La relación diplomática entre Dinamarca y Estados Unidos ha sido de todo menos fluida en los últimos años, en gran parte debido a la persistente y controvertida postura del presidente Donald Trump sobre Groenlandia.
En 2019, Trump propuso polémicamente la compra de la isla ártica, lo que provocó indignación en Copenhague y fuertes críticas de los dirigentes daneses, incluido el firme rechazo de Frederiksen y una reacción diplomática pública.
En enero de 2025, su conversación tomó un cariz aún más combativo, cuando Trump aumentó su retórica, avivando aún más las tensiones. Esto llevó a Frederiksen a abordar abiertamente estos crecientes desafíos durante una entrevista reciente.
Ahora, en una entrevista exclusiva con la revista Time, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, reflexionó sobre una reciente llamada telefónica con el presidente Donald Trump en relación con Groenlandia y la seguridad mundial.
La conversación, que tuvo lugar el 20 de enero, se centró en la evolución del papel de la OTAN a la hora de abordar los crecientes problemas de seguridad tanto en Europa como en el Ártico, con especial atención a las tensiones geopolíticas y la estabilidad regional.
Mientras Trump seguía presionando por el control de Groenlandia, Frederiksen dejó claro que la isla, que forma parte del Reino de Dinamarca, no está en venta, y subrayó que la seguridad de la región ártica es una prioridad colectiva europea y de la OTAN.
También habló de la creciente presión de Rusia, destacando su alianza cada vez más estrecha con Irán y Corea del Norte, y advirtió de que Europa debe reforzar urgentemente sus estrategias de defensa y seguridad para contrarrestar eficazmente estas amenazas cambiantes.
Con el aumento de las tensiones a ambos lados del Atlántico, el mensaje de Frederiksen a Estados Unidos fue claro: Europa y Estados Unidos deben permanecer unidos, ya que las amenazas que plantean Rusia, China y otros son demasiado grandes para dividir sus esfuerzos.