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Análisis de Xbox Series S

Averiguamos si la propuesta más barata de Microsoft para la nueva generación de consolas supone una mejora de verdad.

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Ya sabíamos con certeza desde hace tiempo que los planes de Microsoft respecto a la nueva generación de Xbox serían una especie de lanza con dos puntas, siendo una de ellas la llamada en clave "Anaconda", el verdadero buque de guerra de la compañía, y la otra, "Lockhart", con un rol más inclasificable. Como ya sabemos, estas plataformas acabarían por conocerse como Xbox Series X y Xbox Series S, y, tras haber estado probando ambas sin descanso durante dos semanas, Series S sigue siendo la más curiosa de ambas máquinas.

Y, ¿por qué? Os preguntaréis. Pues, en primer lugar, despierta algunas preguntas sobre la compatibilidad, de si en un futuro los estudios seguirán ofreciendo soporte para dos modelos de Xbox muy diferentes entre sí, o si finalmente Series S se acaba convirtiendo en una carga más que en algo beneficioso para la empresa. En segundo lugar, estamos ante la primera consola de Microsoft que se lanza al mercado sin lector de discos. Sí, es cierto que hubo también un modelo "All-Digital" tardío de Xbox One, pero el caso es que la esencia de Series S gira totalmente en torno a no contar con lector, es su identidad propia.

¿Cómo les saldrá la jugada? Siendo la consola de nueva generación más barata, y no por poco, ¿merece la pena comprársela, ya sea para convertirse en tu plataforma next-gen principal, o para complementar a Series X? Descubrámoslo.

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Empezando por su diseño exterior, Series S es simplemente preciosa. No olvida sus orígenes, pero se reafirma como sucesora natural de Xbox One S. El tono de blanco es exactamente el mismo, los agujeros de la rejilla de ventilación tienen la misma medida, e incluso el sistema de ventilación principal, caracterizado por su oscuro diseño circular y situado en la parte alta del dispositivo, tiene sus raíces en el sistema de ventilación de One S. Además, cuenta con un puerto USB tipo A al frente junto al botón para conectar el mando, y en la parte trasera tiene los mismos puertos: el de expansión para las tarjetas de memoria de 1 TB de Seagate, el de Ethernet, dos USB tipo A, y la entrada de alimentación.

Análisis de Xbox Series S
Microsoft

Sencillo, ¿verdad? Los puertos son los mismos que te puedes encontrar en Xbox Series X, como debe ser, y, aparte de un puerto USB-C que pueda ser de utilidad en un futuro, no hay nada más que se eche en falta. Lo más importante de todo es que Xbox Series S es pequeña, pero pequeña de verdad, más pequeña de lo que tienes en mente por los videos que has podido ver durante este tiempo.

Por dentro, cuenta con las siguientes especificaciones:

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CPU: AMD personalizada de 7 nm con ocho núcleos a 3,6 GHz (3,4 GHz con SMT habilitado)
GPU: 20 CUs a 1.565 GHz que rinden unos 4 teraflops
RAM: 10 GB GDDR6
Tasa de fotogramas: Hasta 120 FPS
Resolución: 1440p con 4K reescalado
Unidad de disco óptico: No tiene
Storage: SSD NVMe de 512 GB

Las diferencias principales que tiene respecto a Xbox Series X saltan a la vista. Los ocho núcleos corren a una velocidad inferior, la potencia de la GPU no es más que la tercera parte de la que tiene el modelo superior, además de también ser más lenta, y tiene que "apañárselas" con solo 10 GB GDDR6 de RAM. Ah, se me olvidaba, el SSD NVMe, que, en teoría, es idéntico al de Series X en velocidad de acceso, tiene la mitad de capacidad.

Tras leer todo esto, te puede parecer de chiste que una consola de nueva generación tenga menos teraflops que la máquina a la que está reemplazando, ya que la GPU de Xbox One X tiene 6 teraflops. Sin embargo, la verdadera cuestión de todo esto es: ¿de verdad importa?

Hemos llevado a cabo el análisis de Series S con los títulos que Microsoft nos ha mandado junto a ella, en concreto: Gears Tactic, que corre a 1440p y 60 FPS, Dirt 5, que también lo hace a 1440p y 60 FPS, y Yakuza: Like a Dragon, que corre a 1440p y 30 FPS, aunque también hemos probado otros, como Gears 5 y Forza Horizon 4. Como ya habrás podido deducir después de ver las resoluciones y los fotogramas por segundo, se nota que Microsoft quiere darle importancia a Series S. Se trata básicamente de una consola para aquellos que no tienen un televisor 4K, pero buscan disfrutar de títulos next-gen que corran a unos FPS más altos. No está hecha para los "cazadores de píxeles", digamos que es para la gente de a pie, o al menos para aquellos que busquen algo bueno y barato, ya sea porque no les importa, o, porque, aunque lo sepan, están de acuerdo con que sea algo inferior porque no será su dispositivo principal.

Análisis de Xbox Series SAnálisis de Xbox Series SAnálisis de Xbox Series S

Así es como funciona el tema entre los estudios y las plataformas, cada compañía tiene total potestad sobre cómo aprovechar de la mejor manera posible lo que ofrece cada máquina, y la mayoría siguen una tendencia de favorecer la resolución, normalmente optando por un 4K reescalado, dejando de lado los 1440p, una resolución que la mayoría de estudios ya no usan desde hace unos cuantos años.

Por todo esto, podemos decir que Series S tiene un signo de interrogación flotando sobre su carcasa. Microsoft tiene muy claro lo que ellos pretenden hacer con la consola, que se puede intuir solo con ver las resoluciones y los FPS de sus títulos exclusivos. Aún así, con todo esto en mente, Series S no se siente para nada como una máquina propia de la antigua generación pero que viene en la caja de una next-gen. Partiendo desde su diseño hasta la nueva interfaz de usuario y pasando por los tiempos de carga reducidos, Series S se siente ágil, enérgica y solvente. Además, gracias a que es pequeña, se puede llevar a cualquier lado, y goza de una sutileza con la que Series X solo podría soñar.

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Al menos Microsoft se ha asegurado de que ambos modelos cuenten con las mismas funciones, lo que significa que puedes disfrutar de Quick Resume, la expansión de almacenamiento, Spatial Sound 3D y de la tecnología Velocity Architecture. Lo que en resumen significa que todas las florituras que trae la nueva generación están también incluidas en Series S, o sea que puedes hacer Quick Resume con hasta cinco títulos, que a la hora de cronometrarlo se demora nueve segundos por cada cambio. Este no es tan rápido como se esperaba en un principio, pero sigue siendo una mejoría muy notable, ya que podemos saltar de un juego a otro casi al instante, y Series S lo hace igual de rápido que Series X.

Hablando de la interfaz de usuario (UI), las nuevas máquinas lleva la última actualización de la interfaz de Xbox, que también ha llegado a la familia One, incluso a la más antigua. Lo primero y lo más importante es que la nueva interfaz funciona como la seda en Series S, sin ningún tipo de retraso al ejecutar y cerrar juegos ni tampoco al abrir la Microsoft Store o el Game Pass. Nada se queda "colgado", así que ya no tendremos que sufrir esos segundos de espera a los que estábamos acostumbrados. A pesar de ello, la UI sigue pecando de no ser la más intuitiva de todas que digamos y de estar un tanto desordenada, además de mostrarnos anuncios que incitan a reservar próximos lanzamientos o a las compras in-game, algo que no debería estar situado cerca de la pantalla de inicio.

Con todo esto dicho, pasamos a lo siguiente: la guía se puede personalizar a gusto de cada uno, y, gracias a algunas novedades como los temas dinámicos personalizados, la pantalla de inicio de nuestra Xbox será más personal que nunca. Lo que sin duda nos ha dejado muy mal sabor de boca es lo mucho que pesa el sistema operativo y las apps preinstaladas en el SSD de 512 GB, ya que nada más terminar la configuración inicial de la máquina, nos quedaban solo 361,6 GB de almacenamiento disponible, lo que nos deja muy poco espacio para instalar juegos. Además, si los tamaños de estos siguen aumentando al ritmo que lo están haciendo últimamente, más pronto que tarde tendremos un problema de capacidad, lo que nos hará tener que rascarnos los bolsillos para adquirir la tarjeta de expansión de 1 TB de Seagate, que cuesta más de 200 euros.

Análisis de Xbox Series S

Así que entonces Series S es pequeña, bonita y más barata que todos sus competidores, incluyendo también por cierto a Xbox One X, pero, ¿qué tal rinde? Vamos a ello. Durante la mayor parte del tiempo que hemos pasado probándola, hemos estado jugando a títulos con los FPS desbloqueados, ya que pensamos que estos podían darnos una información más precisa sobre el funcionamiento de la consola a 1440p y 60 FPS, a lo que se espera que lleguen todos los nuevos lanzamientos. Además, era razonable pensar que las obras con los FPS desbloqueados serían las que más le exigirían al hardware, perfecto para observar el ruido que hace y cuánto se calienta.

Para llevar a cabo las pruebas generales de Series S hemos estado jugando a Watch Dogs: Legion, cuya resolución causa un poco de confusión, a Dirt 5, que corre a 1440p y 60 fps, y a Gears Tactic, también a 1440p y 60 FPS. Asimismo, hemos podido probar también algunos títulos retrocompatibles como Hitman 2 y The Witcher 3: Wild Hunt, ambos con la tasa de fotogramas por segundo sin capar, ya que pensamos que podían llevar Series S al límite y así ofrecernos algunas conclusiones. Por lo general, la experiencia de juego es buena y no tiene ninguna carencia, obviando los sacrificios que los estudios han tenido que hacer para que funcione todo correctamente. Cada estudio le pone un límite distinto a la consola, ya que algunos añaden resolución 4K, otros bajan hasta 1080p, unos quitan el Ray Tracing mientras que otros lo incluyen... Lo que tenemos claro es que Series S responde adecuadamente a todas las opciones. A pesar de que Watch Dogs: Legion parece que haya sacrificado un poco la claridad de los píxeles y su nitidez general, la mayoría de los títulos, incluyendo Yakuza: Like a Dragon y Gears Tactics, funciona de manera muy fluida y gozan totalmente de un aspecto propio de la nueva generación, incluso en una consola con menos teraflops que One X. Sin embargo, lo que ocurre con Watch Dogs: Legion es una especie de anomalía visual, ya que parece que sacrifica todo para poder funcionar en la plataforma. Este sufre de una gran falta de claridad en los píxeles, la nitidez no tiene nada de lustre y los colores son débiles, factores que nos han hecho preguntarnos si Series S puede de verdad apañárselas con las obras next-gen. Pero, al parecer, todo esto es un problema propio de Ubisoft, que lo ha optimizado mal, suponemos que porque aún no ha salido al mercado en las plataformas de nueva generación.

Hemos llevado Series S al límite probando en ella unas cuantas obras con los FPS desbloqueados y con parches específicos para ella, además de títulos con retrocompatibilidad como Hitman 2, y hemos podido ver que se cumple todo lo que nos venían prometiendo acerca de la refrigeración de la consola. Al igual que Series X, Series S se ha diseñado para ser capaz de refrigerarse a través del ventilador central del que ya hablamos antes, y, como era de esperar, las mediciones mostraban que la temperatura alrededor de la rejilla era de unos 50 grados centígrados, con una media de 48. Todo esto mientras la consola no emitía ningún ruido considerable, ya fuera jugando a Gears Tactic, Dirt 5 o Hitman 2. Comparándola un poco con otras máquinas, Series X alcanza unos 49 grados de media en la rejilla ubicada en su parte superior mientras reproduce los mismos títulos, mientras que el sistema de refrigeración trasero de Xbox One X se situaba en una media de 52 grados, y, en cuanto al ruido, tanto Series S como Series X eran más silenciosas. Pero, si lo que buscas es una comparación entre plataformas, nuestra PlayStation 4 Pro que adquirimos el día de lanzamiento alcanzó un pico de 68,7 grados. No obstante, todavía es demasiado pronto para hacer comparaciones con PlayStation 5.

Y, para poner el broche final, su precio: 299,99 euros. Estamos ante la consola más barata del mercado que te ofrece la oportunidad de disfrutar de los títulos de nueva generación durante los años venideros, aunque Microsoft deje de lanzarlos en One en un momento dado. Con este precio y con lo pequeña que es, se me hace muy difícil no recomendársela al público al que está destinada, porque no, su público no es el obseso del número de píxeles. Su público son las familias que quieren una nueva consola que poner debajo de su televisor HD en el salón, también es ese padre o esa madre que busca un acompañante para su monitor de la oficina, ya sea en casa o en el trabajo, o incluso aquellos que sí les dan más importancia a las especificaciones pero que quieran algo más pequeño para llevarse de vacaciones. Estamos ante una consola de lo más práctica, algo que Series X no puede decir, y, por ello, Series S brilla como un diamante.

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09 Gamereactor España
9 / 10
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Un diseño fabuloso. Muy pequeña, con niveles de ruido y temperatura reducidos. Todas las funciones next-gen están. Precio competitivo.
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Dependencia de los estudios para que la resolución, los fotogramas por segundo y el rendimiento esté optimizado.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países


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