Dave the Diver

Sería injusto dar a Stardew Valley todo el mérito de haber dado el pistoletazo de salida al nuevo género de los simuladores de vida, pero sí podemos decir que, en cierto modo, fue su lanzamiento, las magníficas críticas de la prensa y las altas cifras de ventas lo que recordó a los usuarios y, especialmente, a los desarrolladores, que crear este tipo de experiencias era todo un chollo.

Solo con ver las mecánicas y estructuras tan diferentes te das cuenta de que no, Dave the Diver no es Stardew Valley. No obstante, la sensación de tener que gestionar tu vida o un negocio es casi la misma, no habiendo tampoco casi ningún otro juego, salvo quizá Kynseed, que se acerque a imitar estas mecánicas.

En Dave the Diver eres... pues eso, eres Dave, el Diver. Y no de divertido, sino de buzo en inglés. Eres un buzo libre, un pescador submarino que, de repente, tiene la oportunidad de hacerse cargo de un restaurante de sushi ruinoso al borde de una atracción turística local llamada «El Agujero Azul», una laguna en la que el paisaje y la flora y fauna autóctonos cambian a diario. Pescando valiosos peces y sirviéndolos por la noche como sushi fresco, Dave debe sacar adelante este restaurante y ayudar a los lugareños con una serie de tareas, entre las que, quién sabe, pueda encontrarse descubrir una civilización secreta en el fondo del océano.

La historia es sencilla, familiar y divertida (ahora sí), aunque como no cuenta con doblaje, puede que acabes pulsando el botón X repetidas veces y no leer nada. No obstante, debo decir que los desarrolladores de MINTROCKET se las han apañado para usar el sarcasmo, la autoconciencia y la ironía para crear algunos grandes momentos. Hay una enorme cantidad de escenas auténticas y singulares llenas de alegría y creatividad, por lo que hay un trasfondo narrativo suficiente como para querer seguir la historia principal solo por esto.

Al igual que otros muchos juegos del mismo género, Dave the Diver simula un día real. Puedes sumergirte hasta dos veces al día y cada noche tienes que presentar un menú y servir tu pesca a unos clientes que, con suerte, esperarán entusiasmados. Todo ello se muestra con unos gráficos pixelados y coloridos, siendo esto último lo que marca la diferencia. Dave the Diver es un juego muy agradable a la vista la mayor parte del tiempo. Aunque El Agujero Azul es cada vez algo distinto, no es todo lo peculiar que le gustaría a MINTROCKET que fuera, especialmente a medida que te adentras en las profundidades, ya que llega cierto punto en el que parece haber tamaños fijos, como si los bloques de construcción utilizados para crear el paisaje fueran demasiado grandes y fáciles de reconocer.

Pescar con un arpón es bastante sencillo: apuntas, disparas y, aunque en ocasiones necesites de varios lanzamientos para atrapar el pez, acabas consiguiéndolo sin problema. Aunque también puedes intentar ir a por oponentes de mayor entidad, como una infinidad de especies de tiburón. Por supuesto, tampoco puede decirse que todo sea «bastante sencillo», puesto que bajo el mar también mezclas los recursos que se encuentran a tu disposición. Algunas de las herramientas que se encuentran en el fondo del mar son, entre otras, alijos de armas y bombonas de oxígeno. Estas herramientas te ayudarán a progresar, recolectar distintos alimentos o defenderte.

Cada noche, Dave the Diver se convierte en una especie de Diner Dash en el que debes buscar empleados que hagan que tu restaurante funcione de la manera más eficiente. No importa cuántos contrates, ya que tendrás que dar ejemplo sirviendo té verde y cerveza, asegurándote de que hay suficiente wasabi para los próximos pedidos y limpiando lo que ensucien tus clientes. Esto se traduce en unos dos o tres minutos intensos de servicio en los que seguramente no te aburras. Además, puedes elegir el menú, mejorar platos concretos de vez en cuando o diseñar la decoración de tu restaurante. Cuentas con bastante libertad, y Dave the Diver no deja de ofrecerte alternativas a lo largo de las entre 25 y 30 horas de duración aproximada del juego.

De hecho, las misiones secundarias son las que a menudo te llevan a avanzar más. Ayudar a una chica a capturar una especie concreta de pulpo me llevó a descubrir una historia bastante conmovedora sobre su difunto padre. Esto, a su vez, me ofreció la oportunidad de usar redes de pesca para capturar especies mucho más pequeñas, por lo que se me abrió toda una zona adicional en las profundidades. ¡Y todo en una única misión secundaria! Esto ocurre varias veces en Dave the Diver, ya que el desarrollador ha tomado una postura muy satisfactoria en la que «más es más», nutriendo al jugador con contenido elaborado y cuidado justo cuando pensabas que se les estaban terminando las ideas sorprendentes y novedosas.

No diría que Dave the Diver sea la simulación más compleja que he jugado ni mucho menos, además de que al final del juego terminas cansándote de tantas inmersiones. Es algo parecido a lo que acaba sucediendo mientras cosechas tus campos de tamaño casi industrial en Stardew Valley: termina convirtiéndose en algo terrorífico.

Esto no quita que Dave the Diver muestre desde el principio el tipo de juego que es y ponga desde el primer minuto todas sus cartas sobre la mesa. Se trata de una experiencia de juego compleja en el mejor de los sentidos, con una autoconciencia que encajaría perfectamente en muchos de los grandes estudios.