Hi Score Girl Temporada 2

Hi Score Girl, la adaptación anime del manga de Rensuke Oshikiri estrenada por Netflix al cierre de 2018, supo llegar al corazón de cantidad de fans de los videojuegos nacidos entre finales de los 70 y primeros de los 80 (X, Y o millennial, vosotros decís cuál generación es esa). Aunque sus referencias a los títulos clásicos de la era dorada de los 16-bit y de las arcade eran su principal gancho, había algo en la ambientación y en la forma de contar las cosas que le pasaban a los chavales de 9-13 años que calaba entre aquellos que ahora peinan canas y se acercan a los 40.

Es decir, lo que podía ser una serie bastante discretita y simplona para cualquier otaku -incluso boba, ñoña o insípida- se convertía en un estreno de interés para ese público target... y de paso para todo amante de los videojuegos. Porque, con que compartas un poquito de la pasión que mueve al patán de Haruo Yaguchi, estos dibujos animados te aportarán un valor documental esencial. Pero es que si encima te mueves entre esas edades, te transportarás a los salones recreativos de tu barrio, a los corros alrededor de la Game Boy de tu cole y a las partidas a dobles en casa de tu primo.

La primera temporada se centraba, en lo videolúdico, en los mejores títulos de lucha y tortas de los años 90, con Street Fighter II como protagonista destacado y menciones constantes a Darkstalkers, Final Fight e incluso Mortal Kombat. Esto, junto a apariciones en cada capítulo de lanzamientos de la época de varios géneros, sobre todo de la escena arcade (como Ghost n' Ghouls, Virtua Cop o un Splatterhouse que, al igual que Mortal Kombat, no deberían estar jugando estos niños), pero tocando sin complejos todos los palos. Salían desde rarezas como el China Warrior de TurboGrafx-16 o el magnífico Blazing Lazers de la misma consola, hasta los primeros simuladores de citas o el RPG Maker de SNES. Así, llegando a la transición de la cuarta a la quinta generación y la invasión de títulos poligonales pixelados que entraban en las arcade y en los hogares de mano de Sega Saturn y la primera PlayStation.

En lo personal, la primera temporada introducía el origen del amor más infantil entre los personajes y abarcaba sus últimos años de cole y los primeros de instituto, así que ya podéis imaginar cómo estaban las cabezas y el tema de las consolas y "los recre". Es aquel RPG Maker con el que el prota conseguía empezar a expresar sus sentimientos a la inquietante y misteriosa Akira Ono, la niña perfecta pero enjaulada en casa que, sin duda, es el personaje estelar de la serie pese a no pronunciar palabra, al estilo de Link en The Legend of Zelda.

El último factor a recordar es el genial recurso por el que los personajes (sobre todo Haruo, Akira y luego Koharu Hidaka) se identifican mentalmente con sus 'main' en los juegos de lucha, en concreto Guile y Zangief de Street Fighter y Phobos de Darkstalkers. La relación de Haruo con su peculiar Pepito Grillo de engominado flequillo se presenta en pantalla con unos estupendos montajes de pixel-art sobre los dibujos animados, y da lugar a las escenas más auténticas y desternillantes de toda la serie. De hecho, esto de usar personajes de juegos o incluso situaciones y movimientos para intentar entender la vida, es la seña de identidad de Hi Score Girl y se mantiene y amplía en la S2, por ejemplo llevando la rivalidad/amistad de Guile y Zangief a otro nivel y permitiendo nuevos cameos.

Season 2 de Hi Score Girl, solo para fans

Hechas las introducciones, hay que advertir que si intentaste ver Hi Score Girl y no pudiste con sus tonterías o con su dibujo (poco elaborado y con "3D barato" para los puristas) en la primera temporada, la segunda no pretende abrir público, por mucho que sus personajes estén más creciditos. Es decir, recomendamos, como decíamos, probar la serie a cualquier amante de los videojuegos, pero ya adelantamos que no hay motivos en las rondas 16-24 para convencer a los que no quedaran contentos con la sustancia de las Round 1-12 y los ovas de ronda extra 13-15.

De hecho, empieza bastante floja, con un segundo capítulo (la 17ª Ronda, el primero de Shibuya) para olvidar, demasiado aleatorio y desconcertante. También es que es difícil repetir el gancho de los primeros episodios, como es imposible repetir un primer beso o mirada, y este es un lastre del que Hi Score Girl no sabe librarse a base de repetir recursos y ampliar referencias.

Lo mejor sigue siendo Akira y ese encanto tan imperturbable como su tranquilidad. Las chicas siguen yendo por delante al entrar en la adolescencia y tanto la señorita Ono como Koharu llevan su particular lucha por el despistado de Haruo a otro terreno, cada una a su manera. Ese paso de los gestos más inocentes y básicos al primer romance adolescente está bien llevado en general (lo que sorprende dada la simplicidad dominante), sobre todo por cómo Haruo empieza a darse cuenta de las cosas. Más de un espectador se verá identificado, y eso también sostiene una temporada que parece que se ha quedado sin trama.

Por suerte, con el paso de las rondas remonta con el enfrentamiento entre las chicas y los momentazos de Guile con sus reflexiones filosóficas, aunque alguno también se repita. Estas apariciones representan básicamente a Haruo autoexaminándose, y son una buena forma de transmitir las ignorancias e inocencias de la edad.

Dicho esto, quizá no sacan demasiado provecho a los personajes secundarios (Namie, madre de Haruo; Jiya, mayordomo de Akira; o Moemi, su instructora), pero al menos la loca de Makoto Ono, hermana de Akira, consigue dar el salto al primer plano.

Por otro lado, nos sigue encantando la localización, que si bien abusa de algún término que no usábamos en su día (como llamar 'gamers' a los 'viciados'), da en el clavo con toques tan maestros como decir "el Alfa 2" para referirse a Street Fighter Alpha 2 o pronunciar la consola portátil de Sega como "Game Year", conforme hacíamos muchos con Game Gear.

Asimismo, el montaje se permite nuevos lujos que no vimos en la primera temporada, con planos y zooms más elaborados y algunas tomas cenitales que rezuman ambiente de las recreativas noventeras. Y la música, por supuesto, sigue sonando a Capcom, a arcade y a videojuegos, gracias a la maestría de Yoko Shimomura.

La colección de guiños continúa sin mayores sorpresas, pero consigue seguir aportando el valor divulgativo que aludíamos al principio, sobre todo centrada en el catálogo de Sega Saturn. Al menos hay varios momentos memorables, como la tensión al intentar o fallar el truco para desbloquear a Akuma o la hilarante secuencia dedicada a Jeffry McWild de Virtua Fighter.

Hi Score Girl II se descubre más aún como comedia romántica arcade en sus últimas rondas, con un incomprensible pero efectivo montaje en paralelo con otro emocionante campeonato de Super Street Fighter II X: Grand Master Challenge en Osaka, todo un homenaje al tipo de torneos que fueron el gérmen de los actuales eSports. No os destriparemos un final que puede recordar a cualquier drama anime de vuestras series infantiles, pero digamos que hay hueco de sobra para Hi Score Girl Temporada 3, si es que no llega antes el spin-off de Koharu Hidaka.

En resumen, si te encantó Hi Score Girl S1 ya habrás devorado la segunda temporada y estarás leyendo esto para contrastar tu opinión. Si te quedaste ni fu ni fa, piensa que esta es un poco más de lo mismo, quizá con menos 'lore' videolúdico pero con el interés de seguir la línea temporal. Y si no te caló el concepto original, no encontrarás aquí razones para pulsar en "Continue". Nosotros esperamos que sepan enlazar la historia de estos personajes (ya universitarios) con la sexta generación de consolas y la triste debacle de los recreativos.