Juegos del Año 2016: El Juego Decepción

10. Robinson: The Journey (Análisis)

Robinson: The Journey lo tenía todo para ser el juego que demostrase las auténticas posibilidades de la realidad virtual en el campo de los videojuegos. Principalmente por la ambientación y la propuesta de los dinosaurios (y quizá por unos tráileres algo engañosos) estábamos muy ilusionados y con ganas de jugar el debut de Crytek en PSVR antes de que hiciera su aterrizaje forzoso en nuestras PS4, pero tras tocarlo el sentimiento ha sido de haber sufrido, en lugar de algo que hayamos disfrutado.

Este titulo podía ser sin duda la 'killer app' que PlayStation VR pide a gritos, pero al final es otra oportunidad perdida que sólo deja alguna huella de lo que podía haber sido. Y a una compañía en ruinas y resquebrajándose a pesar de haber logrado proezas técnicas en esta década.

9. Until Dawn: Rush of Blood (Análisis)

Si te has comprado las PSVR quizás te fijaste en Until Dawn: Rush of Blood como un buen título para estrenarlas. Quienes lo hagan, sin embargo, se encontrarán con un shooter muy, muy limitado y flojo, pero que ofrece algún que otro susto y momento de tensión. Esto no se acerca para nada a una continuación de Until Dawn en condiciones, sino que es más bien una experiencia que ocurre a su lado y que coge prestada mucha imaginería y la temática general de terror, pero luego lo lleva todo en una dirección muy distinta.

8. Mirror's Edge Catalyst (Análisis)

En general, Mirror's Edge Catalyst es una versión más bella del juego original. Excepto por unas cuantas nuevas habilidades, todo lo demás sigue siendo igual. Desafortunadamente, DICE no ha llevado a cabo muchos cambios interesantes durante estos últimos ocho años. La historia sigue siendo mediocre y la dinámica de juego se hace repetitiva bastante rápido. Al correr por los entornos tan monótonos y sin vida tendrás la sensación de vivir un 'déjà vu' en cuestión de horas, sin importar la cantidad de movimientos acrobáticos que hagas. En resumen: si te ha encantado el original y quieres más de lo mismo, este título te mantendrá entretenido. Si lo que quieres es explorar nuevas áreas y mecánicas, te aconsejamos que vayas con cautela antes de dar un salto de fe a ciegas.

7. Battleborn (Análisis)

Todo en Battleborn deja un sabor agridulce. Su problema no fue salir el mismo mes que Overwatch o tener detrás al estudio creador de Borderlands, sino la falta de sustancia. Hay mucho trabajo de cara a mejorar tanto las fases como el gameplay si Gearbox quiere encontrar la longevidad que el título necesita para sobrevivir.

Es triste decirlo, pero nada en Battleborn invita a seguir jugando. No tiene ni el encanto, ni el contenido ni nada que nos haga volver a por más. Además, su estructura da la sensación de que es un juego económico, a pesar de que sabemos con certeza de que no es así. Por todo esto, no podemos darle más que un aprobado alto.

6. Star Fox Zero (Análisis)

El regreso de Star Fox venía dispuesto a exprimir las características tan peculiares del Wii U Gamepad. Sin embargo, estamos hablando de un juego de naves arcade en el que desde sus orígenes era todo tan sencillo como coger el mando para hacerte con los controles. Star Fox Zero es algo inesperado y muy arriesgado para un juego de Nintendo, que se supone rápido y accesible.

Es un obstáculo realmente enorme que, efectivamente, puede resultar insalvable para algunos: puede arruinar la experiencia y evitar que quieran seguir jugando. Porque como, además, Star Fox Zero es un juego difícil (hablando de conseguir medallas o no caer en combate) y tenso, la frustración está garantizada cuando te derriben porque no te has apañado bien con los controles. Es muy irritante cuando recibes impactos o no atinas porque no te acordabas de cambiar de vista, porque no has recalibrado la mirilla (tendrás que hacerlo constantemente pulsando Y) o porque estás volando de medio lado. O porque todavía no has adquirido soltura y te confundes con tantas cosas. Esta insólita barrera de entrada es el principal problema del juego.

5. The Last Guardian (Análisis)

Es difícil hablar de The Last Guardian sin mencionar su largo desarrollo y los problemas hasta que ha salido a la luz. Todo eso se ha reflejado en un juego con altibajos que muchos no pasarán inadvertidos. Su soberbio apartado artístico contrasta con los numerosos errores técnicos y de diseño que lastran el conjunto.

Graves problemas de cámara, controles imprecisos y una inteligencia artificial que no siempre pone las cosas fáciles están presentes a lo largo de las 10-12 horas de juego. ¿Ha merecido la pena tan larga espera? Seguramente sí, y los seguidores de Fumito Ueda verán muchas de sus señas de identidad en The Last Guardian. Sin embargo, está lejos de ser su trabajo más brillante y está claramente por debajo de ICO y Shadow of the Colossus. Todos sus fallos denotan que la obra es víctima de su época, de su complicado contexto. Es una pena que el resultado no esté a la altura de lo que todos esperábamos.

4. Street Fighter V (Análisis)

Había muchas expectativas con Street Fighter V como el nuevo baluarte del género. El resultado podemos intentar resumirlo como un conjunto de sensaciones y emociones encontradas. El juego que llegó a las tiendas era claramente un producto sin terminar, sin modo arcade ni una campaña a la altura. Además, no es el salto que suele dar la serie en cuanto a gameplay y podía haberse estirado más en los gráficos.

Dicho esto, es indudable que una vez agarras el mando o el stick arcade es difícil dejarlo. Nadie le negará a Capcom que ha creado unos cimientos muy sólidos para la nueva generación de Street Fighter, lo que también sugiere que se han limitado a lanzar algo sobre lo que ir construyendo en el futuro, en lugar de un juego perfecto y completo. Con las continuas actualizaciones que han sacado a lo largo del año han pulido muchos de sus fallos iniciales, pero no deja de ser una decepción para aquellos que se gastaron el dinero en un título recortado y sacado con prisas.

3. Homefront: The Revolution (Análisis)

En Homefront: The Revolution hay malas decisiones que pesan por encima de sus pocas virtudes. Muchos de los problemas son pequeñeces, pero todo suma. Por ejemplo, la pantalla se cuelga cada vez que autoguardas. De la misma forma, es habitual que se congele durante unos segundos. Aunque pueda sonar como un problema menor, acaba siendo bastante molesto.

Además de todo esto, también llaman la atención sus animaciones faciales porque tienen movimientos que no son para nada coherentes con lo que decían los personajes. Este es de ese tipo de fallos que una vez que lo encuentras, no puedes volver a pasarlo por alto. Además, en algún momento da la sensación de que el diálogo se ha unido sin ningún cuidado con mezclas de audio desparejas en las que puedes escuchar las diferentes tomas que habían unido. En otras ocasiones, los personajes acababan diciendo dos cosas diferentes a la vez y era imposible entenderles nada.

Con todo, uno de los principales problemas que nos hemos encontrado es la propia historia. Aunque la idea de crear una rebelión es interesante, la historia cae en el sentimentalismo barato. Parece que han cogido todos los estereotipos estadounidenses que existen y los han metido a cañón en un mismo juego: el rebelde desconocido que se abre camino desde la miseria, el sueño de la libertad, la bandera americana que está por todas partes o el deleite de los rebeldes por utilizar armas.

Por duro que suene, lo cierto es que nadie pedía un nuevo Homefront y tras este juego queda claro que lo mejor era dejar la franquicia en el cajón. Todos sus fallos dan la imagen de un juego que parece que se ha apresurado al mercado y ha salido de cualquier manera. El hecho de que no esté pulido estropea la experiencia y no se parece en nada al título que se podía esperar ni el que semejante premisa se merece. Da un poco de pena pensar en lo genial que hubiese podido ser Homefront si hubiese mejorado o arreglado estos pequeños detalles.

2. Mighty No. 9 (Análisis)

Había un vacío en el catálogo actual de videojuegos que antaño llenaba Mega Man. Mientras la franquicia de Capcom descansa tras entregas y spinoffs de mil tipos, hay un título que nacía de un crowdfunding con la pretensión de ocupar ese espacio con la etiqueta de ser el sucesor espiritual del robot azul.

Había esperanzas en Mighty No. 9 y en que cumpliese dicha afirmación por ser obra del mismo creador, Keiji Inune. Porque su jugabilidad y su temática son idénticas y porque como tal fue acogido por los miles de patrocinadores del proyecto que lo convirtieron en el que más cantidad de dinero lograba recaudar en Kickstater en sus primeras 48 horas allá por 2013. Pero desde entonces ha sufrido lo indecible para llegar hasta aquí, multitud de retrasos que incluso hicieron a los fans perder la esperanza.

A diferencia de otras mascotas del mundo de las plataformas, Beck no se deja querer tanto como nos hubiera gustado porque parece demasiado un clon de Mega Man, y para eso ya tenemos al original. Lo mismo ocurre con sus acompañantes, que no lucen nada en este sencillo guión repleto de clichés y sin personalidad. No es un problema para un título de acción del que esperas especialmente jugabilidad, excepto cuando tienes que escuchar algunos fragmentos que no se pueden pasar las muchas veces que repites un mismo nivel, ya sea para completarlo o para superar la puntuación o los retos. Hubiera sido muy bueno que el mimo de la jugabilidad estuviera también aquí.

Mighty No. 9 no destaca por nada bueno. En su lugar, ofrece diseños anodinos, efectos visuales de vergüenza ajena, controles imprecisos y en general transmite la sensación de ser un trabajo muy pobre considerando sus continuos retrasos, las promesas de Inafune y, por encima de todo, la inversión económica que tiene detrás de fans que han quedado claramente decepcionados. Por suerte, en estas mismas fechas ha llegado Azure Striker Gunvolt para tapar ese hueco.

1. No Man's Sky (Análisis)

Cuando un juego pierde el 90% de sus usuarios en las primeras semanas tras haber vendido una gran cantidad de copias es que algo está mal. Cuando muchos de esos usuarios además deciden ponerte una reclamación por publicidad falta y piden la devolución de su dinero la cosa puede ser incluso más grave.

Lo que Hello Games ha lanzado como No Man's Sky no es un título malo, en absoluto. Todo lo que ofrece es correcto y la exploración de sus planetas y su universo funciona a la perfección. Incluso tiene elementos muy buenos como su riqueza visual. El problema es más que nunca ese "lo que pudo ser y no fue", o al menos, no es por el momento.

Porque en realidad los jugadores han comprado como versión final solo un fragmento de lo que se les había prometido. Es decepcionante que, hasta la llegada del parche, no hubiera contacto alguno con otros jugadores online. Que todo se limitara a dar paseos espaciales y la exploración. Y, sobre todo, que en el centro de su universo finalmente no hubiera nada que justificara toda esa travesía. "Pero el premio es el viaje vivido", dicen algunos. De acuerdo, pues explícalo antes y no generes una expectación que no puedes cumplir.

Lo más curioso es que el desarrollo de No Man's Sky continúa y puede que al final sí se convierta en el gran juego que prometía ser. ¿Tendremos que volver a él en 2017 para darle algún premio a la mejor expansión? Estaríamos encantados de rectificar, pero por el momento se queda como la gran decepción de 2016.