Juegos del Año 2018: Mejor Sonido / Música

5. Octopath Traveler

A lo largo de su historia, Square Enix ha sido capaz de crear algunos de los temas más importantes del videojuego gracias a la combinación del talento de sus compositores, la épica de sus relatos y el mimo de la producción. En un 2018 que la compañía japonesa ha estado bastante perdida ante la ausencia de Kingdom Hearts III, nos quedamos con ese homenaje a lo retro que lanzó como exclusiva para Nintendo Switch llamado Octopath Traveler. Un buen JRPG en todos los sentidos, pero sobre todo por esas música que nos evoca a los mejores momentos del pasado a pesar de provenir de un joven compositor, Yasunori Nishiki.

4. God of War

¡Eh, chico! Si estás leyendo seguro que compartes la preocupación y el pesar, la ira y la rabia, la angustia y la desesperación que transmite cada palabra de Kratos en ese largo viaje que tiene que recorrer junto a su hijo Atreus. God of War nos deja una combinación maravillosa de gran banda sonora, sonido ambiental y actuación de doblaje, porque en los tres aspectos está al mayor de los niveles. Los paseos por tierras vikingas siempre van acompañados de melodías muy calmadas que son premonición de los delirios con los que nos vamos a encontrar a cada paso.

3. Celeste

A diferencia de todos estos juegos AAA con los que compite, el pequeño gran indie Celeste cautiva a los jugadores a base de composiciones MIDI que llevan el sello de la joven Lena Raine. Una jugona que se crió con la influencia de los grandes compositores japoneses, primero con los de la generación chiptune y después con la introducción de las BSO orquestadas del JRPG de las primeras consolas PlayStation.

Y se nota. Porque Celeste suena especialmente a música retro, pero es más que eso. Esta aventura sobre la superación de retos físicos y psíquicos va construyendo el camino para el personaje principal, Madeline, con notas de piano al mismo tiempo que enfrenta al jugador contra la montaña a base de sintetizadores.

2. Red Dead Redemption 2

Cada gran proyecto de Rockstar Games se acaba convirtiendo en una gramola, en la que millones de jugadores depositan su moneda para escuchar sus temas favoritos de las decenas que contiene en su interior. Red Dead Redemption 2 no es un GTA en el que puedas pasar las horas en el coche oyendo la radio. Todo lo contrario, es un juego mucho más espiritual y pausado en el que te tienes que apegar a la naturaleza, a tu gente y a tus caballos mientras completas tareas a un ritmo casi humano. Y ante esa dificultad, solo una gran banda sonora tiene el poder de hacerte viajar hasta esa época del tiempo.

RDR2 suena por momentos a los viejos spaghetti western, a esas bandas sonoras inolvidables de Ennio Morricone. Pero se aleja de ellos todo lo que necesita para poder ser fiel a esta historia triste y cruel que cuenta de la mano de personajes tan entrañables y cercanos. Y lo hace avanzando en el tiempo hasta enlazar con el estilo country que terminó tomando todas esas tierras sureñas de los Estados Unidos cuando estos forajidos dejaron de existir. Mención especial a los sonidos que han capturado con unos instrumentos del pasado.

1. Tetris Effect

Decíamos ayer que Tetris Effect se convierte en uno de los mejores juegos de Realidad Virtual del año por su capacidad para aportar una capa superficial de enorme calidad y consistencia a un fondo que está tan bien hecho que es difícil de mejorar. Tendemos a pensar que la VR es algo visual, pero para conseguir esa inmersión total y esa sensación de pertenencia es imprescindible que el sonido esté al mismo nivel. Por eso es tan importante jugar con unos buenos cascos que aíslen del exterior.

Tetsuya Mizuguchi es un genio de las artes audiovisuales y siempre persigue el impacto sensorial completo. Pero, sobre todo, es un genio de la integración del ritmo en el gameplay. Este Tetris de su estudio, Enhance -con Takashi Ishihara y Noboru Mutoh a la cabeza-, no deja de ser un puzle en movimiento constante, y justamente ahí es donde el japonés ha logrado dejar su huella con una banda sonora que va sacando a bailar a cada tetrimino que se atreve a pasar por esta pista alumbrada por cientos de destellos de colores.

Melodías electrónicas armoniosas que imitan los sonidos de la naturaleza y naturalidad en los efectos de sonido de cada pieza que gira, choca y se destruye. Para nosotros, el mejor trabajo del año.