La gran guerra que Sony y Microsoft desataron de cara al lanzamiento de PlayStation 3 y Xbox One por ver quién incluía más características y funciones a su máquina sigue dejando consecuencias. Porque una de los puntos de la primera, incluso más extraño que la inclusión de tres puertos ethernet, fue permitir la instalación del sistema operativo Linux en el primer modelo.
Más tarde cambió de parecer y cortó de raíz esta posibilidad mediante una actualización de software, ya que los hackers habían descubierto que podrían utilizarlo para esquivar las medidas antipiratería de la consola. Sin embargo, al terminar con la compatibilidad de PS3 con Linux, hizo enfadar a muchos de los compradores que reclamaban que esa función era parte del producto y como tal había sido anunciada y promocionada.
Algunos de ellos interpusieron una demanda colectiva en Estados Unidos que acusa a la multinacional japonés de estafa, y por fin ha llegado a término. Las partes han llegado a un acuerdo por el que Sony se compromete a devolver 55 dólares a cada uno de los usuarios que hubiera utilizado Linux en su PS3.
Según cuenta Ars Technica, que está siguiendo el caso, el acuerdo debe ser aprobado por la jueza que lo lleva. La decisión se hará pública el próximo 19 de julio.