Cuatro largos han pasado desde que Akaoni Studios lanzara su último juego, la versión Steam PC de Zombie Panic in Wonderland DX. ¿Quién iba a esperar que el estudio valenciano siguiera vivo? Un pequeñísimo equipo de cuatro personas lo han resucitado y se han marcado un juego de acción y plataformas 2D para Nintendo Switch llamado Enraged Red Ogre que cumple en la mayoría de las premisas, aunque patine a lo grande en otra de ellas de menor importancia.
Este ogro enfadado y rojo que protagoniza el título es, precisamente, la mascota del estudio. Ha sido rediseñado en un convincente estilo pixel 2D y bien animado para contar a través de él una sencilla historia de amistad, mentiras y demonios yokai que traslada rápidamente al Japón tradicional. Es justo lo que esperamos de este estudio tan influenciado por el país asiático. El trabajo visual es sencillo en todos los elementos, pero está conseguido, especialmente a la hora de construir y animar a los personajes. Es más parco en detalles a la hora de construir los escenarios, pero nunca increpa a la vista.
El pequeño y mentirosillo Akaoni tiene una cachiporra para atacar a los enemigos espectrales que se va encontrando por su viaje a través de los 8 mundos de los que consta el juego. El rango de golpes es básico, complementado por la capacidad para "disparar" ataques de energía a cargo de su compañero de viaje, el onibi Blu. También es capaz de contagiarse momentáneamente de energía espiritual elemental al matar a algunos enemigos concretos que la sueltan. Esta transformación modifica levemente sus golpes, pero no te hace cambiar la forma de jugar. Al final, su uso real es poder completar los puzles para los que es necesario hielo, viento o fuego.
Eso no significa que las partes de acción de Enraged Red Ogre sean un machacabotones, pues aunque los enemigos parezcan mononeuronales y lentos, en realidad están colocados en el mapa con sumo cuidado y actúan con precisión para ser lo bastante puñeteros como para hacer de la partida un reto interesante. Es este equilibrio entre parecer fácil y no serlo tanto lo mejor que ofrece el título y lo que más engancha de él. No he hecho recuento de muertes en las seis horas y pico que he tardado en terminarlo (completo al 90%), pero son dos o tres decenas. Como no penalizan mucho y hay un sensato reparto de checkpoints, no es problema.
Bastantes de estos fallecimientos han tenido lugar en las peleas contra un par de jefes finales de la segunda mitad del juego. Los primeros son muy fáciles, pero hay un par después que te pueden poner en un apuro si no actúas con precisión de dedos. Son yokais simpáticos y nada amenazadores, que en cuatro o cinco minutos han caído, si todo va bien. No es que sea un juego difícil, de todos modos, y además se puede agrandar la vida entregando tesoros al herrero y recargar sobre la marcha con los alimentos del cocinero. Son dos de los personajes del pequeño pueblo del protagonista, que si bien es tan sencillo como el resto del juego, hay que mencionarlo por el esfuerzo hecho por este diminuto equipo en crear algo más de contexto a su aventura y no dejarlo todo en menús sin más.
Una vez terminada la partida, no hay modo extra difícil, pero sí un reto continuado para volver a las pantallas: los desafíos de combo. Enraged Red Ogre está descaradamente diseñado para el speed running, pero no con la intención de completar la pantalla cuanto antes, sino de sumar cuantos más ataques mejor (Por cierto, esa acumulación va subiendo la mala lecho del ogrillo. ¿Pero para qué sirve más allá del reto? Pues ni idea, porque no se explica nada). Ese diseño de niveles para la aceleración está presente tanto en combate como en sus secciones de plataformas, que son abundantes pero básicas. La premisa era conseguir un buen ritmo de partida y está lograda.
Esa ambientación japonesa presente en todo el título, y que sobresale principalmente en su curiosa e inesperada canción principal, se va al traste por el gran defecto del juego: el guion. Las conversaciones entre Akaoni, Blu y los enemigos o PNJ son de macarra. Entiendo que se quiera presentar al protagonista como un renegado que convive con humanos por obligación, pero ese tono no pega nada con la ambientación. Lo positivo es que se trata de un juego de acción 2D, así que no hay necesidad ninguna de leerse ni una palabra; ni siquiera las que te explican más o menos a dónde ir después, pues el mapa está perfectamente presentado para orientarte.
Por tanto, sí, Akaoni Studios ha logrado producir un título sencillo pero cerrado en su propuesta. En el que solo un defecto de tono fácilmente ignorable afea un poco un conjunto que tiene buen ritmo y consigue que pases un buen rato. Todo es correcto, ni más ni menos, algo que muchos juegos más pretenciosos no alcanzan. Enraged Red Ogre se estrena en la eShop con descuento. Si vas a ir a por él, la primera semana es la ideal.