En una fresca mañana de sábado en Belgrado, las calles de la ciudad se convirtieron en un mar de manifestantes, con sus cánticos resonando contra el telón de fondo de los edificios gubernamentales, exigiendo responsabilidades a quienes estaban en el poder.
La concentración, una de las mayores que ha vivido la capital serbia en años, fue provocada por la indignación ante el derrumbe mortal del tejado de una estación de ferrocarril en Novi Sad. Esta tragedia, que se cobró 15 vidas, ha desatado acusaciones generalizadas de corrupción y negligencia por parte del gobierno.
Decenas de miles de personas se reunieron para exigir responsabilidades, con un ambiente a veces festivo pero cargado de frustración. Mientras los manifestantes marchaban entre lugares emblemáticos, expresaron su ira por la mala conducta del gobierno, la corrupción y la supresión de los medios de comunicación.
Aunque la manifestación fue en gran medida pacífica, la violencia esporádica condujo a la detención de 13 personas. Por ahora, está por ver si estas crecientes protestas obligarán al gobierno a tomar medidas sustanciales.