Batman: Caped Crusader (Prime Video)

A menos que te llames George Clooney, es difícil estropear a Batman como personaje. Está en la naturaleza de Batman ser lo más descarado posible, sin ningún esfuerzo. En lo que respecta a las adaptaciones de este hombre murciélago tan denostado, rara vez hay algo mejor que el legendario Batman: La Serie Animada de Bruce Timm, una fenomenal aventura de cómic que no sólo captó la atmósfera cinematográfica gótica de Tim Burton, sino que se estableció como una de las mejores interpretaciones de Batman de todos los tiempos.

Batman: Caped Crusader sigue los pasos de la serie animada, esta vez con un aspecto art decó y con Matt Reeves a la cabeza. El proyecto cuenta también con J. J. Abrams en la función de coproductor. Al igual que en la adaptación cinematográfica de Reeves, seguimos a Batman durante sus primeros pasos en su desagradecida carrera como vigilante, mientras no tarda en aprender que no puede permitirse ni un error si quiere mantener Gotham a salvo. Harán falta varios de esos errores para que descubra lo importante que es esa cruzada contra el crimen en la que se ha metido. Y, una vez que encuentra aliados en los Gordon, algunas de las escasas personas en las fuerzas que velan por el cumplimiento de la ley que no han sido presa de la corrupción de Gotham, no estará solo.

La estética de los años 30, con sus sombreros fedora y pistolas automáticas, resulta muy atractiva y la atmósfera noir es verdaderamente densa. Si hablamos de la historia, eso sí, empieza más bien floja. Se nota que los creadores de la serie tuvieron dificultades para volver a establecer algunos de los puntos de la trama con convencimiento, ya que los villanos, uno de los puntos fuertes habituales de Batman, daban una sensación más de rutina que otra cosa. A veces la animación también resultaba un poco acartonada y la música anónima no podía competir con la pomposa composición de Shirley Walker para la serie animada. Caped Crusader obviamente trata de capturar esa oscuridad enrevesada de la serie más anterior, pero el tono más adulto es también más impreciso y le falta un poco de garra.

No es hasta que el creador de la serie abandona el baile de máscaras y se enfoca en el drama con Dent y la mafia que todo encaja al fin. Tras unos pocos episodios casi a medio hacer, la serie mejora mucho a partir de la mitad y dejar la televisión se vuelve difícil. Es que todo encaja. La forma de contar la historia también coge confianza, se vuelve más contenida. Hamish Linklater no es Kevin Conroy, pero Linklater le da tanto a Wayne como a su alter ego más oscuro un toque psicológico al interpretar al vengativo playboy multimillonario. La animación acartonada se olvida en cuanto la serie logra coger al espectador por el pescuezo con sus guantes de cuero.

En la última escena de la temporada, tenemos un recordatorio de por qué Batman resulta tan popular entre el público. Caped Crusader corona una vez más a Batman como una fuente inagotable de hábiles dramas criminales y de grandes personajes. Caped Crusader quizás no sea tan memorable y colorido como Batman la serie animada, con la que se comparará de forma inevitable, pero es un comienzo prometedor para un nuevo capítulo en la larga vida de Batman.