Análisis de Steep

Ubisoft ha lanzado Steep para cubrir un hueco que todavía estaba vacío en esta generación, el de los juegos deportivos de nieve y riesgo. Un género que ha dado tantas alegrías con franquicias como SSX o 1080º no ha tenido un representante de nivel hasta la fecha. ¿Estará este a la altura?

Más de 100 eventos del modo historia o competitivos repartidos en cuatro deportes esperan en cuatro localizaciones que el estudio ha creado copiando entornos reales como Alaska o Los Alpes. Nunca te cansas de hacer el pequeño viaje en globo a los alto para después lanzarte con el traje de alas, una experiencia afinada y divertida, pero no se puede decir lo mismo de los sosos eventos de parapente, que rozan a menudo el umbral de la frustración. Las pruebas de snowboarding y de skí comparten trazados por lo que se puede alternar entre una y otra al gusto. Aquí la cosa está más repartida porque la tabla permite hacer trucos mucho más interesantes, pero los esquís transmiten una sensación de dominio mucho mayor. En general, los controles creados por Ubisoft responden bien y además consiguen que hacer maravillas no sea demasiado complejo. Excepto con el parapente, que te obliga a ir a trompicones con el joystick para no perder altura.

Esa lista de retos puede parecer muy larga en un primer momento, pero la emoción empieza a decaer a medida que avanzas y te das cuenta de que gran parte de los trazados son variaciones algo más complejas de otras que ya has superado previamente. Tampoco contribuyen mucho a darle variedad a las partidas los rivales ya que su inteligencia artificial no toma buenas decisiones y lo pone todo muy fácil. La única competición real llega de la mano de los otros jugadores reales a través del online, aunque eso dependerá de si Steep logra formar una comunidad bien nutrida a su alrededor.

Los eventos son pruebas contra el reloj con varios puntos de paso obligatorios, carreras básicas en las que se exige el oro o torneos de freestyle en los que lograr la mejor puntuación. Para que los fallos no penalicen demasiado, el estudio ha incluido un botón de reinicio rápido que te manda de vuelta al principio cuando lo desees, sin necesidad de llegar al final y asimilar tu fracaso. Como ya ocurrió con el botón de rebobinar de Forza Horizon, nos enfrentamos al debate sobre si esto rebaja demasiado la dificultad o tan solo agiliza llegar al éxito.

Moverse por las cumbres y cimas de los escenarios no podría ser más sencillo, todo gracias al mapa aéreo por el que moverse con tan solo pulsar un botón. Incluso da la posibilidad de comprar tokens de helicóptero, viajes a los puntos que desees de todo el escenario sin que estén atados a eventos fijos, que abren un poco el abanico de opciones de la partida. También hay una integración total del multijugador, porque en la misma montaña puedes cruzarte con otros jugadores y retarles sin más. Todo esto consigue que las partidas en Steep sean completamente fluidas, a lo que también contribuye que no haya animaciones ni vídeos que te aparten del puro gameplay.

La perspectiva en primera persona del juego, al estilo Go Pro, invita a sentir la acción como si estuvieras ahí mismo, a creérselo, ya estés bajando por la montaña a toda velocidad o volando de forma controlada para hacer unos trucos. Sin embargo más allá de la utilidad que puedan tener para ciertos momentos y situaciones, puede ser un poco mareante cuando estás demasiadas horas delante de la pantalla, sobre todo por la altísima sensación de velocidad. También hay que poner en valor su sistema de repeticiones, que no solo te deja visitar lo que ha ocurrido antes sino que también te permite hacer alteraciones de esas partidas, como cambiar el ángulo de tiro o la velocidad de imagen.

Mientras estás compitiendo y jugando todo fluye de forma eficiente y divertida (menos con el parapente) pero aún así sientes que le falta algo, que es correcto pero sigue sin llenar. Una de las explicaciones que le hemos encontrado es la ausencia de un sistema de progresión adecuado. Es cierto que en este título se obtienen puntos de experiencia por completar retos, descubrir nuevas zonas y hasta por pegarse leches de forma creativa. Puntos que sirven para subir de nivel y, por ende, desbloquear más contenido como pistas o ítems de personalización. Sin embargo todos estos logros dejan de ser tan divertidos cuando el siguiente ítem es prácticamente calcado al anterior, que ya lo tenías disponible. Hubiera venido bien, por ejemplo, conseguir trajes con otras estadísticas que te obligasen a jugar de una forma un tanto distinta.

Aunque no pivota en los extremos de rareza de SSX, Steep tampoco se presenta como un simulador en el que haya que tomárselo todo muy en serio. Por ejemplo, su amplio sistema de personalización de personajes tiene un ropero más completo que el baúl de la Piquer en el te puedes encontrar máscaras de ciervo o un traje de vuelo de murciélago. Debe ser muy amplio porque en nuestros paseos por la nieve siempre te encuentras con gente que tiene otros elementos que no has visto antes.

En cuanto a su aspecto visual, ahí no cabe duda de que estamos ante una experiencia enriquecedora. Los picos nevados cobran vida gracias a los rayos de luz que pasan entre las tormentas heladas. Es cierto que hay pegotes de hielo que no han sido texturizados al mismo nivel, pero son tan solo unos pequeños puntos negros en el general. Todo, dentro de un mundo abierto e interconectado que es una maravilla técnica en la que no solo hay roca y nieve, tampoco faltan los lagos congelados, sus pueblos o sus bosques. Entre medias han aparecido algunos errores, como quedarse atascado en un tejado.

No podemos dejar de lado el trabajo de acompañamiento sonoro que ha dirigido el francés Zikali, una banda sonora dinámica que fusiona pasajes de ambientación tranquila con riffs de guitarra duros que intensifican los puntos de acción. La parte original también se mezcla con otros temas licenciados de artistas como The Cinematic Orchestra, MuteMath u ODESZA. Sean o no conocidas o reconocibles durante las partidas, cumplen a la perfección su función de potenciar el subidón de adrenalina durante los descensos.

Esta última apuesta de Ubisoft por los deportes extremos tiene en su mano sacar del letargo en el que se encuentra a este tipo de títulos, aunque había miedo a que no cumpliese con el cometido. Se ha quedado en una posición más positiva que negativa, pero sin la capacidad para ser ese revulsivo. El mundo abierto está magníficamente construido e invita a visitarlo sin dudar, pero los eventos que alberga rápidamente pierden interés por falta de variedad, de rivalidad y de un sistema de evolución que motive al jugador. Steep se queda por tanto en una experiencia que se puede aprovechar a pesar de algunas decisiones de diseño menos acertadas.