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Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito

Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito para 3DS

El mágico desembarco de la saga en Europa vuelve con fuerzas renovadas a Nintendo 3DS.

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El Periplo del Rey Maldito. Ese fue el subtítulo con el que Dragon Quest debutó en Europa. Este juego, octava entrega numerada, contaba la historia de un rey y una princesa malditos y la aventura de un grupo de personajes que buscan poner fin a esa maldición y a todo el mal que causa su artífice, un bufón llamado Dhoulmagus. El término periplo se antoja como el más adecuado para bautizar a un videojuego que supuso el comienzo de un nuevo viaje para esta serie. Con Dragon Quest 8 Square Enix comenzó la aventura europea de una franquicia que miraba de tú a tú a Final Fantasy en Japón, que llegaba a nuestro territorio por todo lo alto y que tenía muchas ganas de demostrar todo lo que la hacía, y la hace, tan especial.

Un RPG por turnos que se estrenaba en PlayStation 2 en abril de 2006 aquí en el Viejo Continente y que ahora, casi 11 años después, vuelve a Nintendo 3DS con una magnífica versión portátil. Conserva su esencia, pero a la vez añade una serie de novedades que pulen la fórmula original y que, además, son suficientes para servir de reclamo a aquellos que disfrutaron ya de la aventura original desarrollada por los padres de personajes como el Profesor Layton o incluso Inazuma Eleven, Level-5.

Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey MalditoDragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito

Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito mantiene su historia original en 3DS. Nuestra misión, como buen héroe silencioso, es la de acompañar, junto al bandido Yangus, al Rey Trode y a su hija Medea para librarlos de la maldición que los ha convertido en una especie de sapo y en una yegua, respectivamente. Realmente, este es el punto de partida de la trama, puesto que, a medida que se avanza, aparecen nuevos personajes con sus propias motivaciones y se acaba descubriendo que hay algo más detrás de ese tal Dhoulmagus. No vamos a entrar a destripar la trama (para muchos ya sin secretos, ¿o quizás no?) pero donde sí vamos a meternos es en lo que el planteamiento de la historia supone para el juego.

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Estamos ante una aventura que se desarrolla como tal. A diferencia de lo que podíamos ver en la séptima entrega, aquí no hay un mundo fraccionado, sino que simplemente vamos descubriéndolo a medida que avanzamos y nos adentramos en mazmorras de todo tipo. Es un desarrollo tradicional para un RPG, pero también es el más adecuado para fortalecer la sensación de estar viviendo una aventura. Vas recabando pistas, viviendo situaciones muy variadas (a nivel jugable), conociendo a todo tipo de personajes y, sobre todo, explorando el vastísimo mundo que te rodea por tierra, mar y aire mientras creces como guerrero. Así transcurren las grandes aventuras tradicionales y así transcurre Dragon Quest VIII. Pero no nos engañemos, estamos ante un "animal de costumbres" que no viene a inventar nada nuevo; viene a ofrecer algo tradicional, puliéndolo magistralmente y contando con la gran baza que supone formar parte del universo Dragon Quest.

Ser costumbrista no es malo en absoluto, sobre todo cuando se tienen unas bases tan buenas. El carisma de los mundos y los personajes que caracterizan a esta saga sigue ahí. Aunque en el reparto principal es inevitable caer en tópicos como el galán mujeriego, la chica de armas tomar o el bruto bonachón; esto no significa que no puedan ofrecer algo interesante. Al revés, en más de una ocasión te dedicas a hablar con ellos (botón Y) para simplemente ver qué comentan, algo también de utilidad para cuando te quedas atascado o no recuerdas dónde ir. Además, en esta versión para Nintendo 3DS tenemos más personajes todavía a los que reclutar en nuestras filas, con sus marcadísimas personalidades y, sobre todo, con sus habilidades para la batalla.

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Y sí, hay que luchar. ¿Qué sería de una avent... perdón, un periplo RPG, si no tuviéramos que acabar con fieros monstruos? En este punto es donde llega uno de los cambios más notables con la portátil. Los combates ya no suceden al azar: ahora vemos a los enemigos en el mapeado y decidimos si lanzarnos a por ellos o no, o viceversa ,ya que si te ven pueden abalanzarse sobre ti o huir despavoridos si eres demasiado fuerte. Este punto, lo comentábamos en nuestras primeras impresiones y lo volvemos a subrayar, es todo un acierto no sólo por la posibilidad de conocer tu fuerza sin tener que medirla directamente con los monstruos, sino porque hay travesías muy largas, o incluso mazmorras, que podrían hacerse insufribles con la aparición aleatoria de batallas. Ahora al menos puedes decidir si quieres pelear o prefieres seguir adelante en tu larga caminata, pero en la entrega original había momentos realmente desquiciantes protagonizados por los encuentros fortuitos a los que, si añadimos esa dificultad que puede hacer que un pequeño grupo de enemigos acabe contigo y los intrincado de algunos lugares, podían llevar a episodios de indignación y mandos voladores.

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En cuanto al sistema de batalla, es prácticamente idéntico a la versión de PS2, con el añadido de que podemos duplicar la velocidad de las animaciones y almacenar los Puntos de Destreza (PD) al subir de nivel. Cada personaje cuenta con ataques, conjuros y habilidades que dependen del arma equipada y de la evolución de sus destrezas (a través de un árbol de habilidades ligado a los tipos de armas). Además, en esta entrega entran en juego nuevos comandos como Mentalizar, que aumenta la tensión de un personaje mejorando durante un turno su ofensiva; o Intimidar, que asusta a los rivales y hace que huyan de la pelea. Por supuesto, tenemos también la posibilidad de activar una especie de "piloto automático" para que nuestros héroes realicen una serie de órdenes predeterminadas, ideal para esas tandas de peleas pensadas para subir de nivel. Pero, las cosas como son, la auténtica chicha de estos juegos está en montar las estrategias al vuelo.

Lo bueno es que Dragon Quest VIII ofrece cierta versatilidad a la hora de superar las batallas. Puedes optar por el lado más tradicional, buscando lugares en los que subir de nivel y pasando horas y horas mejorando tus personajes peleando y con el mejor equipo (el Pote de Alquimia, que mezcla objetos, es fundamental para esto) o bien puedes tratar de explotar las nuevas mecánicas que ofrece para conseguir una victoria no por la fuerza bruta, sino por la inteligencia. Y en este punto entra en juego otro de los elementos nuevos de esta entrega, la posibilidad de formar un equipo de monstruos que, o bien se lucen en la Arena de Monstruos, o bien los convocas en batalla para que te sustituyan y te den ciertas ventajas que a menudo pueden ser cruciales.

Es bueno que, tratándose de una saga que siempre se ha conocido por tener unas bases inamovibles y ser tan fiel a sí misma, se ofrezca algo más, algo distinto al típico 'grindeo' de los RPG y que invite a explorar y a experimentar con otros factores. Además, con el sistema de Destrezas que ofrece, y los nuevos personajes con los que podemos contar en Nintendo 3DS, tenemos un amplísimo repertorio de hechizos y ataques con los que ir perfilando diferentes estrategias con las que arrasar con todo y, sobre todo, salir airosos de los combates contra los jefes, de los más duros con los que os vais a topar en el género.

Dragon Quest VIII es difícil, pero a la vez simpático y desenfadado. Es un lobo con piel de cordero que insiste en que no nos lo tomemos en serio para luego darnos una puñalada a traición. No es porque insista en hacer bromas, que también las hace ("¿Cuál es el pez más seguro? El Pez-tillo", es uno de los chistes que podemos leer del puño y letra de un abad del juego), sino por lo cómico de muchas situaciones. Como ejemplo podemos tomar al primer jefe, ese que confunde palabras pero que, como no lleves el nivel suficiente, te hace morder el polvo sin piedad alguna. Estamos ante un juego que camufla su hostilidad bajo un manto de color y alegría en el que, inevitablemente, influyen los diseños de Akira Toriyama. ¿Os suena eso de que las apariencias engañan?, pues tomad nota, porque aquí se sigue a rajatabla.

La localización, al igual que ocurría con su séptima entrega, vuelve a brillar por su excelente desempeño. Esta vez los acentos no se replican en el texto, pero sí lo hacen en el doblaje; y es que en este juego contamos con voces en inglés que acompañan a la mayoría de secuencias y que ayudan a sumergirnos mucho más en la historia. Es una pena que la calidad de estas voces sea bastante baja y que se haya eliminado ese elemento visual que aportaba tantísimo en Dragon Quest 7, pero sigue siendo destacable que Square Enix se empeñe en plasmar las diferentes formas de hablar de los personajes.

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También vuelve a repetirse uno de los aspectos que se podían criticar al anterior. Dragon Quest VIII llega a las 3DS de Occidente con una magistral banda sonora compuesta por el genio Koichi Sugiyama... pero reproducida por un sintetizador MIDI. Desgraciadamente, esto hace que se pierda la sensación de grandeza, de aventura épica que sí se percibe en la versión japonesa, que cuenta con todos los temas completamente orquestados. Aquí tenemos que resignarnos a escuchar estas composiciones con un nivel que, aunque no se desenvuelve mal, no hace justicia a una de las mejores bandas sonoras de la saga y casi del género.

Por otra parte, el cambio de hardware con respecto a la consola de Sony se nota. Las posibilidades de la portátil son las que son, pero eso no quita que aún así sorprenda a nivel técnico. Puede que detalles como la iluminación o las texturas sean algo peores; pero al tratarse de una pantalla de dimensiones reducidas estamos ante un mal menor. Además, en este sentido cabe añadir que hay más elementos en pantalla como consecuencia directa de la eliminación de los combates aleatorios, aunque el popping también es bastante acusado (de hecho puede hacer que desaparezcan enemigos). A nivel gráfico cumple bastante bien su cometido, muestra un mundo completamente tridimensional plasmando todo tipo de entornos y de personajes de forma más colorida que hace diez años; además, ofrece unos modelados bastante buenos y, en general, una calidad que tiene sus momentos más fuertes en las distintas secuencias cinemáticas. Ah, y sin caídas de framerate; pero también sin efecto 3D.

Los cambios introducidos por la portátil no se limitan al plano técnico, como ya adelantábamos al comienzo. Ahora tenemos más mazmorras que explorar en un endgame más amplio, podemos conocer más del trasfondo del protagonista, tenemos hasta una serie de retos que nos invitan a fotografiar todo tipo de situaciones y compartir capturas personalizadas a nuestro gusto, hay más personajes y hasta un final distinto. En resumen, ofrece muchísimo más que la aventura original, y lo hace más interesante todavía de lo que ya era en su momento.

Con todo, esta aventura puede tenernos enganchados a la portátil cerca del centenar de horas con su historia, sus submisiones, desafíos y secretos. Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito trae a Nintendo 3DS una obra que supuso un hito para una saga y que ahora supone un hito para la portátil. Si lo jugaste en PS2, ofrece cambios suficientes para volver a disfrutarlo y, si no lo jugaste, es la ocasión perfecta para ponerte a ello. Es mágico, desafiante y magnético. Un juego obligatorio para todo aquel al que le gusten los RPG y, por supuesto, los combates por turnos.

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09 Gamereactor España
9 / 10
+
Adaptación perfecta a Nintendo 3DS, combates exigentes, el nuevo modo foto y los nuevos contenidos.
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El popping en el mapamundi, banda sonora sin orquesta, falta de efecto 3D.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países