Análisis de TowerFall Ascension

Jugar a TowerFall Ascension tú solo es como jugar al fútbol en solitario contra la pared. Es divertido y puede distraerte durante una hora o dos, pero, al final de día, solo vale como una práctica para cuando vengan tus amigos y juguéis juntos.

Y así es el modo para un jugador que adorna el TowerFall: está ahí, está bien, pero, como mucho, es secundario. La verdadera diversión está en las batallas de cuatro jugadores que se desarrollan en las arenas y en una única pantalla. Los protagonistas son personajes pixelados que se disparan entre los salientes, se aplastan los unos a los otros y se clavan contra las paredes con unas cuantas flechas bien disparadas.

Lo mejor de TowerFall, o quizás lo que más nos gusta, es el arco y las fechas. Este elemento ha vivido una especie de renacimiento en los últimos años, sobre todo con Crysis 3, Tomb Raider y Far Cry 3 entre los juegos más notables de estilo futurista o moderno pero que, sin embargo, han adoptado este arma. Aunque, por supuesto, también hay juegos basados en la historia o con mucha fantasía en los que te lías a flechazos.

TowerFall pertenece a esta última clasificación y tiene un estilo fantástico decorado con unos exuberantes gráficos de 8-bits. Durante las batallas, cuatro personajes diferentes pintados con varios colores, pero que, al final, son los mismos, disparan sus arcos los unos a los otros mientras matan espíritus malignos y demonios. El arco es el concepto central de toda la acción y dominarlo es toda una hazaña. Las flechas se lanzan cuando disparas y su trayectoria cae a medida que la flecha recorre distancia; de forma que esto no son tiroteos, sino algo mucho más orgánico y explotable.

El juego da lo mejor de sí cuando cuatro jugadores pelean entre sí. Cada personaje empieza en su esquina del mapa y salta entre las plataformas a la vez que intenta ver si puede matar a sus enemigos. Además, hay puertas abiertas en los cuatro lados de la arena y pasar por ellas (ya sea moviéndote de izquierda a derecha, de derecha a izquierda o saltando hacia ellas) te lleva al otro lado de la pantalla, un movimiento que se puede usar tácticamente para escapar de un ataque o para flanquear a tu enemigo y atacarle por detrás.

Además, las arenas están muy bien hechas y son maravillosamente simples. Hay una gran cantidad de variedad entre los diferentes mapas y la decoración es muy llamativa. La pixelación del juego es de lo mejorcito y nos demuestra que, a veces, menos es más. De hecho, otro ejemplo de que "menos es más" es la distribución de las flechas: cada jugador empieza la ronda con solo tres, por lo que si fallas los tiros, tienes que recogerlas, coger las de tus enemigos o sencillamente aplastarlos en vez de dispararles.

Por otra parte, aparecen cofres en los diferentes mapas y llegar a ellos antes que los otros jugadores puede marcar la diferencia. En su interior, podrás encontrar diferentes poderes especiales como alas, escudos o invisibilidad que te proporcionarán una ventaja táctica, o las diferentes puntas de flecha que cambiarán tu forma de enfrentarte a los rivales (por ejemplo, puedes atacar desde cualquier lugar del mapa con las flechas con punta de taladro que atraviesan las superficies, o hacer explotar a varios enemigos con las saetas con punta de bomba).

Los controles son sorprendentemente simples, pero, al mismo tiempo, hay cierta sutileza en ellos que solo se hace notar después de unas cuantas horas de juego. Los personajes se mueven, saltan y disparan y, si pulsas el botón de aceleración en el momento adecuado, podrás protegerte de cualquier ataque, permitiéndote, a la vez, recoger una flecha y devolvérsela a tu oponente. Además, puedes usar ese mismo botón de aceleración/bloqueo en medio de un salto para conseguir un rango bastante bueno de movimiento aéreo, puedes saltar rebotando en las paredes para subir y hay muchos salientes para agarrarse a medida que subes/caes entre las plataformas.

El resultado de tener a cuatro jugadores en pantalla es, simple y llanamente, un caos. Las rivalidades surgen entre los contrincantes el doble de rápido de lo normal, conforme se suceden las injusticias que, evidentemente, deben ser castigadas, y la venganza está a la orden del día. Este juego es la clase de título que puede arruinar una buena amistad en cuestión de segundos, pero en el buen sentido. Se pueden usar muchos trucos y, a veces, la suerte se inclina del lado de alguno de los jugadores y elige a un campeón. No obstante, otras veces se puede deber a una impresionante habilidad en el juego o a un fortuito flechazo, pero siempre con mucha diversión (e incluso se puede disfrutar después de jugar, gracias a la repetición disponible de cada partida).

De hecho, la acción en sí es bastante variable, debido al gran abanico de modificadores y ajustes que tiene el título. Se puede cambiar la dirección y el estilo de cada partida con diferentes poderes especiales y con las flechas iniciales, con ajustes aleatorios, quitando el equilibrio automático de equipos y con muchas cosas más. También se pueden alterar las condiciones de victoria para que los jugadores tengan que ganar rondas individuales matando a todo el mundo y consiguiendo puntos por cada baja. El rango de opciones es impresionante y permitirá que las sesiones multijugador no pierdan el interés.

Por otra parte, siempre podéis jugar a los modos para un jugador que mencionamos al principio de este artículo. Es cierto que estos modos no serán la primera elección de nadie, pero se aprecia bastante que estén ahí. Por ejemplo, se ofrecen una serie de pruebas para que te acostumbres a los controles más complicados del juego, así como para probar las diferentes flechas en un entorno seguro. También está el modo Quest (en el que pueden jugar hasta dos personas en cooperativo) y en el que te enfrentarás a incesantes y crecientes hordas de enemigos, disparándoles con la reserva limitada de flechas que te proporcionan e intentando desesperadamente evitar sus ataques. La dificultad sube rápidamente, pero es un buen entrenamiento para alguien que quiera pulir sus habilidades antes de que lleguen los amigos y la inminente, dura sesión multijugador.

El juego iba a ser originalmente un título exclusivo para Ouya, pero, aunque ver que aterriza también en PlayStation 4 y PC significa una gran pérdida para esta plataforma, estamos muy contentos de que reciba la audiencia que realmente se merece, porque es un título fantástico para las reuniones en el salón y un juego de plataformas multijugador muy endiablado. Nosotros hemos hecho el análisis basándonos en la versión para PS4 y funciona genial en la gran pantalla, además de que las vibraciones y lo sonidos de los mandos DualShock 4 añaden un toque muy interesante a la experiencia. Si tienes la opción de jugar en la PS4, nosotros te la recomendamos encarecidamente (aunque tendrás que apoquinar un poco de dinero para comprar mandos, o encontrar un amigo con un par de sobra).

En general, TowerFall Ascension es muy fácil de recomendar. Por una parte, esta nueva versión incluye nuevo contenido, una campaña cooperativa, personajes desbloqueables y nuevas arenas en las que enfrentarse y, por otra, si prefieres una distracción para ti solo, también hay modos para un jugador. No obstante, en el corazón de este título se encuentra un shooter multijugador fantástico. Aunque es cierto que no está el componente online, no importa porque es una experiencia que se disfruta mucho más en casa, con los contrincantes jugando en la misma habitación. Lo cierto es que no hay forma de saberlo con seguridad, pero pensamos que la experiencia no se trasladaría de la misma forma al universo online y, por eso, no nos importa que le falte.

Si tienes amigos (que vivan cerca) y no te importa que se conviertan en tus enemigos, asegúrate de descargar este título tan pronto como sea posible e invitarlos a jugar una partida... o veinte.

TowerFall Ascension ya está disponible en Steam y en la PSN Store de PS4 al precio de 13,99 €.