El peor vecino del mundo

El peor vecino del mundo (Man Called Otto en el inglés original) es un drama realista sobre un hombre viudo que está basado en la novela de Fredrik Backman, Un hombre llamado Ove o, en realidad, en una película estadounidense basada en una película sueca que está basada en la novela. El entorno se ha trasladado a un suburbio en Estados Unidos, y es de suponer que se han modificado los orígenes, etnias e identidades de género de los personajes para que se adapten mejor a la actualidad. La historia en sí sigue siendo bastante atemporal y funciona bien en un entorno estadounidense.

Otto Anderson (Tom Hanks) es un terco jubilado que ha perdido a su mujer a causa de una enfermedad y lucha por encontrar un nuevo sentido a su vida, así que se pasa el tiempo vigilando lo que hacen sus vecinos y asegurándose de que todo el mundo sigue las normas. De repente, Otto acaba convirtiéndose, casi sin darse cuenta, en un miembro importante de la pequeña comunidad de vecinos.

Uno podría imaginarse a algunos actores veteranos en el papel de Otto Anderson, pero Tom Hanks siempre es un acierto. La historia del personaje y, al mismo tiempo, el motivo de su angustia, se van revelando principalmente mediante flashbacks a medida que avanza la película. El trasfondo del resto de personas de la calle se va descubriendo cuando le piden ayuda a Otto para solucionar sus problemas, ya sea ventilando radiadores o al darles refugio por alguna emergencia.

Siguiendo la tendencia de hoy en día, El peor vecino del mundo es una película moderna y progresista, pero a diferencia de la mayoría, los elementos se hilan con el resto de la historia de forma lograda y justificada. Puede que un barrio residencial estadounidense promedio no sea tan multicultural, pero la manera en la que se trata en la película sigue estando dentro de los límites de lo creíble. Está claro que el mensaje de la obra es el de hacer hincapié en la vida en comunidad como un recurso para sus residentes, independientemente de su edad o de su aspecto y, por supuesto, las situaciones cotidianas van cambiando. También se cuela por medio una reflexión sobre la codicia de las grandes empresas que se anteponen a sí mismas por encima del bienestar de las personas.

Técnicamente, se trata de una obra sólida y profesional; tiene un ritmo flojo, pero avanza de modo consistente y razonable de principio a fin, sin necesidad de utilizar efectos especiales ni violencia.

El peor vecino del mundo es un largometraje que recomendamos, especialmente a los fans de Tom Hanks, pero el resto de espectadores deben estar preparados para ver un drama lento que claramente tiene su propio mensaje que contar.