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Análisis de Hohokum

No todos cogemos el mando de una consola con la intención de vivir la misma experiencia.

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Unos jugadores prefieren acción con tiros por doquier, otros una aventura llena de momentos memorables y luego están, entre tantas otras, experiencias con personalidad propia como las que propone Hohokum, donde descubrir, experimentar y relajarse son la clave.

La experiencia de juego equiparada a admirar arte

La senda de la experimentación jugable abierta con la corriente de juegos indie no para de sorprendernos. Más allá de las apuestas tradicionales y seguras de los juegos más comerciales, que al fin y al cabo van a lo seguro. Un buen ejemplo de esta corriente son Proteus, Gone Home y, seguramente el más conocido, Papers, Please, del que puedes leer su análisis en este enlace.

En este caso, la original propuesta de Hohokum nace de una colaboración del estudio Honeyslug con el artista y diseñador británico Richard Hogg, del que puedes saber más visitando su página web. Según ellos mismos, la idea consiste en transmitir de forma jugable una experiencia tan satisfactoria, simple y divertida como la de volar una cometa. Y, visto el resultado, podemos decir han conseguido que esa misma intención llegue fielmente al jugador.

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Jugar sin jugar

Sentarse a jugar con Hohokum requiere que abandonemos nuestra mentalidad 'gamer' de cumplir tal objetivo, ser el más veloz o acabar con todos los enemigos que se crucen en nuestro camino. Lo que precisamente se nos pide es tiempo, paciencia y una pequeña dosis de curiosidad casi infantil que nos lleve a explorar por el mero placer de descubrir cosas, por pequeñas que sean. Algo que no muchos jugadores de hoy en día tienen el privilegio de poder destinar a un videojuego.

Pero, si puedes permitirtelo, entonces Hohokum se convierte automáticamente en una experiencia que te atraerá de forma irresistible. La propuesta jugable es simple: controlamos a un ser muy parecido a la serpiente del incombustible Snake, ese juego creado en 1974 y que los modelos de Nokia popularizaron como la espuma. El control es muy similar, con el Joystick o los gatillos del mando, con la diferencia de que, al contrario que en dicho juego, aquí no morimos si nuestra cabeza choca contra el resto de nuestro cuerpo al girar. Es más, de hecho no morimos. Y no, no es un 'spoiler'.

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Tranquilidad y observación

Tan pronto como arrancamos nuestra partida, la primera impresión que percibimos es de sorpresa, y positiva. El apartado gráfico es colorido y acompañado por una música que, sin ser especialmente movida, nos ayuda a sumergirnos en la experiencia de Hohokum. La segunda impresión no tarda en llegar y es de desconcierto. En algún punto que no hemos identificado, la intro ha terminado y la partida como tal ya ha comenzado, pero el hecho de ver a nuestro curioso personaje inerte tanto tiempo nos ha animado a tocar botones.

Este inicio sin ningún tipo de tutorial o guía, aunque confuso como ya decíamos, nos deja clarísimo desde un primer momento el espíritu de descubrimiento que llena este título. No hay indicaciones de nada, y el cómo avanzar y qué explorar son objetivos que nos marcamos nosotros, sin ningún tipo de peligro de muerte, indicador de dirección o cuenta atrás que nos agobie en nuestro periplo.

HohokumHohokum

Descubrir por descubrir

Y hay mucho que explorar. El toque artístico de Richard Hogg se hace notar y nos transporta a decenas de mágicos universos independientes poblados por personajes inverosímiles. Cada uno de estos universos parece tener sus propias reglas, hábitat y melodías, dejando en nuestras manos descubrir cuál es nuestra misión y posibilidades de interacción en cada uno de ellos. Aparecer en un universo oscuro con raras formas que terminan convirtiéndose en farolas encendidas cuando pasamos a su lado es uno de los casos que encontraremos al poco de iniciar la partida. Si las iluminamos todas, descubriremos a un dúo de músicos que no tardan en acompañar con sus instrumentos a la melodía que en ese momento suena por nuestros altavoces o auriculares.

Todos estos universos, aunque independientes, están conectados y debemos encontrar en cada uno de ellos el 'portal' que nos transporte hasta el siguiente. Y aquí encontramos otra curiosa característica de Hohokum: todos los universos están desbloqueados desde un primer momento y, si sabemos el camino o somos capaces de encontrarlo a la primera, podemos pasar de uno a otro sin problema. El juego no nos marca ningún objetivo previo para viajar de uno a otro, así que podemos hacer dos cosas: o hacemos trampa y vamos de escenario en escenario rápidamente sólo por llegar al más lejano, o nos ponemos serios y exploramos cada uno de ellos al detalle. Aquí las reglas las marcamos nosotros y nuestra ansia de descubrimiento.

Una experiencia sensorial, pero no para todos

Dejarse llevar, explorar, disfrutar de la música y los utópicos paisajes que nos muestra Hohokum es algo tan único como la propuesta que nos hace este juego. No obstante, al ser tan única, se dirige a un rango de jugadores muy concreto: aquellos que son capaces de salir de la tónica habitual de acción y recompensa inmediata de los juegos actuales y puedan permitirse regalar una hora diaria de su tiempo de juego a una propuesta diferente.

La recompensa es sumergirse en un universo alternativo, encontrarnos con seres directamente salidos de la imaginación del artista se dibujan en nuestra pantalla y ver cómo nuestra propia curiosidad nos empuja de forma instintiva a intentar interactuar con las maravillas que se nos presentan, tal y como si fuéramos niños pequeños descubriendo por primera vez el mundo que nos rodea.

Estamos ante un juego que, en realidad, no es tal, sino una experiencia que atrapará más fácilmente a aquellos que nunca han jugado que a los que se divierten habitualmente con juegos de acción. Diferente para lo bueno y para lo malo y, por ello, no para todos.

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07 Gamereactor España
7 / 10
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Una experiencia única que nos permite explorar a nuestro antojo. Apartado gráfico tan particular como la experiencia que pretende transmitir. La ambientación musical, muy chill-out y acorde con lo que nos muestran en pantalla.
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Sin objetivos, tutoriales o la jugabilidad clásica que caracteriza a un videojuego. El jugador medio se siente abrumado rápidamente y puede terminar abandonando la experiencia por aburrimiento.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Ernesto J. Pérez-Durias

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