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No Man's Sky

No Man's Sky - pre-análisis

Magnus ha pasado ya unas cuantas horas perdido en el espacio. El cielo no es de nadie y ese tiempo nunca es suficiente... pero tampoco disponemos de una eternidad.

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A causa de una gran actualización de los aspectos técnicos que se activa mañana 10 de agosto, día de lanzamiento, el texto a continuación no es un análisis de No Man's Sky completo (algo así es literalmente imposible a estas alturas), sino una pieza de impresiones sobre nuestras primeras horas con el juego. O, si lo prefieres, la impresión final que vamos a compartir a modo orientativo antes de ese análisis y otros artículos y guías, para compartir la experiencia que hemos vivido. El juego es gigantesco, casi inabarcable, y profundo, y por lo tanto queremos pasar muchas más horas en su universo antes de evaluarlo en su totalidad.

La eternidad o el infinito son conceptos incomprensibles. La simple idea del paso del tiempo puede ser complicada de entender, de modo que es completamente natural que a la psique humana le cueste sudor y lágrimas asumir el concepto de la eternidad, del infinito en el espacio. Científicos de todo el mundo han llegado a recibir amenazas de muerte durante siglos por el simple acto de atreverse a sugerir que el universo no tiene principio ni fin. Que en algún lugar, ahí fuera, entre las estrellas, existen otras reglas más allá de las que nos rigen aquí abajo en la Tierra, y que en ese lugar la eternidad es real.

Por esto No Man's Sky es un proyecto tan controvertido, y lo lleva siendo desde aquella primera presentación tan humilde en los The Game Awards de 2013, cuando la obra dejó de llamarse Project Skyscraper. Allí vimos al principal arquitecto de este universo, Sean Murray, asegurando visiblemente nervioso que "hemos creado un universo infinito. Miles de millones de planetas, y puedes explorarlos todos y cada uno". El presentador, el popular Geoff Keighley, se rió y luego puso los ojos en blanco en el típico gesto de "sí, claro". Este ha sido un proyecto complicado de entender desde su concepción.

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Desde aquel día nadie ha sido capaz de comprender realmente de qué va y cómo funciona No Man's Sky, y por tanto el juego ha sido el centro de todo tipo de elogios, críticas, debates y sobre todo interrogantes. ¿Qué se supone que hay que hacer en el juego? ¿Hacia dónde te debes dirigir? ¿Qué puedes hacer en los planetas? ¿Y con qué motivación? ¿Qué sentido tiene?

El universo (en realidad compuesto por una única gran galaxia) de generación automática (que no completamente aleatoria) de No Man's Sky emplea un motor especial para crear estos miles de millones de planetas (no es que sea infinito literalmente), cada uno con su flora, fauna y diseño visual únicos, y responden a todas las preguntas del párrafo anterior con una misma respuesta muy clara: qué más da. La idea es que experimentes la sensación de infinito entre las estrellas, que sientas el peso de un universo descomunal sobre tus hombros. Hasta la fecha, ningún videojuego ha intentado siquiera transmitir estas sensaciones, nunca hasta ahora se ha recreado con tanto acierto la inmensidad del espacio exterior. Hay mecánicas y dinámicas de juego, sí, pero NMS va de descubrir la sensación universal en el sentido más literal.

Todo empieza contigo, con ese cielo que es de todos y no es de nadie, y con una nave espacial. Un objetivo principal: llegar al centro del universo (de esa gran galaxia). Como la montaña en el desierto de Journey, te sientes atraído por alguna fuerza hacia ese destino. Sobre ti, en el cielo, esperan cientos de experiencias únicas y diferentes entre sí, y si quieres prepararte para el viaje hacia el centro del universo, primero deberás explorar las capas exteriores.

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En este punto No Man's Sky te abre los ojos de par en par. Arranca con un Tour de Force a través del vasto universo mostrándote incontables planetas como pequeños destellos de luz en el eterno polvo espacial. Vuelas a una velocidad vertiginosa a través del espacio hasta que tu personaje por fin abre los ojos. No voy a destripar demasiado de estas escenas, pero resulta que tu nave se ha estrellado y antes de que puedas acceder al espacio infinito debes repararla. Aquí te presentan el sistema de 'crafteo' o fabricación, te enseñan cómo funcionan las tareas y cómo puedes conseguir nuevos recursos. Todos estos primeros pasos van bastante rápido y poco después el juego te suelta de la mano y te quita los ruedines. De ahora en adelante tú mismo deberás planificar tu viaje hasta el núcleo por tu cuenta y riesgo, a tu manera, con total libertad.

Sean Murray, principal mente creativa detrás del proyecto, descubrió su fuente de inspiración a nivel visual: las novelas de ciencia ficción de los años 70 y 80. La paleta de colores es pálida, las criaturas son extrañas y algo deformes, el look es del todo romántico... sin duda es algo muy diferente a otros entornos espaciales tan usados (y no por ello peores) como los oscuros pasillos de la estación espacial Sevastopol en el universo Alien. Esto es simplemente un cambio agradable y bienvenido que hay que agradecer a Hello Games. Demasiadas películas y juegos basan su ambientación en el suspense realista de tonos grises y oscuros, dejando a un lado el placer del descubrimiento o las sorpresas que te esperan si no todo bicho viviente quisiera acabar contigo. En lugar de eso, No Man's Sky apuesta por el color por encima de todo, por un conjunto visual que salta a la vista e impregna tu salón al instante y constantemente. El realismo crudo queda reemplazado por un caos cromático que consigue que aterrizar en un nuevo planeta sea aún más emocionante, y que estimula el deseo de conocer nuevas formas de vida. NMS cuenta con los preciosos detalles visuales necesarios para capturar y mantener el interés de los jugadores, y esta es una de las claves por las que podemos confirmar que alcanza algunas de sus ambiciosas metas.

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Pero la enorme variedad y la presentación exuberante tienen un precio, y eso se nota de vez en cuando. Por mucho que colores, animales, flora y en general la apabullante diversidad de los planetas resulten realmente impresionantes, el juego no siempre consigue cargar en pantalla todos los detalles a tiempo. Cantidad de objetos y componentes del paisaje se cargan solo en parte, y en más de dos ocasiones nos hemos topado con una pared invisible porque el decorado aún no estaba listo. Esto también se notaba en muchos de los tráileres pre-lanzamiento, pero ahora lamentamos que siga así en el juego final. Es una molestia a la que te acostumbras rápido para poder contemplar las criaturas, plantas y otros elementos que componen cada mundo y que te rodean como jugador en todo momento. Quizá puedas pensar que el campo de visión limitado evita que puedas disfrutar del planeta por completo, pero la simulación es tan rica en detalles que al instante resulta innecesario otear más allá del horizonte. Hay más que de sobra a tu alrededor.

De hecho, constantemente tienes la sensación de que cada parte individual que conforma el juego aporta para mantener y estimular el placer de la exploración, el disfrute de planear por la infinidad, hambriento de nuevas experiencias en el espacio inexplorado, y aquí es donde los gráficos no rayan al mismo nivel. La música la produce el grupo 65daysofstatic, y ya conocerás el estilo de sobra con que hayas visto un sólo tráiler del juego. Por supuesto, en línea con el resto del trabajo, no se trata simplemente de una docena de temas que suenan aleatoriamente mientras juegas, sino de unas extensas y profundas piezas musicales que te van acompañando en secuencia y armonía del mismo modo que lo haría una sinfonía en otros juegos o películas. La diferencia es que aquí la banda de músicos tiene la destreza necesaria para generar un espacio sonoro más 'vivo' que la mayoría de bandas sonoras tradicionales basadas en las cuerdas de toda la vida. Si decides empezar una guerra espacial contra una flota de mercaderes, los sonidos indie psicodélicos pero controlados aumentan su intensidad, potenciando unas batallas realmente épicas.

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En general, el conjunto es bastante abrumador. Es asombroso ver cómo un motor virtual es capaz de hacer el doble trabajo de, por un lado, generar millones de planetas, animales, plantas, colores y muchísimas cosas más, pero por el otro manteniendo una preciosa visión artística. Rara vez te sumerges en un juego en el que el aspecto técnico sea tan admirable como la forma en que resplandece la belleza artística a través de los gráficos y el sonido. No Man's Sky no sólo consigue crear un universo infinito, sino que logra que ese universo sea precioso y rabiosamente interesante. No tengo problemas en admitir ya a estas alturas, sin llegar a las 10 horas de juego y sin la actualización de mañana, que por mucho que NMS no proponga un objetivo claro, la exploración sería suficiente por sí misma para justificar todo el proyecto.

Pero, con todo, también existe algo de estructura en todo este caos inabarcable. Hay misiones, y cosas que hacer en estos planetas. No sabemos si esas estructuras están presentes porque muchos jugadores se quejaron de su ausencia en los últimos vídeos, pero No Man's Sky te permite de igual modo navegar con completa libertad, sin llevarte de la mano. Siempre tendrás que comprar mejoras y arreglos, y vencer en las batallas, pero esta estructura no es un componente tan integrado en el juego como cabría esperar, o como acostumbran otros tantos. Algunos planetas presentan una atmósfera increíblemente destructiva, mares de aguas venenosas o temperaturas demasiado altas como para llegar a considerar la exploración antes de poner a punto la nave y la equipación. En curva creciente de dificultad, la hostilidad ambiental de los planetas va ambientando según te aproximas al centro del universo (temperaturas y otras condiciones meteorológicas adversas, la ferocidad de los animales salvajes...).

Por el camino es probable y deseable (como nos ha ocurrido a nosotros) que te distraigas una y otra vez con todo tipo de despistes, ya estén ligados a la belleza anteriormente descrita o a los sistemas añadidos a la dinámica de juego. En los distintos planetas puedes aprender nuevos idiomas, comerciar con nuevos recursos o comprar nuevas mejoras para tu nave, pero lo mejor del juego es todo lo que ocurre entre y fuera de las cosas que te pide que hagas. Demasiados juegos hoy en día permiten que estas estructuras dicten la experiencia de juego con un guión más o menos claro. Algunos miden la calidad y longevidad de un juego en base a cuántas misiones hay que completar, cuántas actualizaciones hay que aplicar o cuántas horas de juego hacen falta para llegar al final. No Man's Sky va de no completar las tareas que te plantea el juego, de perderse en el espacio infinito, salir volando por ahí sin un objetivo claro y simplemente explorar su grandeza. Es su mayor fortaleza y probablemente la faceta que reciba más críticas.

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Lo que sí podemos criticar tras estas horas de juego es que los controles deberían ser más intuitivos y funcionar con mayor precisión. A veces tanto tu movimiento como el de la cámara resultan demasiado pesados, y en otras ocasiones tan ligeros como una pluma. La partida puede cambiar entre estas dos respuestas a cada rato. Cada jugador preferirá un punto entre los dos extremos, pero lo que es evidente es que el sistema de control no es lo más cuidado del juego. Y es una pena, porque querrás moverte sin preocupaciones por el universo.

No Man's Sky es una obra muy complicada de tratar y especialmente difícil de analizar y valorar. El juego no funciona como otros; ofrece algo diferente, algo nuevo, algo auténtico. Tiene sus sistemas, estructuras y misiones para completar, y por mucho que no sea posible completarlo en 30 horas, quizá sea posible hacerlo "rápidamente", como te dirá algún youtuber. Pero el quid de la cuestión es que No Man's Sky plantea muchas más cosas que descubrir el misterio que te espera en el centro del universo. La esencia está en el viaje y en la experiencia, y al estilo de Journey, Gone Home o el reciente Abzû, esto va de conocer tu respuesta personal ante el universo infinito. Ahí es donde No Man's Sky brilla con los rayos de un millar de soles. El aspecto técnico necesita un repaso (veremos con esa actualización de lanzamiento), pero por ahora creemos que NMS consigue estar a la altura de justo lo que prometió Sean Murray cuando lo presentó hace cuatro años: es un universo infinito, y a no ser que la cosa se estropee conforme te acerques a su núcleo, se trata ya de uno de los juegos más especiales de los últimos años. Nunca algo tan vacío e inabarcable como el infinito había sido tan intrigante.

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Las criaturas de No Man's Sky no tienen nada de aleatorio. La fauna local se corresponde con los ecosistemas y las condiciones climáticas de cada planeta (a su vez dependientes de otros factores como el tamaño del planeta, su velocidad de rotación o su distancia a un sol), más hostiles cuanto más te aproximas al núcleo del universo. Un pelaje de mayor abrigo en climas fríos, un mayor número de mamíferos en planetas con un tiempo más amable...

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