A pesar de ser originalmente una querida serie de novelas de fantasía y de convertirse más adelante en una de las series de RPG más aclamadas y populares en el mundo de los videojuegos, The Witcher ha tenido dificultades para ganarse un lugar igualmente aclamado en el ámbito del cine y la televisión. La serie de live action de Netflix ha estado plagada de problemas, tantos que incluso Henry Cavill decidió abandonar el papel de Geralt de Rivia y, en su lugar, Liam Hemsworth tomó el relevo para las próximas temporadas finales. El spinoff El origen de la sangre no fue bien recibido en absoluto y provocó una avalancha de conflictos y frustración en la comunidad, mientras que la animación The Witcher: La pesadilla del lobo funcionó bien, aunque pasó un tanto desapercibida, y se centró en el atractivo Vesemir en vez de en el Lobo Blanco, a quien los fans quieren ver en primer plano. Este turbulento pasado me ha llevado a mantenerme un poco escéptico sobre The Witcher: Sirenas de las profundidades, otro intento de animación que, esta vez, no solo gira en torno a Geralt, sino que también pretende adaptar una historia conocida.
Mientras que la serie de acción real se centra en su mayoría en los libros principales (y en algunos de los relatos de El último deseo), esta película de anime explora en profundidad el cuento Un pequeño sacrificio que aparece en La espada del destino. Se trata de una fábula que, en su forma escrita, abarca apenas 60 páginas y relata cómo Geralt y Dandelion (Jaskier, en este caso) visitan una ciudad costera y se les encomienda la tarea de evitar que los monstruos marinos asesinen a los marineros. Todo parece ser bastante sencillo hasta que se disipa el velo del engaño, revelando que hay razones más profundas y fuerzas ocultas que están avivando un conflicto que el Brujo ahora intenta impedir.
La historia principal funciona correctamente, pero del mismo modo que ocurre con la adaptación de acción real, se toman algunas libertades con la trama que a menudo hacen que los seguidores más fieles se queden perplejos. Estas libertades por lo general no han logrado convencer a los fans en el mundo del live action, así que me deja algo desconcertado y confuso el hecho de que los creadores hayan sentido la necesidad de cambiar la historia aquí también, sobre todo porque en este caso no se trata de una temporada de seis episodios o incluso de un gran éxito cinematográfico de 150 minutos. Aquí estamos hablando de una animación de 90 minutos compacta que no necesita añadidos innecesarios ni tonterías para poder llegar a entretener. Pero bueno, es lo que hay, así estamos con The Witcher de Netflix últimamente, no queda de otra que seguir adelante.
Además de la trama, la cual es un tanto difícil de digerir, la narrativa, los diálogos y el ritmo son, por regla general, bastante buenos. Para ser una película de 90 minutos, no te aburrirás ni perderás el interés, ya que hay un equilibrio entre la fuerte intriga política y los diálogos cargado de fluidez, así como emocionantes momentos de acción matando monstruos, perfecto para toda clase de fans de The Witcher. Esta historia no se extiende más de lo necesario y se siente auténticamente The Witcher, se hacen un montón de referencias y de guiños al vasto mundo de fantasía que Netflix ha estado construyendo dentro de esta franquicia.
En este sentido, hay algunos nombres que regresan vinculados al proyecto. Anya Chalotra hace una breve aparición como Yennefer de Vengerberg y Joey Batey vuelve a brillar como Jaskier. Debido a la marcha de Cavill y al inminente debut de Hemsworth como Geralt, los creadores, por suerte, han optado por una dirección que cautivará a los amantes de los juegos de rol de CD Projekt Red, puesto que Doug Cockle vuelve a dar su característico tono ronco a Geralt, ofreciendo lo que probablemente sea la mejor versión televisiva o cinematográfica del personaje hasta la fecha. Este Geralt posee todas las complejidades y dinámicas que nos encantan de su personaje y, siendo sinceros, creo podría pasarme horas y hora escuchando a Cockle poniéndole voz al famoso Brujo sin hartarme ni decepcionarme. ¿Qué si habla Geralt demasiado en Sirenas de las profundidades? Tal vez un pelín, pero es el protagonista adecuado y es lo único que importa.
Lo que menos me agrada son otras actuaciones. Christina Wren pone vida al personaje de Essi Daven (alias Ojo Pequeño) con una interpretación un poco confusa a mi parecer. La actriz americana le da a Essi una especie de acento londinense que no suena bien de ninguna manera. Puede que suene pedante decirlo, pero cuando el personaje abre la boca, hay algo que no cuadra a pesar de que el diálogo en sí esté bien escrito. Además, aunque los villanos cumplen su función y encajan en el estilo tradicional de The Witcher, en el que los humanos suelen ser los mayores monstruos del mundo, la villana sirena, que parece imitar a Úrsula de La Sirenita, incluso con su breve número musical, tampoco termina de gustarme del todo.
En cuanto a lo que animación se refiere, Sirenas de las profundidades se ve bien y, en su gran mayoría, ofrece una gran calidad visual. Sin embargo, las escenas de lucha, entrecortadas y extrañas, basadas en CG, sí que es verdad que desmerecen un poco, ya que no resultan tan carismáticas ni vívidas como las partes más lentas de la historia en las que se utiliza una dirección artística tradicional.
Pero, en general, The Witcher: Sirenas de las profundidades destaca como una de las mejores producciones de The Witcher de Netflix. Si bien está lejos de ser la clase magistral que impartió CD Projekt en 2015 o las novelas de Andrzej Sapkowski, es bastante mejor que las series de acción real y, en todo caso, un poco más convincente que La pesadilla del lobo. Se te gusta The Witcher, vas a disfrutar de esto también, incluso si la mejor razón para pararte a verla sea el Geralt de Cockle.