5. Virginia (Análisis)
En cuanto te pasas Virginia y arrancan los créditos en pantalla aparece el nombre de la aventura de Blendo Games, Thirsty Flights of Loving. No hay más que decir, el juego de Brendon Chung ha inspirado claramente y de muchas formas el título debut de Variable State, entre las que sobresale esa forma de presentar la historia de forma cinematográfica ausente de voces y con una colaboración física escasa del jugador. TFoL fue un juego relevante, vanguardista, y como Virgina crece desde sus raíces, se puede decir que esto es un paso más para romper las barreras que separan a los videojuegos del cine.
4. Quantum Break (Análisis)
Quantum Break es el Max Payne moderno. Remedy salta atrás en su propia línea temporal para recuperar la fórmula con la que generó una brecha en los juegos de acción hace 15 años y, al ponerla al día, se marca un nuevo exponente del género capaz de ser futurista y clásico a la vez.
Hay que alabar la ingeniosa y elegante forma de presentar las decisiones del jugador. El juego a los mandos sigue a Jack y su historia desde la ignorancia, y luego los denominados nudos pasan el control a Paul Seren, que como también manipula el tiempo es capaz de prever el futuro, las consecuencias de las difíciles decisiones que plantea al jugador. Esta es de las mejores ideas de todo el juego, y no sólo sirve como gancho de rejugabilidad, sino también como forma de modificar el capítulo siguiente, el relato y la percepción de las distintas tramas.
3. Call of Duty: Infinite Warfare (Análisis)
Los sucesos de Infinite Warfare comienzan cuando la humanidad se ve obligada a buscar recursos en otros planetas, pues los de la Tierra ya no resultan suficientes. Las fuerzas Rebeldes intentan hacerse con la energía de estos recursos para hacerse con el control del mundo y de toda su población.
La campaña de Call of Duty: Infinite Warfare es capaz de provocar una serie de sentimientos y sensaciones grandiosos, abrumadores. Por ejemplo la responsabilidad que llegas a sentir respecto a los soldados y a todos los civiles atrapados en medio. Es un relato que te llega al corazón, una historia bella e inspiradora. Es fácil enamorarse de sus personajes, absorber cada momento de su emocionante trama, sentir cada escena en pantalla de las que te rompen el corazón como si estuvieras allí. Además, la inmersión narrativa se ve acentuada por un acabado gráfico brillante y una dinámica de juego que se fusiona sin esfuerzo y de forma natural con las escenas cinematográficas de corte.
La historia enfrenta a los jugadores a la cara más fea y dura de la guerra, de modo que la trama alcanza una profundidad nunca vista anteriormente. Es un hecho que muchos usuarios juegan a Call of Duty principalmente por su multijugador y no por su trama y su modo campaña en solitario, pero cuando los creadores se animan a construir un entorno narrativo tan profundo y rico como este, hay que darle una oportunidad y aprovecharlo.
2. Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón (Análisis)
El Desenlace del Ladrón muestra una frescura y una vitalidad que le vienen de perlas a la franquicia para su gran final. Con esto tampoco queremos decir que el concepto haya cambiado radicalmente, más bien al contrario, pero el estudio ha sacado el mejor y más fantástico título de Nathan Drake hasta la fecha y, sin duda alguna, una de las campañas para un jugador más entretenidas que hemos disfrutado.
Durante las quince horas de juego, estuvimos totalmente cautivados y, mientras disfrutábamos buscando un tesoro de proporciones épicas por todo el mundo, solo pudimos admirar el fabuloso ritmo de la historia. Si hay un estudio mejor que Naughty Dog a la hora de crear aventuras interactivas y de darnos la medicina narrativa justo cuando más la necesitamos, desde luego nosotros no hemos jugado a sus juegos. De hecho, la historia hace los suficientes giros argumentales para mantenerte en vilo constantemente y, aunque no llega a ser totalmente fluido cinematográficamente hablando (por la fricción de cientos de esbirros pidiendo plomo a raudales), nada pudo evitar que nos quedásemos pegados a la pantalla.
Nathan y su hermano Sam son una pareja bastante carismática y te encontrarás con un montón de amigos y enemigos que son tan amables y/o diabólicamente malvados como te los esperarías si la historia tuviese el sello de Hollywood. Sin embargo, hay que mencionar que el guion tiene tal impacto que afecta a la libertad del usuario. Aunque es cierto que hay algunas zonas amplias que te dan un poco de margen de maniobra y los extraños acantilados te permiten escoger distintos caminos para llegar a la cima, la experiencia es muy, muy lineal y te guía desde sobrecogedores encuentros a escenas 'scripted' explosivas durante toda la aventura.
Valorando esto, Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón da en el clavo porque consigue involucrar al usuario, porque lo absorbe en un cuento genial y porque lo sumerge en la experiencia de principio a fin. Puede que Naughty Dog no planee continuar con la historia de 'Nate', pero en vez de ponernos tristes, nosotros preferimos verlo por el lado positivo: nos morimos de ganas por ver con qué nos sorprende el estudio con su expansión ya anunciada y que nos pondrá a los mandos de la carismática Chloe Fraser.
1. Firewatch (Análisis)
La primera vez que juegas a Firewatch es fácil sentirse abrumado por la trágica historia de trasfondo del protagonista Henry. Su trama genera un gran interrogante durante las horas de juego, pero también emociones que son difíciles de describir. Desde que vimos el primer tráiler del juego estaba claro que Firewatch iba a ser una experiencia muy emocional y tras completarlo no nos cabe la menor duda.
Quitando alguna plataforma que otra y un pelín de exploración aquí y allá, Firewatch te propone un objetivo, un destino, y simplemente te pide que lo alcances. Vale, ya estarás preocupado pensando que este es, como muchos otros 'simuladores de andar' en el que no haces nada de nada, pero no es así ni por asomo, ya que Firewatch guarda un importante as bajo la manga: tu personaje Henry y su relación con otra guarda forestal, Delilah. Al parecer Henry está atravesando por un período bastante trágico de su vida y por eso mismo decide convertirse en un guardabosques como trabajo de verano en las profundas zonas arboladas de Wyoming. Tiene que hacer de vigilante en la torre Two Forks, y en la siguiente torre es en la que se sienta a trabajar Delilah. Estos dos personajes van hilando una relación muy especial durante la partida.
En cuanto te pones a los mandos llegas a generar un lazo importante con sus historias porque constantemente tienes la sensación de que son esos pequeños detalles, esas conversaciones indiferentes y las observaciones más raras lo que va reforzando la conexión entre la pareja. Donde Telltale suele emplear decisiones claras, sencillas y relevantes que derivan en consecuencias directas, evidentes y fáciles de entender, Firewatch es más Until Dawn que The Walking Dead, solo que habita en un campo más normal y cotidiano. Es interacción en su versión más vulnerable. Cada intercambio de palabras tiene cierto impacto, pero ese impacto no tiene por qué ser inmediatamente obvio para el jugador. Así, Campo Santo aporta profundidad natural a toda la estructura del guión, algo realmente raro de ver en el medio de los videojuegos.
Firewatch es fácilmente una de las experiencias más personales y únicas de los últimos años. Su guion está muy bien escrito y la trama es asombrosamente personal. Se trata de un juego indispensable si lo que buscas es vivir algo diferente en una industria que aún sigue explorando nuevas formas de contar historias y empieza a vislumbrar su propio lenguaje narrativo.