco entre dos, porque en nuestros intentos no hemos conseguido acabar más que con un puñado de rivales y nos hemos visto superados siempre. Por tanto, se puede decir que Rainbow Six: Siege no tiene mucho recorrido estando solo y, como ya les pasa a otros del tipo de Titanfall y Star Wars Battlefront, el peso está en el que halla más gente en la partida.
No es una crítica porque la decisión de Ubisoft Montreal de centrar todos sus recursos ha dado lugar a un shooter multijugador muy bueno. La caza del terrorista aburre en unas horas, a pesar de que tiene una IA trabajada y agresiva, a no ser que te guste mucho enfrentarte a hordas. Por eso es raro volver atrás una vez que pruebas los modos multijugador. La división entre atacantes y defensores también se aplica aquí, del mismo modo que los objetivos siguen girando en torno a rehenes y bombas. Además, los equipos deben ser de cinco contra cinco en general y las excepciones van a parte y no suman puntos de experiencia. Los primeros tienen una pequeña ventaja, la posibilidad de echar un vistazo rápido al mapa con un dron justo antes de que empiece la acción. Mientras tanto, los segundos tiene la opción de colocar trampas y de buscar la mejor ubicación para el rehén, y además pueden destruir los drones que consigan ver.
En el disco vienen 11 mapas, pero Ubi ha prometido que irá ampliando la cantidad a coste cero. Pero lo que realmente hace que cambien las cosas no son los escenarios sino los personajes que escoge cada jugador y la capacidad para complementarse bien. Por ejemplo, en el equipo atacante puedes tener un Sledge abriendo boquetes en las paredes seguido de un IQ en busca de trampas. A continuación un Fuze se puede colar en primer lugar aprovechando su escudo mientras Glaz protege el avance con su rifle con mira telescópica. En total hay 10 clases por grupo que van a dar mucho meta-juego, y en la web oficial del juego viene una descripción en castellano de cada uno de ellos y varias guías para poder sacar el partido, con consejos de cómo combinar unos y otros.
Sin embargo, el multijugador también tiene sus puntos débiles. Por ejemplo, no hay demasiada diferencia entre los objetivos, porque ya sea para salvar al rehén o para desmantelar la bomba el comportamiento de cada equipo es el mismo. Al final, en la mayoría de las partidas todo acaba como un tiroteo del que resulta ganador el equipo que acaban antes con el otro, propiciado especialmente si los atacantes van con ganas de guerra. La gente se acaba dando cuenta de que es más fácil matar a todos los rivales que ir por ahí correteando indefenso con alguien a cuestas o que estar unos segundos parado mientras se desactiva la bomba.
Técnicamente hay diferencias entre los modos de juego. El multijugador va mucho más fluido, a 60 fps y sin caída apreciables, mientras que la caza del terrorista se queda en 30 fps para permitir ese mayor número de personajes en la escena al mismo tiempo. Por cierto, que encontramos un fallo que se repetía bastantes veces, y es que el dron de los atacantes se caía y se rompía sin más. No es que fuera un gran problema, porque la partida fluye igual, pero ya pierde uno de los elementos diseñados para equilibrar el duelo. Y ya hay un motivo para lanzar un parche. Es la única deficiencia que hemos encontrado en todas las horas de juego.
En cuanto a los mapas, los 11 son sorprendentemente pequeños, pero están repletos de detalles de decoración y de elementos destructibles. No siempre está tan clara la diferencia entre unos y otros, algo que es especialmente frustrante con las paredes porque solo se pueden hacer agujeros en puntos determinado que, al fin y al cabo, habrá que aprenderse. Después de todo esto no va de crear un estropicio sino de encontrar puntos débiles y aprovecharlos con buena una buena táctica y mucha coordinación.
Por eso mismo es imprescindible que haya comunicación, no se puede jugar en silencio. Siempre que jugamos sin hablar acabamos perdiendo, siempre. Si en frente hay un equipo coordinado y el tuyo no lo está, Rainbow Six: Siege pierde todo el sentido. Al fin y al cabo, el título ofrece un sistema de recompensas basado en la valoración de estos elementos y no en otros como el número de muertes.
Concluyendo, estamos ante un juego que no tiene demasiados modos, sino que ofrece calidad sobre cantidad. Los modos individuales sirven para aprender y para pasarlo bien durante unas horas, pero donde brilla es en el multijugador competitivo. Cuando te toca defender estás completamente en tensión, cuando te toca atacar es imposible que te aburras. Con ese contenido limitado es fácil que tengas la sensación de que ya lo has visto todo muy pronto, pero ni esto ni la falta de una campaña de verdad restan valor a lo que realmente es: el shooter de la gente que se para a pensar, para quienes aprecian una estrategia bien ejecutada y no ser el que más tiros en la cabeza logre. Rainbox Six: Siege trae de vuelta a la franquicia sin mirar a los demás y con ganas de mostrar personalidad propia. Y por eso nos ha dejado tan contentos.