Análisis de Dragon Quest Heroes: El infortunio del Árbol del Mundo y la raíz del mal

Si te dijera que estoy enfrascado en una batalla con un personaje poderosos y capaz de hacer buenos combos, que se enfrenta a cientos de enemigos al mismo tiempo y que es en tercera persona, lo más seguro es que pienses que estoy jugando a un Dynasty Warriors o, si acaso, un Samurai Warriors. Pero no, el título nos ocupa en este caso es Dragon Quest Heroes: El infortunio del Árbol del Mundo y la raíz del mal, y lo que tienen en común todos ellos es que han sido desarrollados por el estudio Omega Force.

Pero, antes de nada, hay que hacer una puntualización. Desde luego que en este título aparece la fórmula de los musou de Koei y su estilo, pero es lo único que importa de ese longevo subgénero. No es que sea un problema, porque le hemos echado más de sesenta horas y hemos disfrutado de todas y cada una de ellas. El sistema de combate sí que tiene mucho de Dynasty Warriors, aunque no es tan rápido como el formato original; más bien te obliga a ser un poco más paciente y táctico. En Dragon Quest Heroes, cada personaje tienen unas habilidades únicas que se ponen en marcha de forma muy sencilla, con tan solo pulsar R1 y uno de los botones principales asociados. Para poder desatar su poder es necesario haber acumulado punto de magia, una pequeña vuelta de tuerca a su sistema de barras con el que se consigue contener su potencia bruta.

Para respetar el origen y la esencia de esta franquicia de Square Enix, Omega Force ha añadido elementos RPG que lo separan aun más de sus propias sagas. La cosa va mucho más allá de los puntos de magia y las habilidades de cada personaje, o del hecho de llevar un grupo más integrado. Hay un sistema de creación de objetos y de alquimia que es la puerta de entrada a toda una gama de accesorios que hacen más fácil completar las misiones. Como por ejemplo a pociones que aumentan la resistencia, la posibilidad de hacer golpes críticos o de ganar más puntos de experiencia de lo normal. Cada uno de estos accesorios pueden ser fabricados todas las veces que se puedan pagar e incluso fusionados entre sí para dar versiones más potentes de los mismos. Eso sí, se trata de un sistema sencillo, que le da un toque rolero sin más. Por otra parte también hay tiendas en las que comprar armas y orbes, estos últimos son los objetos con los que mejorar las estadísticas de defensa. Quienes han seguido la trayectoria de este estudio japonés encontrarán una pequeña evolución sobre los formatos de producción de armas y ventajas que acostumbran a tener sus títulos.

Otra de las mecánicas más propias de RPG la encontramos en el lugar al que tienes que acudir para entrar en las misiones secundarias, que son muchas. Concretamente hay 104, así que da para unas pocas horas, aunque las hemos hecho todas por si hubiera alguna diferencia reseñable y tampoco es que la hayamos encontrado. Hay seis formatos distintos: rescate, escolta, objetivo, defensa, acumulación de recursos y combate contra jefe. Nos hubiera gustado encontrar un poco más de variedad, pero a esto solo le podemos sumar la zona en la que se puede salir a raidear contra los jefes. Algunos son bastante fáciles y te los cargas con atizarles repetidamente, pero más adelante encontrarás retos más complejos en los que será imposible avanzar sin poner un poco de seso. A cambio del esfuerzo táctico, estos te van a solar objetos y equipamiento raro o mini medallas, que es la moneda secundaria del título.

Al tema del dinero no hay que darle demasiadas vueltas porque es bastante fácil de conseguir. Para empezar, desde bien pronto te puedes equipar un accesorio que hace que sean mas abundantes. Por otra parte, puedes conseguir más derrotando a determinado número de unidades de algunos enemigos o desbloqueando trofeos, porque además del reconocimiento correspondiente también aportan algo dentro de la partida.

Hablando de metales, no podemos pasar por alto la mecánica más sorprendente de este Dragon Quest Heroes, las medallas de monstruo. Son uno de los tipos de objeto que pueden soltar los monstruos cuando los derrotas, así que los más brutos tienen más opciones de conseguirlas. Hay dos tipos: mientras que el primer modelo consigue que los monstruos se pasen a tu bando para a combatir o defender una zona, el segundo modelo tan solo sirve para invocar un efecto temporal, eso sí, muy útil: ralentización de los enemigos, restauración total de los puntos de vida o de magia, incremento de fuera o de defensa, etc. Hay muchísimas medallas de monstruo y eso le aporta cierta profundidad tanto por la exploración como por la táctica.

El trabajo técnico y artístico realizado por Koei Tecmo en este caso nos ha dejado sensaciones contrapuestas. Como es costumbre al habla de Dragon Quest, el estilo visual nos tiene ganados de antemano, porque no nos cansamos de ver los diseños de Akira Toriyama. El juego consigue representarlo bien aprovechando el potencial de PS4, aunque no llega a ser excelente. Sin embargo, y para lo que nos tiene acostumbrados Square Enix, el apartado sonoro está un poco más cojo. De toda su banda sonora apenas nos quedamos con el tema principal, que es una revisión de una de las canciones clásicas de la saga, así como con la melodía del antagonista y la de otro de los jefes. El resto es entre mediocre y malo, y eso es un problema teniendo en cuenta que en este juego vamos a escuchar algunas melodías muchas veces repetidas en bucle.

Detrás de todas estas horas de partida también hay una historia, aunque hasta ahora no os hayamos hablado de ella. Como buen exponente de la serie, Dragon Quest Heroes vuelve a presentar una batalla entre la luz y la oscuridad pero con un toque de humor, que unido al carisma de los personajes, permite que haya un tanto de interés a tomársela algo en serio. Desde luego que no es necesario ni prestar atención ni seguirla, porque en este tipo de títulos el aliciente es disfrutar del sistema de combate y evolucionarlo pantalla a pantalla, personaje a personaje. Que nadie espere aquí una trama a la altura de los juegos de Square Enix como Dragon Quest VIII.

Y hablando de los títulos de la saga principal, hay varios personajes de otros juegos de Dragon Quest que tienen un papel relevante. Aquí están Jessica y Yangus de la octava entrega numérica, y otros de las viejas entregas cuatro, cinco y seis con los que también se puede formar equipo bajo control. En ningún caso se trata de personajes duplicados con otra forma metidos con calzador o para rellenar, porque todos tienen su propio set de habilidades de combate. Por desgracia no aportan demasiado a la historia, pero al menos sí invitan a jugar más y a disfrutar un poco de la saga.

Dragon Quest Heroes: El infortunio del Árbol del Mundo y la raíz del mal es un buen juego de acción y aventura que encandila por su marca, sus personajes y todo el carisma que desprenden, aunque su historia no esté al nivel que los títulos propios de la saga. Sus misiones tienen un diseño mínimo que a veces impacta de forma negativa a la diversión, pero que no pasará factura a los fans de los musou. Es resumen, es divertido, es muy colorido y es un poco estrafalario. Y si tienes de repartir sin límite en tu PS4 esta es una gran oportunidad.