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      análisis
      The Legend of Zelda: Link's Awakening

      Análisis de The Legend of Zelda: Link's Awakening

      Nuestro nostálgico periplo por Koholint ha terminado, pero no queremos irnos de esta isla.

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      Desde que lo mostró al mundo en febrero, hasta ese inminente lanzamiento, Nintendo siempre se ha referido a The Legend of Zelda: Link's Awakening para Switch a secas. Los japoneses siempre han evitado denominarlo remake o remaster, a pesar de que otros juegos de la misma saga sí que han recibido esa categoría o algún sufijo (DX, HD, 3D y demás) en ocasiones.

      Resulta raro, sobre todo viendo cómo el "Deluxe" se ha convertido en una coletilla bastante visible en el catálogo de Switch (vale, aunque suela referirse a refritos de Wii U). Pero si, además de servir para alimentar el debate de si este juego es una remasterización o una reinvención del clásico de Game Boy lanzado hace más de 25 primaveras, obliga a uno a preguntarse por qué conservar el nombre original.

      Sí, ya existe un Link's Awakening Deluxe; pero lo que llega ahora a la híbrida de Nintendo es una versión que lleva la fidelidad al original a un nivel que deja claro el respeto de Eiji Aonuma y Grezzo a la obra de 8 bits, aunque tampoco se corta en aplicar cambios para mejorar aquellos "peros" que hace 20 años no molestaban, pero que ahora sí podrían dibujarnos una mueca en la cara al jugar.

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      Después de haber descubierto el misterio de la isla de Koholint, después de haber dedicado muchas más horas a recorrer su mapa, superar sus mazmorras y desvelar todos sus secretos, creo que ya sé por qué Nintendo no ha querido mover ni una letra del nombre original al lanzar esta revisión en Switch.

      En mi impresión final de Zelda: Link's Awakening dejé poco lugar a dudas sobre qué puede esperar alguien que ya haya catado esta aventura previamente en GB o GBC; pero nunca está de más hacer un pequeño recordatorio. Lo que llegar ahora a la consola de los Joy-Con (o a la nueva Nintendo Switch Lite portátil) es un clásico de los 90, un Zelda de los de antes, de vista aérea, puzles constantes y mazmorras a la vieja usanza; pero con un toque de lo más peculiar, con un mundo y unos personajes que se te clavan en la memoria.

      Un juego que derrocha clasicismo por todos y cada uno de sus píxeles, pero que también refleja uno de los mayores puntos de inflexión de toda la saga: su argumento. Link's Awakening no va de despertar la Trifuerza, ni tampoco de rescatar a una princesa o acabar con Ganon. En cambio, te pide resolver una incógnita que te permita abandonar esa isla a la que llega Link tras naufragar. Dicen que nadie puede salir de Koholint, y la realidad tras esa especie de maldición es una que se reserva para el final, que espera para darte donde más duele.

      The Legend of Zelda: Link's Awakening
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      Su propuesta es sencilla donde las haya, pero esconde mucho más de lo que parece gracias a sus personajes. Marin, Tarin, Doña Miaumiau o hasta el tendero tienen algo que decir, e importante, y juegan un papel de peso en el transcurso de la aventura. El que más y el que menos tiene algo interesante que aportar, o que reprocharte (prueba a robar algo de la tienda de Mabe, lo entenderás).

      Eso ayuda a forjar, casi sin darte cuenta, lazos con ellos. A pesar de unas líneas de diálogo sencillas o unos encuentros de lo más esporádicos mientras recorres praderas, lagunas o montañas en busca de los 8 Instrumentos de las Sirenas, bien repartidos en 8 mazmorras, tardas poco en cogerles cariño a esas personalidades tan marcadas. Y sí, esta misión musical para despertar al Pez del Viento deja claro que fue Link's Awakening el que empezó a usar la música como elemento de la historia, que no todo empezó con una Ocarina del Tiempo.

      Su perspectiva cenital, con truco, ha sido la excusa perfecta para que Grezzo saque a relucir su maestría para trabajar con uno de los iconos más famosos de Nintendo. Es algo que salta a la vista sobre todo a nivel estético porque, puede que hablemos de un clásico pero, desde luego, este Zelda no se ve como el de Game Boy.

      The Legend of Zelda: Link's AwakeningThe Legend of Zelda: Link's Awakening

      Han remozado todo su aspecto con un objetivo más que claro, consiguiendo unos personajes caricaturescos, con un aspecto chibi que recuerda al de una figura de juguete. Engañan bastante, porque son realmente encantadores y expresivos a pesar de la simplicidad de su diseño, y encajan a la perfección con esta recreación de Koholint que parece sacada de una maqueta fotografiada palmo a palmo, que se atreve incluso con recreaciones de Goombas, Chomp Cadenas o incluso Kirby (¡en un Zelda!).

      Es un cambio estético que enamora a primera vista, nadie puede resistirse al encanto de ver a este Link corretear con unas Botas Pegaso, y que parece poner en algún que otro aprieto al hardware de Nintendo Switch. Nos ha sorprendido bastante, porque el apartado gráfico de Link's Awakening está repleto de detalles y mimo, con efectos que acompañan a la perfección para hacernos sentir frente a un diorama con vida propia; pero no logra moverse con la fluidez que debería.

      Duro como una roca y suave como la felpa, como bien decía el compañero David Caballero tras probarlo en sus primeras impresiones en el E3. Así es como debía funcionar este Zelda para terminar de derretirnos con ese aspecto tan mono y adorable; pero no ha logrado mantener el tipo a nivel técnico. Los 60 fotogramas por segundo son la nota predominante, pero caen a los 30 al entrar en nuevas zonas del mapa. Porque, recordemos, ahora no hay transición entre "cuadro y cuadro" del mapeado como en el original, todo está interconectado de forma natural.

      The Legend of Zelda: Link's Awakening

      Lo cierto es que es de lo poco que hemos podido reprocharle a este... ¿remake, remaster? Ese problema con el framerate, y ciertas triquiñuelas en sus puzles que nos han recordado cómo las gastaban antes, y que probablemente desesperen a más de uno en su primera toma de contacto. Un consejo: sacad vuestro lado más jardinero y cortad arbustos con frecuencia.

      Esto último es la clara herencia de un juego que este año sopla las velas por vigésimosexta vez, y también una demostración absoluta de que se ha querido ser fiel al original. Aquel tuvo que lidiar con la cercanía de A Link to the Past, y se tomó ciertas licencias en sus puzles (como las breves secciones de scroll lateral) que permanecen, con toda su dureza y originalidad, aquí. Aunque eso no ha impedido que esta vez se introduzcan cambios para mejorar la experiencia de juego, sobre todo con los menús y el uso de objetos.

      A diferencia del juego de Game Boy, con solo dos botones para equipar, Link's Awakening aprovecha los mandos de Switch, asignando acciones por defecto a determinados botones, como el B para dar espadazos o R (también ZR) para el escudo. De esta forma, deja libres los botones X e Y para equipar ítemes y así no tener que hacer un eterno desfile por el inventario en cada mazmorra. Bombas, arco, gancho, polvos mágicos o la famosa Pluma de Roc. Todo eso se puede sumar al uso de la espada, el escudo y las botas sin tener que estar alternando constantemente. Probablemente, uno de los aspectos más molestos del original, bastante bien solventado en esta ocasión.

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      Aunque pueda haber pasado algo más desapercibida, otra novedad que se ha introducido para la ocasión son las Mazmorras de Salas, a las que no podemos llamar de otra forma que no sea Zelda Maker. Su editor se encuentra en la choza de Dampé, añadida para la ocasión, y su sistema es muy sencillo, desbloqueando salas que replican las que visitamos en las mazmorras del juego, lo que nos permite crear desafíos a nuestro antojo, como también obtener recompensas al superarlos.

      Aparte de todo eso, y aunque no hayamos podido probarlo todavía, sabemos que las creaciones se pueden almacenar en figuras amiibo para compartir con otros. Desde luego, si esto no es la antesala de un Mario Maker al estilo Zelda, que venga Iwata y lo vea.

      Este Zelda tiene frente a él un doble desafío realmente complicado. Tiene que ser atractivo para los nuevos jugadores, pero también tocar la fibra sensible de los que ya se adentraron en Koholint en los 90. En otras circunstancias, diríamos que se han tenido que hacer muchos malabares para adaptar el juego a la actualidad, pero lo cierto es que los cambios son mínimos. Sus mecánicas e incluso su diseño se han conservado y seguido a rajatabla. Hay ligerísimos cambios aquí y allá (como poder eliminar a los Goomba saltando sobre ellos, cosa imposible en el original), pero el grueso es el mismo. Porque era endiabladamente bueno.

      The Legend of Zelda: Link's AwakeningThe Legend of Zelda: Link's Awakening

      El recuerdo del juego que establece las bases de esta revisión, por catalogarla de alguna forma, sigue muy presente, sobre todo después de haber desempolvado esa Game Boy que estaba en el cajón para comparar. La magia de aquellos personajes, esas melodías que te llenan de nostalgia mientras recorres sección a sección una paradisíaca y extraña isla que poco tiene que ver con Hyrule. Todo permanece justo donde estaba por mucho polígono y mejora gráfica o de QoL que haya, consiguiendo un efecto tanto o más fuerte que el del juego original.

      Al comienzo, os decía que creía haber entendido por qué no estamos ante un juego llamado Link's Awakening DX o Link's Awakening Remake. Con su estreno en Nintendo Switch, esta entrega de Zelda demuestra que es, por derecho propio, un clásico atemporal con todas las letras. Un juego al que no le importa que hayan pasado más de 25 años, porque sigue manteniendo una fortaleza y solidez que sacarían los colores a más de un GOTY de los últimos años. Y es que su base sigue siendo tan disfrutable y mágica como hace décadas.

      Vaya por delante que no estoy proponiéndolo como candidato a gran juego del año, pero sí que quiero dejar claro que sus mecánicas no han necesitado cambiar y que eso, lejos de ser una desventaja, es toda una virtud. Han pasado más de dos décadas y se mantiene incombustible. Ya peina algunas canas, como muchos de los que lo juegan ahora y recuerdan las tardes de bocadillo, zumo y pilas gastadas con el original; pero lo hace con un orgullo y una consistencia difíciles de ver en el mundillo de los videojuegos.

      The Legend of Zelda: Link's Awakening tiene todas las papeletas de conseguir en el público actual lo que consiguió hace años. Puede que ahora la narrativa y las mecánicas que veamos a su alrededor sean mucho más complejas y profundas, pero es que no necesita zambullirse en la complejidad y en las florituras para sobresalir. No tiene que buscar nuevos conceptos, porque su encanto radica en la fidelidad al original. Mantiene la esencia de una leyenda del videojuego, y la demuestra a cada paso que das por Koholint.

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      09 Gamereactor España
      9 / 10
      +
      Todo un clásico actualizado casi a la perfección, sus puzles son muy desafiantes, es tan bonito que dan ganas de abrazarlo.
      -
      La tasa de fotogramas cae más de lo que debería, tiene algún que otro rompecabezas injusto, no permite compartir las mazmorras creadas por internet.
      overall score
      Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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