Detonantes (Netflix)

Desde la primera escena queda claro que el nuevo thriller de acción de Netflix va a ser una historia dolorosa de superar, por desgracia. Dos coches con terroristas que rugen salvajemente en algún lugar de Oriente Medio persiguen al personaje de Jessica Alba, Parker (soldado de operaciones especiales), y a su colega Nick, que, sin mucha explicación, intentan escapar en lo que parece un autobús en marcha, en medio de un desierto de sal blanco como la tiza. Los terroristas y sus coches aparecen pintados allí en todos los planos generales ampliados mientras Alba, con las viejas gafas de Walker Texas Ranger de Chuck Norris, sujeta la pistola como si fuera una serpiente venenosa mientras intenta desesperadamente devolver los disparos de los terroristas modelados en CGI. El autobús explota. Muere gente y todo acaba en una pelea con cuchillos en la que la coreografía y el doble de acción desplegado hacen todo lo posible para que el agitar de Jessica Alba el afilado acero al carbono parezca creíble, pero no funciona mucho mejor (en términos de verdadero realismo) que cuando Vin Diesel con una camiseta blanca de tirantes y vaqueros de tubo de desagüe se lanza en tirolina por el Reino Unido en Fast 9.

Cuando Parker, el personaje de Alba, aterriza en su tierra natal, está claro que su viejo ha muerto en la sucia y vieja ciudad natal y, una vez de vuelta a casa, una conspiración acecha, lo que, por supuesto, significa que la ahora retirada soldado de las fuerzas especiales debe lanzarse a la caza de villanos. Todos hemos visto esta película antes, muchas veces. Lobo solitario, protagonizada por Chuck Norris, contaba la misma historia de un soldado de las fuerzas especiales que vuelve a casa para "hacer limpieza", al igual que la debacle de The Rock con Pisando fuerte y la película de Statham El protector. La premisa es tan sencilla que todo el mundo puede seguirla y el diálogo suele ser estúpido y carente de lógica normal. Hay que llevar a cabo la venganza y, en el proceso, salvar a todo el pueblo de los traficantes corruptos, como ocurre aquí. La Parker de Alba es el personaje brutal, mientras que su ingenuo y un poco tonto compañero de pueblo, Mike, es el tipo tranquilo y simpático.

Netflix nunca proporcionó la versión de crítica de Detonantes , lo que hizo imposible hacer una crítica previa antes del gran estreno de hoy, y ahora, en retrospectiva, no me cuesta entender por qué. Porque esta es una de las peores películas de lo que va de año, junto con otras producciones de Netflix como Sin escarcha, Bajo París y Atlas. El guion de Detonantes fue escrito principalmente por el viejo responsable de Catwoman, con la ayuda del coguionista de The Last of Us: Parte II, Halley Wegryn Gross, y es en muchos sentidos el pedazo de mierda más tonto, perezoso, fofo y falto de identidad que se ha rodado en los últimos años. Realmente no hay nada de interés aquí. Parker es un personaje de papel y sus enemigos son caricaturescamente absurdos y viscosos, de forma que toda la película respira parodia. Las secuencias de acción también son absolutamente atroces, con dobles de acción de pie esperando a que Alba, con una mueca de dolor, les lance un judo contra mesas de cristal bien colocadas, y los fogonazos y explosiones durante los tiroteos están hechos con lo que supongo que es Microsoft Word.

Una cosa sería si al menos la fotografía, el montaje y los efectos de sonido/música hubieran tenido un nivel decente, pero no es así. Más bien Detonantes parece un episodio muy malo de una serie de televisión muy barata, en lugar de una gran producción de Netflix con el gran regreso de Alba. Porque normalmente me gusta casi todo lo que hace. Into the Blue, Sin City, Awake. Alba suele ser buena, pero incluso ella deambula por Detonantes a través de una caracterización pésima, buscando despistadamente esa paja proverbial. Esto... esto ha sido sin duda una de las peores películas de lo que va de año, y ya va siendo hora de que Netflix se ponga las pilas y suba el listón.