Insidious: La puerta roja

Reconozco que me gustaron bastante tanto Insidious como Insidious: Capítulo 2. Sí, por lo general, admito que me gusta el estilo de cámara y la perspicacia técnica del director James Wan en lo que a posicionamiento, movimiento y suspense se refiere. Y no, no es un narrador como pueden serlo Ari Aster o Jordan Peele, pero tiene un buen ojo para construir escenas con gran solidez.

Por ello, fue una pena que se dedicara a otros asuntos, dejando Insidious en manos de directores con menos talento. Sin embargo, la serie vuelve a contar con un gran director de la mano del infravaloradísimo actor Patrick Wilson, que ha hecho su debut como director en Insidious: La puerta roja.

La puerta roja es, cronológicamente hablando, una especie de continuación de Insidious: Capítulo 2. Vuelve a centrarse en la familia Lambert y en cómo su vínculo con El Más Allá (una especie de dimensión sombría bajo nosotros que alberga tanto fantasmas como demonios) ha retorcido su relación. Wilson no es el único que regresa como Josh, sino que vuelven también Ty Simpkins como una versión más mayor de su hijo Dalton y Rose Byrne como Renai. Ahora que la familia está reunida de nuevo, podemos afirmar que La puerta roja ya es mejor que cualquier precuela barata en varios de los aspectos clásicos.

Wilson consigue un equilibro ingenioso la mayor parte de la película entre el melodrama expositivo y las escenas de terror más impactantes. En realidad, la película va de Dalton y Josh y, aunque La puerta roja tiene mucho que ofrecer, no deja de tener un argumento propio de "Los pecados del padre", con Josh y Dalton luchando cada uno contra su respectiva infancia y con el hecho de que nunca se librarán por completo de su relación con El Más Allá.

No es que Wilson esté inventando la pólvora o que tan siquiera cambie los montajes clásicos de la serie de películas por un enfoque diferente e innovador. Existe un desarrollo con mucho suspense y un sonido estridente de instrumentos de cuerda que te llevan a tener la piel de gallina. Insidious es Insidious, tanto para bien como para mal, pero ¿consigue tener el efecto de la primera vez? Por desgracia, no es algo que pueda decirse de La puerta roja.

Lo más irritante es que Renai se limita a ser un estereotipo andante que hace poco más que reaccionar a lo que hacen Dalton y Josh. No solo eso, sino que la mayoría de las conversaciones telefónicas con Renai solo sirven para aportar una información sin pies ni cabeza. Este recurso narrativo es malo, y punto.

Lo mejor de Insidious: La puerta roja es cuando Wilson se toma su tiempo y ofrece cinco o seis momentos en los que desarrolla una única secuencia de varios minutos, sirviéndose del suspense de una manera más clásica. Funcionan como la seda y llegan al ser del mismo calibre que algunas de las mejores escenas de películas de la talla de The Conjouring.

La puerta roja no es, ni mucho menos, perfecta, pero no hay duda de que se trata de una de las mejores películas de miedo de este 2023.