Análisis de Handball 16

Un simulador de balonmano es un juego creado para un audiencia muy específica y reducida. Aunque en algunos países europeos y del Mediterráneo tiene bastante seguimiento, no se puede comparar con los grandes como el fútbol o el baloncesto. Y lo mismo pasa con los videojuegos que le han decidado.

Neutron Games y Eko Software han creado Handball 16, un título de precio completo para prácticamente todas las plataformas, incluso Vita, menos las consolas de Nintendo. No estamos hablando de un proyecto independiente, o al menos no desde el punto de vista de su coste, por lo que el tratamiento que hay que darle es el mismo que al de los juegos con valores de producción altos o, al menos, medios. Pero por desgracia no sale demasiado bien parado en la comparación, y eso es siendo benévolos.

El balonmano es un deporte de mucho contacto. Como otros deportes como el baloncesto o el hockey, se juega muy rápido, con mucho correcalles de un lado para otro y muchas faltas, que en este caso se convierten asiduamente en penaltis. La bola es pequeña, dura como una piedra y se tira con mucha fuerza; no hay más que ver la compostura de los jugadores profesionales para hacerse una idea. Es un buen caldo de cultivo para una digitalización, al fin y al cabo es como versión old school de Speedball.

Por desgracia, versión digital de este deporte está bastante limitada. Hay que entender que no deben haber tenido demasiado dinero como para hacer algo grande, se nota que Handball 16 tiene un presupuesto bajo a pesar de su precio. Tanto el logo como todos los menús son como traídos del pasado, de un trabajo realizado con Corel Draw a principios de los años 2000. Los personajes tienen toda la pinta de ser variantes de tan solo seis modelados y no hay trajes alternativos para ellos, por lo que habrá partidos en los que se enfrentarán dos equipos vestidos de forma muy parecida y que van a terminar por convertirse en un lío. Los comentarios son prácticamente idénticos en cada partido, por no mencionar que son de lo más genérico que se puede decir. Tan solo hay dos cámaras en toda la pista para seguir la partida.

Lo primero que hicimos fue crear un jugador y meternos en el modo carrera. El juego ofrece tres competiciones y entre ellas está la Liga ASOBAL, además de la Championat de D1 (Francia), la DKV Handball-Bundesliga (Alemania) y la liga danesa. Pero al principio no puedes entrar en cualquier equipo, tienes que empezar en uno de los que te ofrece la máquina y hacerlo muy bien para ir recibiendo ofertas de otros mejores. En el modo temporada y en los partidos sueltos sí es posible escoger entre otras opciones. En realidad, el modo carrera no es muy distinto al modo carrera, pero aquí puedes ir subiendo el nivel de tu personaje, a pesar de que tampoco cambia demasiado la impresión general del título.

Los seis miembros del equipo se mueven más o menos en dirección a la portería rival y se pasan el balón en busca de un pequeño hueco en el que tirar a portería sin ser taponado por una marañan de manos. Hay varios tipos de disparos, también se puede tratar de fintar o de amagar. La forma de jugar es simple, muy distinta a las sutilezas que ofrecen las franquicias de largo recorrido y deportes mayoritarios como FIFA, NBA 2K o Madden NFL. Al menos esto garantiza que es relativamente fácil de controlar para lo que hay por ahí hoy en día, y eso hace que en ocasiones sea divertido. Como es de esperar, hay diferencias entre los equipos buenos y los malos, que sobre todo se refleja en la velocidad de sus jugadores y en la toma de decisiones, así como en su puntería de cara a puerta.

Como su logo, los gráficos parecen haber viajado diez o doce años atrás en el tiempo, aunque tienen un toque que no les hace parecer tan desfasados. Las animaciones son genéricas, repetitivas y poco naturales, y es que no se han tomado capturas de los jugadores de cada equipo sino que tan solo se les ve en una foto antes de empezar a jugar y después se les reconoce por rasgos genéricos como tamaño y pelo, y por su número de camiseta. Aunque se puede entender que no tengan recursos para hacerlo, esto se lleva por delante gran parte del atractivo que podrían encontrarle los fans del balonmano, que es poder tener a sus estrellas en un videojuego.

De lo que sí hay mucho son de logros. Hay varias acciones muy sencillas que dan como resultado una felicitación, tantas que eso tampoco supone una motivación extra para ir jugando más y más. También dispone de un modo online, el problema es que no podemos juzgarlo porque no hemos encontrado nadie con quien jugar ni dejándolo un rato encendido a ver si pescaba algo. Mucho rato, y no apareció nadie. Así que la solución es meterse en el multijugador local contra un amigo, la solución perfecta para olvidarse de esa IA tan blanda en la que prácticamente todos los equipos se comportan bajo los mismos patrones, que hacen que sus movimientos sean rápidamente predecibles, nada sorprendentes.

Después de esto, y volviendo al principio, no acabamos de entender cómo pueden pedir unos 60 o 65 euros por este título. Suponemos que las licencias no deben ser tan caras aun teniendo las competiciones de cuatro de los países más fuertes. La tecnología que utiliza está pasada de moda y tampoco hay un gran nivel de detalle, más bien al contrario, por lo que esos dos elementos no han debido disparar los costes de desarrollo.

Handball 16 es un juego genérico, que está dirigido a ese público tan fiel que va a comprar el producto cueste lo cueste de su nicho. Si hubiera sido un lanzamiento digital de unos 20 euros quizá hubiera tenido mucho más sentido, pero así es un auténtico despropósito.