Cuando el tráiler de La franquicia apareció por primera vez en mi feed, se me vino a la mente el film La burbuja en cuestión de segundos. Este último fue un intento fallido de sacarle provecho a la obras de la industria cinematográfica y las producciones durante el COVID-19, pero en forma de parodia. La burbuja no estuvo puesta más de 45 minutos en mi televisión, ya que no me dio más que razones por las que quejarme. Sin embargo, entre los nombres de los creadores de La franquicia estaba uno que me dio algo de esperanza, Armando Iannucci.
Esto se debe más bien al renombre que tiene Iannucci, ya que el creador principal del proyecto es Jon Brown. Aun así, el genio detrás de obras como The Thick of It, Veep o La muerte de Stalin se maneja muy bien en comedias rápidas que se centran en los personajes y hace poco se ha adentrado en un set de rodaje moderno para esta nueva serie, que se centra en la creación de una película de superhéroes llamada Tecto: El ojo de la tormenta. En esta se lanza una indirecta muy directa a Marvel, que es se puede ver como algo inoportuna. Todo el mundo sabe que los esfuerzos que Marvel ha estado haciendo últimamente no han tenido éxito, ya que no ha recibido un gran apoyo en todo el mundo ni ha recaudado miles de millones en taquilla. Por eso, Iannucci puede parecer algo cruel en La franquicia, ya que únicamente echa sal en la herida. Sin embargo, este título no busca criticar los fracasos de Marvel y otros estudios, sino ofrecer una comedia de situación centrada en sus personajes, que trata sobre la industria cinematográfica y todo lo que soportan los que trabajan en ella. Todo esto mezclado con una buena dosis de los "modernismos" creados por los altos cargos de Hollywood y sus grandes esfuerzos en las franquicias.
Los protagonistas son Daniel y Dag. Daniel es el primer asistente de dirección de Tecto, ha estado trabajando en la cinta desde el principio y es un gran fan de los personajes. Dag, en cambio, se une a la producción de la serie como la tercera asistente de dirección y la mayoría de los episodios se narran desde su punto de vista. Ella es la que tira del carro y hace que toda la obra sea cómica sin siquiera intentarlo, ya que muestra una confianza brutal, pero es de lo más torpe. Se le va la lengua constantemente, pero no hay ni un solo episodio en el que no me haya hecho reír. Tiene humor al estilo 30 Rock, en el que se sueltan tantos chistes que alguno tiene que hacernos gracia por narices. Daniel es más un tipo serio en La franquicia, no es especialmente divertido de por sí, pero lo que sí que tiene gracia es cómo organiza a la gente de su alrededor, que van como pollos sin cabeza. Este personaje está interpretado por Himesh Patel, un actor que no me había sorprendido mucho hasta que lo vi en escena en Yesterday, pero aquí lo hace muy bien. Es un buen personaje central que no resulta soso ni aburrido, a pesar de que no es el más cómico.
Todo el reparto hace un trabajo genial con sus personajes. Billy Magnussen sigue estando muy subestimado al hacer del típico guaperas sin cerebro y Darren Goldstein es igual de ridículo que intimidante haciendo su papel de uno de los peces gordos de Hollywood que vigilan a Tecto de cerca. En los ocho episodios de La franquicia, no todos los actores tienen la oportunidad de destacar por igual. El personaje que interpreta Aya Cash se deja un poco de lado, al igual que el de Jessica Hynes, pero con un poco de suerte habrá otra temporada donde se desarrollen un poco más.
El diálogo es rápido, ágil y directo. No diría que es tan genial como otros títulos como Succession, pero creo que La franquicia tiene una fuerza bastante similar. Lo que empieza siendo una simple comedia de situación, va avanzando a lo largo de la temporada hasta convertirse en una obra que nos deja pegados a la pantalla al llegar a su final. No es tan impresionante como la historia de la familia Roy, pero sí lo suficientemente buena para seguir viéndola por algo más que unas simples risas. La franquicia podría haberse limitado simplemente a repetir el mismo chiste una y otra vez hasta quemarlo, burlándose del tono absurdo del universo Marvel e intentando que sus espectadores se sintieran "menos" por disfrutar de sus entregas, pero no lo hizo. Aunque a una parte de mí le habría gustado que Iannucci escupiera más veneno, como ya hizo en Veep y The Thick of It, La Franquicia no quiere ir a matar. También imagino que no debe ser fácil criticar a la industria cinematográfica cuando muchos de los que trabajaron en La Franquicia tendrán amigos cercanos dentro de la misma. Aya Cash, sin ir más lejos, ha protagonizado The Boys, una obra que se acerca mucho a lo que La franquicia critica tanto.
El punto fuerte de La Franquicia es su representación del caos que generalmente se monta en una producción. O en cualquier entorno mediático, en realidad. Siempre hay algo que sale mal. Todo el mundo está mal pagado y explotado, pero aun así, al día siguiente todo el mundo vuelve a su puesto de trabajo. A menos que se trate de un actor o un director famoso que gane millones, es imposible que cualquiera se pregunte por qué seguir en la industria. Pero, en ese sentido, La franquicia es prácticamente una carta de amor al mundo del cine. Eso sí, la serie no tiene pelos en la lengua para hablar de lo mal que lo hacen algunos estudios al cortar las alas de la industria cinematográfica, pero por mucho que los personajes digan que el barco hace aguas, nunca se hunde. Todavía hay mucho trabajo por hacer y quedan muchos proyectos artísticos por prosperar, pero también hay películas que en vez de historias nos dan contenido sin más.
Aunque La franquicia no sea tan grandiosa como otros proyectos de Iannucci, no puedo esperar a ver más temporadas. Es difícil encontrar una comedia actual que parezca tan original como La franquicia. Es verdad que los chistes podrían ser mejores y que el guion podría estar más pulido, pero siempre que esté Dag, me lo voy a pasar bien. Cuando Jon Brown encuentre su estilo en posibles próximas temporadas, La franquicia podrá convertirse en una comedia de referencia con el tiempo.