La oscuridad se convierte en tu peor enemigo en la nueva adaptación cinematográfica de El Hombre del saco dirigida por Rob Savage. Siguiendo el estilo clásico de Stephen King, el trauma se transforma en monstruos, creando así una combinación de thriller psicológico y horror de casa embrujada. Aunque se trata de una película de terror muy sólida, no logra sorprender ni aportar elementos novedosos al género.
En El Hombre del Saco, seguimos una familia de tres personas donde la madre ha fallecido recientemente, lo que deja al padre, Will Harper (interpretado por Chris Messina), y a sus dos hijas, Sadie (Sophie Thatcher) y Sawyer (Vivien Lyra Blair), traumatizados y emocionalmente disfuncionales. Su dolor se manifiesta de diferentes formas, siendo el del padre la más perjudicial para la familia. Will es incapaz de hablar de la madre de las niñas de cualquier manera, lo que le impide conectar emocionalmente con sus hijas y genera conflictos, especialmente con la hija mayor, Sadie, quien, a diferencia de su padre, está demasiado aferrada al pasado. La familia Harper se encuentra atormentada por su trauma, tanto figurativa como literalmente, cuando El Hombre del Saco, un monstruo repugnante de piernas largas que prospera en la oscuridad, aterroriza a la familia en su hogar. La clave para derrotar a este monstruo está estrechamente ligada a cómo enfrentan su dolor y si logran avanzar juntos como familia.
De hecho, hay muchos aspectos que son realmente buenos en El Hombre del Saco. El drama central resulta lo suficientemente convincente, el aspecto visual es muy precioso y la actuación de los tres protagonistas es tremendamente sólida. La actuación es realmente impresionante, sobre todo considerando que el guion no siempre está bien escrito. Sin embargo, Messina, Thatcher y Lyra Blair logran que el diálogo cobre vida y sea creíble a lo largo de toda la película. Pero los actores talentosos no pueden solucionar todos los problemas. La película recurre a trucos baratos que reducen las acciones de los personajes a clichés de terror simplistas. Es especialmente en los actos segundo y tercero donde esto se vuelve excesivo y donde decisiones molestas rompen la inmersión y la atmósfera de horror.
No podía no pensar en la aclamada película de terror moderna de Jordan Peele, Déjame salir, que critica las decisiones tontas que toman los personajes en las películas de terror, como cuando están solos en una casa abandonada y escuchan un ruido en el sótano. Lamentablemente, El Hombre del Saco también cae en estos clichés. Además, hay un hilo argumental poco creíble en el que conocemos a los supuestos amigos de Sadie, quienes son tan malvados que casi se podría temer más a ellos que al verdadero villano de la película.
Sin embargo, El Hombre del Saco se debe apreciar como una película dentro de su género específico. Como ocurre con las películas de género, sigue las convenciones establecidas, y esta demuestra un buen conocimiento de su género. Cumple con todos los clichés familiares del terror y los presenta con confianza y energía. En ese sentido, El Hombre del Saco logra ser una película sólida en su género, aunque no logra destacar en uno tan saturado como el de terror.
El Hombre del Saco no alcanza el nivel de las mejores adaptaciones cinematográficas de King, como El Resplandor, La Niebla o el Juego de Gerald, pero aun así logra ser una película de terror eficaz que se adapta bien a su época. Aunque se basa en las convenciones del género, la película ofrece un entretenimiento sólido y está bien escrita. Sin embargo, en ocasiones puede verse limitada por su excesiva dependencia de los elementos convencionales, lo que le resta originalidad y fuerza en ciertos momentos.