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Ghost Recon: Wildlands

Análisis de Ghost Recon: Wildlands

Una apuesta si riesgo que se asienta con suavidad a la atormentada selva boliviana.

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Se suele criticar que en los juegos de mundo abierto se arriesga poco y se da prioridad a la cantidad sobre la calidad. Con todos los peros y los matices que le quieras poner, Ghost Recon: Wildlands es justamente un ejemplo de ese problema de la industria. Aunque eso no invalida sus aspectos positivos.

El Gobiérno elegido democráticamente de Bolivia está sufriendo el hostigamiento de un cartel mexicano, Santa Blanca. Su gran líder, apodado El Sueño, ha invertido todos los beneficios del tráfico de cocaína en crear una religión nueva, en posicionarse en redes sociales, en atraer a los líderes ancianos y en corromper policías. Un proyecto que ha dado resultado porque ahora es él quiene gobierna de facto en el país. Pero Estados Unidos, garante de la justicia mundial (¿quién si no?) no se ha quedado de manos cruzados y ha enviado un grupo de fuerzas especiales a desmantelar el cártel trozo a trozo. Como líder del pelotón, tienes plenos poderes y libertad para golpear donde y como quieras hasta dar con el propio El Sueño. No hay mucho más que decir de su historia porque lo que te cuentan las escenas cinematográficas y los personajes secuendarios quedan en el olvido en cuanto empieza la acción.

Hay mucho de tradición bajo la capa de modernidad de Wildlands. Se desarrolla en un mapa extenso, representativo de la variada Bolivia, con sus selvas y sus llanos, y unas vistas preciosas que merece la pena pararse a contemplar en alguna ocasión. También hay algunas opciones, muy básicas, de definición del personaje y de su ropa antes de entrar directamente a la misión con tres compañeros controlados por la IA o por amigos en red. Sobre todo si tienen una idea parecia de cómo jugar a la tuya, porque hay que escoger entre ir a saco o infiltración y sigilo, y no pueden ser las dos a la vez.

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Ghost Recon: Wildlands

El tipo de misión estándar consiste en despejar una base militar, un pueblo o un campamento enemigo. A partir de ahí es cuestión del equipo decidir cómo. Es cierto que hay algunos patrones básicos que conviene seguir, como empezar con un reconocimiento del dispositivo enemigo y la eliminación de los vigilantes de perímetro con mucho cuidado. Nosotros intentamos casi siempre seguir profundizado con cuidado, también con la ayuda de gadgets como drones y de explosivos, al menos hasta que algún soldado quedaba al descubierto y empezaban los sonidos de alarma y los tiroteos. Pero ni así este Ghost Recon: Wildlands es un juego difícil, ni siquiera en los niveles máximos, porque por mucho que los enemigos tengan mucha potencia de fuego, el coportamiento de la IA es malo y se pasan más tiempo buscando covertura y esperando a ver qué ocurre.

Hay varios vehículos que permiten disfrutar más de los entornos. Aunque con ratón y teclado se juega bien, para conducir es mejor el mando tradicional. En general se conduce bien por las pistas y caminos, pero cualquier tipo de bache en el escenario produce algún tipo de sobrecarga del sistema de físicas y puede acabar en tragedia. Curiosamente los vehículos más pesados se conducen mejor, así que te acabas sintiendo más cómodo con un camión que con una moto. Los helicópteros abundan, así que seguro que también para vosotros se convierten en el método de transporte más cómodo.

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En conjunto, la sensación que deja un combate es buena, sobre todo si el trabajo en equipo da resultado, pero le falta gancho. La mayor parte del armamento no tiene la intensidad ni la respuesta que cabría esperar, por ejemplo en cuanto a retroceso, y solo un par te hacen sentir dominador. Además, el control es un poco fallón, sobre todo por culpa de la falta de fluidez de la imagen. Lleva mucho tiempo en desarrollo pero Ubisoft no ha logrado lanzar Ghost Recon: Wildlands (al menos en PC) tan fino como esperábamos. De hecho, además de los bugs sin importancia que nos hemos encontrado, que son bastantes, hemos sufrido congelaciones y apagones en alguno de nuestros PC (en otro no). Incluso una rara situación en la que nosotros veíamos a compañeros y enemigos, pero ellos a nosotros no, y que por tanto acabó en masacre.

Una falta de optimización que tampoco se debe al aspecto gráfico porque, si bien es bueno, no es puntero, especialmente en cuanto a escenarios. Como decíamos, las dos docenas de provincias vistas desde el aire ofrecen panorámicas impresionantes y desde el suelo también se pueden conseguir buenas estampas, sobre todo por su distancia de dibujado. Quizá por eso decepciona tanto el rendimiento. O que, con mundo de juego para tres títulos, el contenido sea relativamente tan escaso. Incidiendo en ese aspecto, se agradece que haya tanta libertad para enfrentar una misión, pero tampoco estaba de más tener tareas más variadas o guiadas en algunos momentos porque eso hubiera aportado mucho más a la experiencia que la enémiga montaña o valle que ni vas a visitar. Tampoco se aprovecha la cooperación ya que el grupo de soldados no se separa a no ser que los jugadores lo fuercen en el coopeartivo, quizá porque no puede gestionar tareas variadas al mismo tiempo, así se quedan como mero fuego de apoyo.

Ghost Recon: Wildlands

El mayor problema del juego es la repetición y la falta de innovación. Al final es el jugador el que tiene que ingeniárselas para superar restricciones artificiales y renovar la forma de jugar. Un experto podría pasarse el título entero con un rifle de asalto y poco más. No podemos pasar por alto que también hay un sistema de microtransacciones que empañan esta experiencia de 70 euros, porque no son solo cosméticos, también hay desbloqueables como armas. Así que puede que haya algún miembro del grupo mejor equipado a pesar de ser el de menor experiencia.

Por tanto, lo que tenemos es un juego decente, estándar, un aprobado en todo. Tiene capacidad para ofrecer horas y horas de diversión entre estas regiones de montañas y selvas hasta que decidas dejar de hacer lo mismo por enésima vez porque te has quedado sin ideas de cómo intentarlo de una forma distinta. Pero tampoco hay tantos juegos de mundo abierto y cooperación que te ofrezcan tanto contenido y tan bien hecho como este. Ubisoft nos demostró que se atreve a asumir riesgos con el reciente For Honor, y salió muy bien, y con Ghost Recon: Wildlands ha tirado por la vía conservadora y, bueno, también está bien, pero sin chispa.

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07 Gamereactor España
7 / 10
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Una representación de Bolivia bella y variada, integración de la campaña en cooperativo, muchísimas horas de juego.
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Diseño de niveles repetitivo, bugs y fallos de rendimiento, micropagos mal planteados para un juego de precio máximo.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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