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Nioh

Análisis de Nioh

Team Ninja nos lleva al Japón feudal para luchar contra demonios y espadachines en una aventura a prueba de valientes.

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Vivimos rodeados de contrastes, de contradicciones que conforman nuestro día a día. ¿Hoy me pongo la camiseta marrón o la roja? ¿Café o té? ¿Metro o autobús? En ocasiones la elección es necesaria, en otras responde más al momento y a las apetencias de cada uno. Sin embargo, el problema llega cuando la alternativa no existe porque queda ninguneada por la presión popular. Lords of the Fallen sufrió ese destino por usar un sistema de combate calcado de Dark Souls y, en cierta forma, fue fijarse en el exitoso título de From Software lo que lo condenó al ostracismo. Con Nioh reconozco que temía que ocurriese algo parecido.

Si bien es cierto que Yosuke Hayashi, director del juego, nos explicaba en exclusiva que son más las diferencias que las similitudes con Dark Souls, es innegable que la conexión con la obra es inmediata y el respeto, dicho sea de paso, inmenso. Cuando el desarrollo comenzó en 2004, Koei Tecmo no tenía claro su enfoque y como consecuencia dio continuos tumbos hasta que el Team Ninja se puso al frente del proyecto en 2012. De su concepto inicial queda poco en el juego que llega a las tiendas y solo se conservó la idea de un protagonista samurái rubio de ojos azules que proviene de occidente. Sin embargo, son esas pruebas de concepto de lo que pudo ser y no fue las que han definido a Nioh como un título tan sólido como efectivo. Tras varias versiones alfa en las que mis sensaciones no eran del todo favorables, el resultado final es el perfecto ejemplo de un equipo que ha sabido escuchar a los jugadores. Lo diré de otra forma: Con Nioh creo en las segundas oportunidades.

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La historia nos sitúa en una trama fantástica pero contextualizada en sucesos históricos que ocurrieron en el siglo XVI cuando España con su malograda Armada Invencible planeaba invadir Inglaterra. El matiz diferenciador que introduce Nioh es una fuente de energía de poderes inimaginables llamada Amrita y por la que todos están dispuestos a matar. Es así como William, un pirata británico, desembarca en Japón al principio del juego y se ve envuelto en medio de una guerra donde entran en juego criaturas sobrenaturales conocidas como Yokai.

La presencia argumental en Nioh se manifiesta desde el primer minuto y si bien su narrativa no está tan lograda como en otros juegos que quizás se apoyan más en este apartado, es la primera de las muchas pruebas fehacientes de que esto no pretende ser un sucedáneo de Dark Souls. Todo se cuenta mediante vídeos y escuetas escenas que saltan cuando irrumpen ciertos personajes o enfrentamientos contra jefes finales. El equilibrio entre mecánicas de juego e historia es realmente efectivo y actúa como un recurso coherente para explicar las distintas localizaciones que recorremos sin que se perciba como una excusa artificial.

No hace falta ser un entendido en la historia de Japón para conectar con su contexto. Su riqueza es tal que encuentros con figuras clave como Hattori Hanzo o luchar contra criaturas infernales extraídas del folclore japonés es espectacular, aún más si consideramos que la fantasía aquí encaja como un guante en el gran puzle que resulta unir hechos históricos con una trama sobrenatural. La estructura por niveles es uno de los grandes aciertos en el trabajo del Team Ninja donde el diseño de escenarios está calculado al milímetro. Una de las mayores preocupaciones al renunciar a un gran mundo abierto interconectado en pos de fases independientes era la limitación propia de áreas cerradas, algo que queda desmentido desde la primera misión a modo de tutorial. Explorar los recovecos de cada zona con sus bifurcaciones y salas ocultas tiene recompensa, por lo que es un error pensar que todo se reduce a ir de un punto a otro. Algunos enemigos acechan al final de pasillos angostos y bajo unas cajas apiladas es posible que se escondan valiosos objetos.

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Como buen action-RPG todo es una cuestión de precisión, de estudiar las animaciones de cada enemigo y estar pendiente de nuestra barra de vida. El 'timing' es imprescindible si no queremos morir acribillados perdiendo así todo el progreso hasta el momento. El personaje de William es realmente versátil y permite ajustarse al estilo de cada jugador. Desde catanas hasta lanzas o hachas, al subir de nivel puedes invertir los puntos de experiencia en atributos que afectan a la salud, la resistencia o el peso que puedes llevar, entre otros. En cualquier caso, todas las acciones se realizan en pequeños santuarios que como las hogueras en el juego de From Software funcionan como puntos de control en los que regenerar vida, cambiar algunos ajustes y canjear para alcanzar un nuevo nivel las amritas que hayamos conseguido. Estos cristales se obtienen venciendo enemigos o destruyendo ciertos objetos, pero si te matan el contador vuelve a cero y tendrás que ir al punto en el que caíste en batalla para recuperarlo. ¿Os suena?

La posición de cada santuario está calculada sin dejar nada al azar, de forma que resulta un reto avanzar en ciertos segmentos de la aventura por el riesgo de perder todo lo conseguido hasta entonces. Es parte de la dificultad que se da por sentada en un juego de estas características y de la que presume a través de un sistema de combate desafiante. Como hábil espadachín, William puede cambiar entre distintas posiciones de lucha que dan ventajas y desventajas en función de la destreza como jugador. Por ejemplo, con la postura alta los ataques son más poderosos, pero también te deja más expuesto al alcance enemigo. Mientras que la baja actúa más como una estrategia defensiva, el punto intermedio es el más equilibrado y del que más hicimos uso durante nuestras partidas.

Cualquiera que haya jugado a un juego del Team Ninja sabe que el estudio controla la acción como pocos. En Nioh se perciben elementos de Devil May Cry, Ninja Gaiden y por supuesto de Dark Souls. Todo confluye de forma orgánica y la presencia de los Yokai, demonios sobrenaturales que nos pondrán las cosas difíciles, influye en el gameplay. Estos seres producen un aura que debilita nuestra barra de resistencia, de forma que si entramos dentro de su radio de efecto no podremos regenerarnos. Por suerte, al realizar cada ataque hay un segundo exacto en el que presionando el botón R1 podemos expulsar una onda de Ki que lo contrarresta. A esto se suman habilidades desbloqueables mediante distintas ramas de talentos y un ataque definitivo disponible solo si el medidor está completo tras luchar lo suficiente.

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Nioh ofrece suficientes herramientas para que el jugador encare cada enfrentamiento como crea oportuno. Su estilo de juego es profundo, difícil de dominar y fascinante una vez se pone en práctica. Los enemigos por lo general sueltan equipamiento que afecta a las estadísticas y la variedad de objetos es tan amplia como cabría esperar. Como aliciente para rejugar las misiones, en los escenarios hay escondidos dioses con forma de anfibio que en los santuarios puedes seleccionar para que te confieran bonificaciones a la hora de encontrar recursos en la partida. Por ejemplo, puedes elegir tener un 25% más de probabilidad de encontrar elixires, amritas o equipamiento raro.

Dicho esto, el multijugador de Nioh es una buena opción para los jugadores menos duchos en el género o que quieran combatir mano a mano con otras personas. Yosuke Hayashi nos revelaba que hay en marcha un DLC gratuito con un modo Jugador contra Jugador, pero hasta entonces solo es posible llamar a un visitante de otro mundo a que entre en tu fase. Debido a los tiempos manejados para realizar este análisis, solo en una ocasión pudimos probarlo con otro jugador y el resultado fue más que satisfactorio. Además, si otras personas han muerto en puntos concretos del escenario y estás conectado a Internet te aparecerán los puntos en los que fueron derrotados para que puedas enfrentarte a sus fantasmas controlados por la inteligencia artificial.

Desde un punto de vista artístico, Team Ninja ha mimado su juego brindando localizaciones que van desde construcciones con un marcado diseño arquitectónico japonés hasta cuevas o lugares en los que sus paredes parecen gritarte en señal de peligro. Quizás nos hubiera gustado ver un diseño de enemigos más heterogéneo como si ocurre con el de los jefes finales, originales tanto en estética como en sus patrones de ataque. No mentimos cuando decimos que más de uno permanecerá en el recuerdo tras pelear con él. A nivel sonoro todo tiende a la sutileza con composiciones de perfil bajo que acompañan a la acción en momentos concretos, pero donde sobre todo se refuerzan los silencios.

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La nota discordante la pone el apartado técnico. Nioh está lejos de ser un portento gráfico y la calidad de sus texturas es notablemente mediocre. No convencen sus efectos de iluminación ni la representación de algunos modelados y en conjunto es algo decepcionante. Por suerte, eso sí, puede presumir de ser un título con una fluidez sobresaliente. Como buen juego de acción hace gala de una tasa de fotogramas estable que permite responder con soltura a situaciones en las que un solo segundo puede ser determinante entre tener un pie en el mundo de los vivos o reiniciar desde el último santuario. Hay varios modos de juego en los que puedes elegir como preferencia mejoras gráficas o rendimiento, pero este último es el que siempre sale más beneficiado.

Mi sensación tras completar Nioh es que se trata del comienzo de una nueva franquicia con un largo y próspero camino por delante. Su existencia es necesaria y el resultado agradará a los fans del género. Comenzaba el análisis mencionando el peso de las elecciones y los contrastes que la vida nos pone por delante. Nioh es a Dark Souls lo que Burger King al McDonald y eso debería ser una gran alegría para esta industria. La obra del Team Ninja llega para quedarse sacando partido a unas mecánicas de juego que hasta ahora pocos habían tenido el valor de utilizar y de forma tan ingeniosa. Cualquier comparación está fuera de lugar una vez compruebas en primera persona que la historia de William en un Japón feudal plagado de demonios tiene una identidad muy marcada que sabe exprimir su potencial. Quizás a nivel gráfico no llegue a los estándares a los que hoy estamos acostumbrados, pero qué importa eso cuando acabar con un monstruo que te saca tres cabezas se convierte en una experiencia tan gratificante.

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Nioh
09 Gamereactor España
9 / 10
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Su interpretación del Japón feudal del siglo XVI es fascinante, el sistema de combate es preciso y profundo, el diseño de los jefes finales es excelente.
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El apartado gráfico está por debajo de lo que se espera hoy en día.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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