Mother Russia Bleeds

Cuando en 1992 Michael Jackson cantaba Remember The Time en su disco Dangerous (1991), el artista rememoraba tiempos mejores en los que fue feliz. "¿Recuerdas esos tiempos?" se pregunta en uno de los versos de este single que llegó a lo más alto de las listas de ventas de aquel año. No era una cuestión baladí y aunque ahora forme parte de otra época, la preocupación por el paso del tiempo sigue igual de presente. Es en cierta forma una mirada al pasado distorsionada, casi idílica, que adquirimos a través de los años.

No es casual que Michael Jackson triunfara con un canto a la melancolía, ni tampoco que hoy en día vuelvan modas y productos que nos acompañaron hace más de una década. La corriente mal denominada 'vintage' representa a esa parte de nosotros que no queremos dejar atrás, las experiencias pasadas que nos definen hoy como personas. Nadie puede negar que en los años 90 estrenos como Parque Jurásico o las tardes en las recreativas marcaron a toda una generación. En Estados Unidos acontecimientos como el fin de la Guerra Fría y la disolución de la URSS dejaban al gobierno de George Bush al frente del gran problema de la droga que cárteles como el de Pablo Escobar introducían en el país.

La conexión de estos hechos con el reciente lanzamiento de Mother Russia Bleeds trasciende cualquier referencia histórica. Sí, quizás se trate de una mera coincidencia que la compañía francesa que está detrás del juego se llame Le Cartel Studio y ambiente su primera obra en la desaparecida Rusia comunista, pero define algunos rasgos del juego. El proyecto está apadrinado por Devolver Games, una de las publicadoras de títulos independientes más importantes de los últimos años, y esta vez nos acerca a una aventura tan perturbadora como hiciera años atrás con Hotline Miami.

La trama de Mother Russia Bleeds tiene lugar en la Rusia de 1986, donde entre símbolos y términos comunistas (nadie se olvida de saludarnos al grito de "¡camarada!") se cuece una misteriosa organización criminal. Los primeros compases del juego transcurren con rapidez y casi sin explicaciones acabamos raptados y sometidos a una nueva droga experimental que recibe el nombre de Nekro. A partir de aquí todo adquiere tintes surrealistas en lo que continuamente parece el delirio de un demente y a las pocas horas se destapa como una arquetípica historia de venganza.

En cualquier caso, la carta de presentación no necesita de demasiados alardes en su trama ni giros de guion con los que convencer al jugador. Como beat 'em up su esencia reside en las mecánicas de juego y al espíritu de juegos como Final Fight o Street of Rage de los que bebe. Los fans del género identificarán en las cuatro clases de personajes controlables a las habituales representaciones vistas en otros títulos. Sergei y Boris, por ejemplo, son los miembros con características más equilibradas e ideal para los más novatos, mientras que Iván sacrifica la velocidad a cambio de más fuerza y a Natasha le ocurre el caso contrario.

Todos ellos más allá de modificar sus estadísticas se controlan de la misma forma, pudiendo ejecutar distintos combos con los que noquear a los enemigos. En este sentido, los controles son sencillos y la barrera de entrada para los menos duchos en el género no es elevada. Cada botón está destinado a cumplir una función concreta como marcan los cánones del beat 'em up más clásico que van desde dar puñetazos o patadas a agarrar enemigos o realizar un salto. La gran novedad que incorpora Mother Russia Bleeds es la bonificación que aporta el Nekro, justificado en la historia y con interesantes aplicaciones en las partidas.

Gracias al Nekro, el personaje cuenta con una pequeña barra que representa la cantidad de esta sustancia de la que disponemos y que al gastarla permite recuperar salud o causar más daño a los enemigos a la vez que nos movemos por el escenario con mayor velocidad. La droga puede extraerse de determinados cadáveres y es importante dosificar sus efectos de cara a futuros rivales. De esta forma, el Nekro añade un componente estratégico ante la necesidad de decidir cuándo y cómo queremos invertirlo.

No es la primera vez que en un videojuego un personaje consigue bonificaciones al inyectarse drogas, pero da muestras del extraño sentido del humor y estética que impregnan cada detalle. Sin ir más lejos, la apariencia de los enemigos cae a menudo en la parodia con diseños respulsivos y marginales. Es habitual enfrentarse a toxicómanas que lanzan jeringuillas y a viejos señores con tripa que pasan de participar en una fiesta callejera a liarse a tortas. Y atención a los objetos, porque no solo nosotros tendremos acceso a ellos, también nuestros oponentes utilizarán cuchillos, martillos neumáticos y pistolas en nuestra contra.

Pero sin duda alguna, los jefes finales de cada nivel constituyen uno de los grandes pilares del juego, como cualquier beat 'em up que se precie. El estudio ha desplegado todo su ingenio en estos enfrentamientos que se producen al final de cada fase y en los que las formas de resolver los combates recurren a elementos propios del entorno y no a la fuerza bruta. Cabe mencionar cómo la banda sonora se integra en las partidas con melodías en las que predominan los sintetizadores y ritmos electrónicos que ayudan a generar tensión en ciertos momentos. Sin embargo, está lejos de la excelencia y es más un apoyo sonoro en segundo plano que temas con el suficiente peso como para ser recordados.

El modo historia de Mother Russia Bleeds consta de ocho niveles no muy largos que cuentan con un alto factor rejugable, a lo que se añade la posibilidad de jugar con hasta tres amigos más en modo local. Además, desde el estudio aseguran estar trabajando en un apartado online con el que expandir aún más la experiencia de juego. Hasta entonces todo pasa por una campaña quizás demasiado corta considerando el relevante papel que tiene como sustento de la obra, pero a la que se añade una modalidad de arenas en las que al más puro estilo arcade ir superando oleadas de enemigos en distintos escenarios con el fin de batir nuestras propias marcas.

El gran logro de Le Cartel Studio es dotar de una estética tan representativa y absurdamente demencial al juego. La paleta de colores recurre constantemente a tonos morados y rojos que junto a las detalladas animaciones de los personajes dan lugar a un acabado visual sobresaliente. En más de una ocasión los escenarios se convierten en un afluente de sangre, vísceras y vómitos no apto para escatológicos y que recuerda a lo visto en juegos como The Binding of Isaac o el citado Hotline Miami. Además, existe la posibilidad de añadir un filtro CRT que convierte la pantalla en un antiguo monitor de rayos catódicos con el que dejarse la vista con buen gusto.

Mother Russia Bleeds es un juego no apto para todos los públicos. Como beat 'em up es divertido y rejugable, a la vez que destaca por su perturbadora estética y grandes dosis de humor negro. Sin embargo, Le Cartel Studio está tan pendiente de concebir a un digno heredero de clásicos como Street of Rage que acaba por no aportar nada nuevo al género. Ahora bien, quienes le perdonen su conformismo y la corta duración de la campaña encontrarán en Mother Russia Bleeds un título arcade divertido y altamente disfrutable en compañía.