Atlas (Netflix)

¿Has visto alguna vez a un escritor o director hablar apasionadamente sobre cómo su película era una historia que necesitaba ser contada? Pues nunca oirás a alguien hablar así de Atlas. No voy a molestarme con una introducción inteligente o una forma ingeniosa de empezar, porque este epítome del visionado de fondo no inspira nada más que el impulso de encontrar el acantilado más cercano y lanzarse.

A menos que se trate de un experimento existencial encubierto diseñado para obligar a los espectadores a aceptar el hecho de que son mortales y pasar dos horas de esa mortalidad viendo basura absoluta, Atlas fracasa en casi todos los sentidos imaginables. Es una película de ciencia ficción que trata de sacar provecho de la moda de 2023 y 2024, que es la inteligencia artificial (IA). En realidad, en lugar de ciencia ficción, es un thriller de acción mal disfrazado, ya que las IA no son más que humanos normales actuando como superterroristas. En algún momento del futuro, un robot conocido como Harman (Simu Liu con unas lentillas azules horriblemente malas) se convierte en el primer terrorista de IA que, tras liberar a sus compinches, emprende un viaje para intentar acabar con la humanidad. Es derrotado y escapa al espacio.

28 años después, conocemos a Atlas Shepherd (Jennifer Lopez), una mujer a la que Harman conoce mejor que nadie y que aparentemente no puede tener una relación, a pesar de parecerse a Jennifer Lopez. Como ese es el menor de los problemas de esta película, lo dejaré estar. Al interrogar a Casca, el secuaz de Harman, Atlas descubre dónde se esconden los terroristas de la IA y, por alguna razón, se le asigna un equipo de soldados expertos para seguirle la pista y detenerlo.

Todo esto, por cierto, tiene lugar en los primeros veinte minutos, más o menos, donde te lanzan tanta mierda que pronto todo el diálogo se convierte en una cacofonía de ruidos, donde los únicos que distingues son "Harman" o "IA". Volviendo por un momento a la escena del interrogatorio, es ridículamente mala: Jennifer Lopez forzando lo que el guion considera jerga tecnológica, la pésima actuación de Casca, el terrible CGI que la hace parecer nada más que una cabeza sobre un escritorio. Me sorprende el hecho de que alguien pensara que esto parecía cool o interesante, o lo que sea que se supone que tiene que parecer la película. Esa fue la primera vez que me reí de verdad. Y creo que lo hice por no llorar.

De ahí partimos hacia la galaxia de Andrómeda, y tras avisar a los soldados de una trampa, sin darles ninguna solución, López y sus compañeros acaban en una emboscada, dejando a López varada en un planeta con un ambiente tóxico, encerrada dentro de un traje meca que parece robar el diseño de Avatar y Titanfall, a partes iguales. Este meca, como el resto de los soldados, está controlado por IA, pero aquí está la cosa, gente, a López no le gusta la IA. Incluso escribe a mano y reparte notas en papel... ¡en el futuro! ¡Qué cojones! La única excepción es una IA que tiene en casa, con la que juega al ajedrez. A lo largo de la película, Atlas y su novio meca, Smith, se enzarzan en una acción pésima y en un diálogo con las peores bromas que he oído nunca. Y todo esto mientras tratan de mejorar su relación.

Durante la mayor parte del tiempo, estamos atrapados con Atlas y su compañero robot, por lo que se asumiría que los creadores de esta "película" al menos habrían hecho un esfuerzo para hacerla algo agradable, ¿verdad? Pues no. Todo lo contrario. López no solo actúa mal, sino que el personaje oscila entre un fuerte odio hacia la IA y una casi voluntad de aceptar la neuroconexión con esta, lo que la hace irreconocible e imposible de querer. Está todo el rato de mala leche, especialmente considerando que no descubrimos por qué odia la IA hasta los últimos 30 minutos de la película, lo cual es flipante. Su razonamiento para odiar la IA también es que ella es quien provocó la revolución de la IA al ponerse celosa de que Simu Liu pasara demasiado tiempo con su madre. Muy buena, crack, te cargaste a millones porque mami no quería verte hacer el último baile de TikTok.

Hay tantas cosas que no tienen sentido en este anuncio de 2 horas para Neuralink de Elon Musk. ¿Por qué todos los soldados hacen trampa en su trabajo? ¿Por qué la humanidad persiguió a Harman si él no había hecho nada malo en los últimos 28 años? ¿Por qué tuvieron que convertir a Simu Liu en un híbrido entre Paul Atreides y Gollum? ¿Cómo pasa Atlas de gritar de miedo a calmarse al ver que tiene la pierna hecha un cristo y que le sobresale el puto hueso del cuerpo?

A medida que la película llega a su clímax, es aún peor. Me importáis, así que voy a hacer algún spoiler, por vuestro propio bien, para que no tengáis que verla: al final de la película, se revela que Harman le trajo a Atlas para poder robar una nave y regresar a la Tierra. También ha estado acumulando equipo y otras cosas que necesita para otro levantamiento, lo que plantea una pregunta: ¿cómo cojones consiguió cosas de la Tierra si tuvo que llamar a una nave para regresar allí? En la pelea final, Smith, el compañero mecánico de Atlas, recibe una paliza y ella queda inconsciente. Smith la deja caer al suelo, frente a Harman, quien luego procede a cortar el meca con Atlas bajo su punto de mira. ¡Pero mátala! No, mejor seguir cortando al meca, ¿no? Así que momentos después, Atlas lo apuñala por la espalda. ¡En serio! Siri: dime dónde está el acantilado más cercano.

Atlas no es la peor película que he visto (ese honor es para La fiesta de las salchichas), pero está ahí ahí. No tiene inspiración, no es original y ni siquiera logra entretener como una cinta de acción. También retrata a la IA como los malos, a pesar de que creen que están salvando a la humanidad de la extinción. Siempre he odiado este cliché porque hace que las personas parezcan imbéciles que en realidad preferirían morir destruyéndose unos a otros. Si quieres una historia de IA, mírate Terminator, si quieres una amistad entre humanos y robots, mírate Big Hero 6 o juega Titanfall 2. Si te gusta el nombre Shepherd, ve a jugar Mass Effect, aunque se escriba diferente. Haz lo que quieras, pero no mires Atlas. Me estremezco al pensar en Netflix celebrando los 20 millones de visitas de esta película en su primer fin de semana.