En Garde!

En Garde! es una gran idea. No solo es una gran idea, sino que además está respaldada por sistemas de juego sólidos como una roca y el detalle de no hacer perder el tiempo al jugador con exposiciones innecesarias y relleno gratuito alrededor del jugoso centro.

Al mismo tiempo, también es un juego que, por desgracia, tras presentar sus grandes ideas, se queda rápidamente sin formas de seguir desarrollando y extrapolando esas ideas, por lo que el resultado se queda corto, a la vez que se vuelve monótono antes de que rueden los créditos finales.

En En Garde! encarnas a Adalia de Volador, un personaje parecido al Zorro que se interpone entre los inocentes ciudadanos de una ciudad sin nombre y el codicioso y voraz Conde-Duke. En un capítulo escapas de una prisión, en otro saqueas el tesoro secreto del mencionado tirano, pero no hay una conexión real, y aunque el juego tiene toneladas de autoconciencia y mucho encanto, no te involucras especialmente en Adalia ni en nadie de su entorno. Me inclino a decir que el juego tiene una ambientación, pero no una historia, lo cual es una verdadera lástima.

Bien, si no hay gancho narrativo, ¿qué hay? A lo largo de sólo cuatro capítulos, con una duración total de menos de cinco horas, y puede que incluso menos de tres, hay un poco de plataformas en tercera persona y combates contra grupos específicos de enemigos, y eso es todo. No hay coleccionables, ni metasistemas, ni niveles ni árboles de habilidades. Corres, saltas y luchas.

Esto no es una crítica en sí: demasiados juegos integran demasiados sistemas contradictorios o indiferentes en la experiencia para dar la ilusión de profundidad, cuando lo que realmente quieres son unas pocas mecánicas definidas que evolucionen a lo largo del juego. En Garde! lo hace hasta cierto punto, y hay que felicitarle por ello, pero la sensación que me queda es bastante vacía, por desgracia.

El sistema de combate es la joya absoluta del juego. Es una especie de Batman Arkham mezclado con Nidhogg, en el que tienes que esquivar los golpes enemigos y colocarte en posición para contraatacar, al tiempo que puedes utilizar el entorno a tu favor. Puedes lanzar objetos para romper las defensas de los enemigos y patearlos para que caigan por las escaleras o en las trampas. Al mismo tiempo, el juego introduce con bastante rapidez entre cuatro y cinco tipos de enemigos diferentes, que luego se agrupan en interesantes combinaciones. Cuando En Garde! funciona a pleno rendimiento, te sientes como el Zorro, jugando con ollas, instrumentos musicales, una patada oportuna y habilidades superiores con tus fieles corceles para derrotar a docenas de enemigos.

El problema es que eso es todo lo que En Garde! puede hacer. Pronto habrás visto todo lo que hay que ver, y sin un gancho narrativo, razones para explorar tu entorno, un plataformeo interesante (es inquietantemente rudimentario) o sistemas para personalizar tu estilo de juego, rápidamente se hace evidente que pasar de un nivel a otro es realmente lo único que En Garde! puede ofrecerte. Lo que es una pena.

Y antes de que te des cuenta, se ha acabado. Aunque viene con un Modo Arena bastante chulo que te da un montón de objetos y trampas, y también un montón de desafíos, en realidad no añade más mecánicas. Hay ataques, defensas, maniobras, trampas y algún que otro superataque, pero aparte de eso, En Garde! se agota bastante rápido.

Aplaudo el insistente enfoque en el combate, pero En Garde! se merece algo más: una trama, entornos que esperan ser explorados, una progresión real. Nada de eso está aquí, así que aunque el núcleo del juego está bien diseñado y es robusto, es una experiencia demasiado escasa como para recibir una recomendación sincera por mi parte.