Opinión: deberíamos estar pidiendo reboots en vez de remakes

En los últimos años, ha habido un gran aumento en el número de remakes que se han sacado/están desarrollando en los estudios de videojuegos de todo el mundo. Es verdad que antes las remasterizaciones estaban de moda, pero hoy en día la industria básicamente consiste en coger un producto antiguo y volver a hacerlo de cero con la tecnología y los estándares modernos. Cuando empezó esta tendencia, resultó ser un cambio de ritmo interesante, debido a que ofrecía a los fans la posibilidad de revivir experiencias emblemáticas del pasado como si fuesen nuevas entregas. Sin embargo, ahora en 2023 los remakes parecen salir hasta de las piedras en todo tipo de franquicias extrañas e inesperadas.

Elúltimo en llegar ha sido Dead Space Remake, sin duda una impresionante mejora (como menciono en el análisis) de un título de terror y supervivencia ya de por sí fantástico. Entre las mejoras gráficas y visuales, los perfiles de audio terroríficos y el nuevo diseño de la nave USG Ishimura, (que ya no está dividida en niveles individuales), hay un montón de cosas por las que estar emocionados con él. Pero esto no cambia el hecho de que todavía no me convence del todo la idea de los remakes y, por tanto, la de las remasterizaciones.

No es que no entienda por qué se hacen remakes hoy en día. A diferencia de las películas y las series, cuyo contenido tiende a trascender en el tiempo y permanecen accesibles durante años, o incluso décadas después de la fecha original de su lanzamiento, los juegos suelen estar limitados por su hardware, que generalmente se vuelve más difícil de conseguir, en el caso de las plataformas más antiguas, a medida que pasan los años. Esto supone que algunos de los juegos que entonces alabamos por su brillantez ahora son inaccesibles o muy difíciles de jugar. De ahí la oleada de remasterizaciones y remakes que han traído los juegos antiguos a los dispositivos modernos, aun así esto no hace que no me sienta algo menos emocionado cuando veo que sale un anuncio de un remake.

Esto se debe al hecho de que a menudo los juegos no suelen esperar tanto tiempo antes de que haya un remake. Una película puede permanecer viva durante décadas (a no ser que sea de Disney) y muchas veces, cuando se rehace una película, se trata de una adaptación ligeramente diferente al material original, algo que le da un giro lo suficientemente único como para que brille por sí misma y permita que el original siga brillando. Un ejemplo claro de esto son las innumerables versiones de Ha nacido una estrella. Por otro lado, los videojuegos tienden a ser lo más parecidos posible al producto original para así ofrecer el máximo grado de autenticidad. Sin embargo, hay remakes en el mundo de los videojuegos que llegan con tan poco margen de tiempo que uno sigue teniendo una imagen muy clara del original en la mente, tan clara que empiezas a preguntarte por qué era necesario un remake. Un buen ejemplo de esto es The Last of Us: Parte I.

Da la sensación de que hay razones por un tubo por las que Naughty Dog ha decidido revisar su emblemático juego de acción y aventura y darle una nueva y brillante capa de pintura, ya sea porque tienen a su disposición un motor mejor, porque se va a estrenar pronto la edición para PC o incluso por el estreno de la serie de HBO. No obstante, ninguna de estas razones justifica la reventa de un juego que se puede comprar por una quinta parte del precio actual, sobre todo porque, en la práctica, el título sigue siendo el mismo que los fans han experimentado varias veces antes con su lanzamiento y más tarde con su remasterización.

Sin embargo, hay que darle el mérito a Naughty Dog por ofrecer un juego que se ve y que da la sensación de ser realmente moderno en todos los aspectos, algo que no ocurre siempre con los remakes en otros sectores de la industria. Tomemos como ejemplo el caso de los remakes de Destroy All Humans: las obras originales son difíciles de conseguir hoy en día, así que la idea del remake se recibió con brazos abiertos, pero lo que obtuvimos fue un juego de los años 2000 al que sencillamente se le había dado un repaso gráfico y de rendimiento, y poco más. La fórmula de las misiones y los pequeños niveles de mundo abierto parecían muy anticuados y mundanos, y todo esto se tradujo en una experiencia que me hizo querer que el estudio no hubiese rehecho el título, sino que hubiese hecho un reboot de la franquicia.

Y esto me lleva al motivo de esta chapa. Creo que ha llegado el momento de que los estudios empiecen a arriesgarse con sus IP más antiguas. De que dejemos que estos juegos antiguos pasen a la historia como recuerdos legendarios y brillantes, y después imaginemos la propiedad intelectual como algo nuevo para dar a los fans una nueva forma de experimentar esos conceptos que hicieron que yo, y sin duda, muchos otros nos enamorásemos de jugar a videojuegos cuando éramos más pequeños. La serie de Destroy All Humans habría sido una buena candidata para hacer esto, y bueno, ¿por qué no Dead Space también? No me malinterpretéis, algunos juegos no encajarían para esto, al menos no hasta dentro de unos años, como The Last of Us, debido a que se están expandiendo actualmente, pero para estas franquicias antiguas que llevan tiempo muertas o inactivas, un reboot parece ser un concepto mucho más emocionante que un remake predecible.

Una de mis series de juegos favoritas de la década de 2010 fueron los trabajos de Tomb Raider, de Crystal Dynamics, porque tuvimos la oportunidad de vivir una serie de aventuras repletas de acción y emocionantes con la archiconocida Lara Croft, pero no era una aventura que hubiésemos visto antes, sino algo nuevo y divertido, y esto para mí es un gran ejemplo de lo que pueden ser los reboots cuando se llevan con cuidado y con orgullo. Así que, ¿por qué no tiramos hacia algo de este estilo? Vamos (como comunidad de jugadores de videojuegos) a dejar de juzgar a la primera cuando un lanzamiento no se adapta exactamente igual a lo que ya recordamos y vamos a empezar a fomentar nuevas experiencias con las franquicias que todos conocemos y amamos. Puede que haya sorpresas.