Análisis de Blackguards

El estudio alemán Daedalic Entertainment lleva unos años bien reconocido por su amplia experiencia en el género de la aventura gráfica. Por mi parte como analista he podido disfrutar su brillante trilogía Deponia y del no menos sensacional The Night of the Rabbit, aunque su repertorio es más amplio y se remonta aún más en el tiempo. Ahora Daedalic afronta el reto de adaptar su registro al rol clásico, crear un juego de rol para roleros. ¿Saldrá bien del paso Blackguards? Las impresiones fueron bastante positivas...

Blackguards es un título de rol estratégico (S-RPG) con un estilo que activa fuertes reminiscencias con los juegos clásicos tanto de rol como de tablero. Un sistema de casillas hexagonales, guerreros, pícaros, magos y trampas, planteado casi en su totalidad para recordar esas sesiones de rol (faltan unas buenas tiradas de dados). Desde la creación del personaje la experiencia se divide en dos partes. En la primera de ellas, quizá la más insulsa del juego, se navega por mapas sencillos y unidireccionales que representan el progreso de los personajes por la mazmorra en cuestión. Cuando se produce una batalla es cuando empieza a brillar Blackguards.

El sistema de combate se caracteriza por su complejidad y su completud. El escenario está compuesto por casillas hexagonales a través de las cuales tanto el bando del jugador como el enemigo se distribuirán para luchar. En las batallas habrá que estudiar el entorno y los alrededores, ya que pueden darse todo tipo de sorpresas, como que aparezcan enemigos adicionales por un pasadizo o que se pueda derribar un candelabro contra los soldados rivales. En general el sistema de combate se basa en el movimiento, colocación y buen entendimiento de todas las habilidades y talentos de cada uno de los personajes que integran el grupo.

Es en el diseño y personalización de los distintos personajes donde Blackguards marca la diferencia, y donde queda patente que es un juego enfocado a los aficionados al RPG más puro, más clásico. Como si de una hoja de personaje se tratara, se pueden personalizar los atributos, talentos y habilidades de cada uno tanto, que es muy difícil ver dos personajes que sean iguales. Todos los parámetros definen cómo habrá que enfocar la estrategia con dicho luchador en el combate. Los hechizos son otro elemento en los que hacer hincapié, requiriendo de su aprendizaje para poder emplearse, y existiendo una variedad de conjuros y utilidades tremendo. Pero sobre todo la sensación principal que se tiene observando las opciones en cuanto a personalización de Blackguards es de control, control sobre todos los parámetros y elementos que van a definir a cada uno de los personajes jugables.

El equipamiento también forma parte de esos elementos que hay que tener en cuenta si no se quiere morir de manera inevitable en batalla, y para eso entran en escena las ciudades. Como explorar mazmorras y derrotar enemigos es una tarea agotadora, nada mejor que pasar la noche en la taberna y visitar al médico para recuperarse de esas heridas que no se curan sólo con una sopa y una siesta. También se puede acudir a los comerciantes locales para pertrecharse mejor con un equipo que habrá que mantener a tono para cada uno de los personajes que conforman el grupo.

En cuanto a los aspectos más formales de Blackguards, la historia conforma un buen hilo conductor, con un grupo de condenados a muerte que se encuentran ante una aventura para desenmascarar una traición que les supera a todos ellos. El estilo gráfico sienta bien al sistema de casillas y mapas, las ciudad están muy bien detalladas, pero quizá en algunos puntos de los combates o en los escenarios puede resultar algo flojo o poco inspirado (como por ejemplo en el uso de hechizos). Con el audio ocurre algo similar, a grandes rasgos tiene una calidad aceptable para un juego de sus características, pero en algunos momentos los efectos de sonido de los combates o las voces quedan algo pobres. Estos fallos no echan por tierra el título, pero la presentación del mismo sí queda algo comprometida porque afectan a la inmersión en el mundo de Blackguards. La dificultad del título es equilibrada y evoluciona de manera progresiva, sin presentar picos en los cuales sea tan complicado que no se pueda continuar. En algunas ocasiones se pueden ver situaciones extrañas como enemigos que se bloqueen entre sí la visión, pero estos pequeños incidentes no son la norma y por lo general los rivales se comportan con total normalidad. En cuanto a la duración, Blackguards puede llegar a ofrecer más de cuarenta horas a aquellos jugadores que no van a salto mata.

Quizá una de las críticas más claras a Blackguards es la que afecta a su público objetivo. Y es que un título con un corte tan rolero y tan complejo (con una gran cantidad de texto y tutoriales, sobre todo al principio) puede superar a muchos jugadores que busquen una experiencia más directa o dinámica. En Blackguards es mejor ir calmado y con la mente fría, pensar mucho antes de cada movimiento y calcular todas las posibles consecuencias, así como ir planificando de antemano la evolución que se quiere para cada personaje.

En definitiva, Blackguards ofrece una cantidad considerable de horas de juego al más puro estilo del rol estratégico clásico. Hechizos, espadas y trampas por doquier con un sistema de personalización de personaje que hará las delicias de los más entregados al corte RPG. Si has jugado a juegos como Dragones y Mazmorras o Pathfinder y te han enganchado, en Blackguards tienes una inversión recomendable. Si en cambio eres un usuario dudoso con respecto al rol, la rentabilidad de esa inversión está en entredicho. Pero una cosa se puede decir sin lugar a dudas, y es que Blackguards es un juego de rol estratégico con una calidad por encima de la media.