Rockstar también lo ha vuelto hacer. Han conseguido realizar una 'secuela' de un juego que tiene casi diez años, que sabe ser fiel a sus predecesores y, a la vez, ofrecer una experiencia moderna y muy pulida. Una entrega capaz de satisfacer a los jugones que, a lo mejor, ni siquiera podían manejar un ratón y un teclado cuando salió el primer juego.
Pero no ha sido un camino de rosas. Las reacciones ante las primeras imágenes que enseñaron, con un Max Payne calvo y gordo que vestía una camisa colorida en un paraíso tropical, no fueron nada positivas; después, el proyecto sufrió numerosos retrasos. ¿Importa ya todo esto? No: Max Payne 3 cumple con todo lo que había soñado.
Estamos en Sao Paulo, Brasil. Un viejo conocido de la academia atrae a Max a una población llamada Passos, donde se gana la vida como líder de seguridad de los tres hermanos Branco: un contratista forrado, un político influyente y un playboy fastuoso. Unos gángsters de las favelas han secuestrado a la envidiada mujer del hermano mayor, así que no pasa mucho hasta que Max se vuelve a encontrar luchando contra el crono para salvar a una damisela en peligro. Según se van apuntando a este lío mercenarios paramilitares y fuerzas especiales de la policía, nuestro protagonista va teniendo claro que esta historia tiene mucha más chicha de lo que le han contado.
El estilo narrativo cómic-novela gráfica de los juegos anteriores ha sido reemplazado en esta ocasión por escenas de corte completamente animadas, como las que conocemos de otras producciones de Rockstar como Grand Theft Auto o Red Dead Redemption. Sin duda, se trata de un cambio bienvenido, pues estas escenas, como era de esperar, están escritas y dirigidas con arte e ingenio. Aunque es cierto que a veces se hacen un poco pesadas, nunca parecen impertinentes. Todo lo contrario, pues significan un agradable respiro entre tanta acción.
James McCaffrey vuelve a ser la voz de Payne en la versión original, ahora más bravucona que nunca. Su actuación representa el equilibrio perfecto entre el viejo agotado y deprimido y el ingenioso héroe de acción (en una proporción de 9:1). Además, el guión consigue esquivar la melancolía casi cómica del predecesor, así que esbozarás una sonrisa cada dos por tres gracias a las secas observaciones del protagonista.
Respecto a la jugabilidad, Max Payne 3 sí que está estrechamente relacionado con sus predecesores. Acción total e intensos tiroteos, todo aderezado con la seña de identidad de la serie: el 'bullet time'. Hay algo increíblemente satisfactorio en eso de lanzarte de costado desde una cobertura y repartir unas balas entre los cráneos de tus enemigos a cámara lenta, sus cuerpos cayendo al suelo bastante antes que tú.
Los malotes reciben el impacto y muerden el polvo según van recogiendo el plomo, con ese tipo de realismo exagerado que nos ha llegado a cautivar. Una bala que alcanza un hombro activa una animación completamente distinta a la que, por ejemplo, genera un balazo en la rodilla, todo con un aspecto soberbio. El brillante trabajo de animación también se extiende a Max Payne, que se mueve con un sentido realista del peso cuando se levanta por los aires o cambia de dirección. Y la animación de soltar el arma que llevas a dos manos para sacar las dos pistolas de sus respectivas fundas es demasiado.
Rockstar ha incluido unas cuantas funciones novedosas en la fórmula (la más notable es el sistema de cobertura), pero todas parecen naturales y dejan más opciones al jugador. Max Payne no se ha convertido en Gears of War solo porque ahora puedas agazaparte bajo una ventana.
Y si comparamos este juego con el rey de los shooters, Call of Duty, este es un juego con realmente pocos eventos activados por guión ('scripted'). Los enemigos salen de los pasillos, ventanas o aparecen a la vuelta de la esquina cuando cruzas líneas invisibles, sí, pero eres tú el que decide cómo plantearte cada situación. Rara vez muere alguien o explota algo sin que tú lo hagas de forma 'manual', de forma que llevas el control de Max durante casi toda la experiencia.
Existen momentos en los que los efectos cinematográficos se ponen a tope y Max se lanza a realizar escenas 'de riesgo' en tiempo bala. Te deslizas por un tejado a la vez que disparas a los malos que tienen a los rehenes, o disparas desde la puerta de un autobús para deshacerte de tus perseguidores. Estos cortes suelen servir de introducción a tiroteos más tradicionales; aunque estas secuencias sean las más 'scripted' y las menos dinámicas del juego, nunca parece que ya no tengas la acción bajo control.
Sin duda, los puristas disfrutarán de que no haya salud que se auto-regenera, y siempre puedes decidir cuánta asistencia quieres que te den a la hora de apuntar cuando aprietas el gatillo izquierdo (incluso puedes desactivarla por completo). El desafío sigue ahí hasta en el nivel de dificultad más bajo, con lo que me llevó de ocho a diez horas completar el juego, incluyendo un puñado de muertes por el camino. Si caes, los tiempos de carga son mínimos y vuelves a la acción en 'cero coma'.
A diferencia de juegos anteriores, Max Payne se limita ahora a llevar tres armas a la vez, dos pistolas y un rifle, y se desprende del segundo si necesita utilizar las dos 'pipas'. El arsenal de armas disponibles es enorme y pronto encontrarás tus favoritas, aunque obviamente te pueda cortar el punto eso de sólo poder llevar unas pocas al mismo tiempo.
La excepción es cuando usas alguna de las armas con mira láser. Por alguna razón, ya no puedes ver la mirilla normal, así que te tienes que ceñir al láser para facilitar tu apuntado. No funciona especialmente bien cuando lo pones en práctica, así que terminé por esquivar estas armas para no sentirme en inferioridad. Por desgracia, hay situaciones en las que debes usarlas.
Por contra, la decisión de ambientar la parte principal del juego en Brasil es genial. Sao Paulo es el tipo de urbe que puede ofrecer una gran variedad de escenarios y situaciones. Por el camino luchamos en clubs nocturnos, estadios, favelas y ríos en medio de la jungla, mientras que gracias a unos cuantos 'flasbacks' pudimos re-experimentar Nueva Jersey con el clásico invierno de Max Payne y los gángsteres italianos. Es una nueva visión del concepto clásico que funciona realmente bien.
Una novedad completamente inédita es el multijugador, que se juega sorprendentemente bien, incluso con tiempo bala. Si puedes ver a un jugador que entra en 'bullet time', tú también irás a cámara lenta, y lo mismo ocurre con los demás (así no hay riesgo de quedarte flotando a cámara lenta cuando otros te están disparando en 'tiempo real'). También hay un buen puñado de mejoras, armas y equipamiento para desbloquear, y para ajustarlo todo hay un sistema al estilo Call of Duty.
Este 'bullet time' es solo uno de los diferentes "estallidos" ('bursts') con los que puedes equiparte. Puedes activarlos cuando has acumulado suficiente adrenalina (disparando a los demás), y si ahorras adrenalina puedes liberar estos arranques con un efecto aún más devastador. Uno de los 'burst' te permite acceder a armas más potentes: en cierto nivel llevas un rifle de asalto demoledor, en otro, un lanzagranadas. Otros modificadores de este tipo ayudan a todo el equipo, por ejemplo marcando a todos los rivales en el mini-mapa.
Max Payne 3 ofrece una colección de innovadoras modalidades de juego, cuyo buque insignia son las llamadas Gang Wars (Guerra de Bandos), en las que juegas cinco rondas estructuradas como una mini-campaña. Los objetivos van cambiando en cada ronda según lo vayas haciendo, pero la última de todas siempre es un combate a muerte puro y duro, con una ventaja de aparición otorgada al equipo que lidera hasta ese momento. En todos los modos puedes escoger si se permite el auto-apuntado.
El componente multijugador no conquistará la escena online, pero sin duda es una experiencia divertida y contundente que alarga algo más la vida del juego.
Max Payne 3 es un logro lo mires por donde lo mires. Quizás la historia se pone algo turbia hacia el final, pero salvo eso sabe tocar las teclas adecuadas. La acción no te deja respirar, está bien dirigido y además esquiva los tópicos que plagan el género últimamente. Simplemente, es el mejor shooter que he jugado en mucho tiempo. Que no te engañe su barriga cervecera: Payne está más en forma que nunca.