Análisis de Thank Goodness You're Here!

Thank Goodness You're Here es una de las experiencias visuales de juego más completas y bien construidas que he tenido el honor de ver en muchos años, pero por desgracia también es un brillante ejemplo de lo complejo que es diseñar y construir juegos, ya que tiene que haber una interactividad memorable y atractiva junto a todo lo demás que hace que una experiencia de juego sea satisfactoria.

No te equivoques: esta representación caricaturesca y casi onírica, al estilo de los Monty Python, de un pequeño y cerrado pueblo minero en lo que parece ser la Inglaterra de los años 80, es uno de los escenarios más inventivos y singulares que recuerdo para un juego. La opulencia visual de este escenario dibujado a mano nunca deja de impresionar a lo largo de las cuatro o seis horas de juego, y siempre hay paradas repletas de pequeños detalles allá donde mires. Barnsworth es el nombre del pueblo y tú eres un hombrecillo estrafalario que ha llegado pronto para una reunión con el alcalde del pueblo. Se te anima a explorar la ciudad mientras esperas y acabas siendo una especie de chapuzas y recadero a domicilio, ayudando a la tienda local de patatas fritas a poner en marcha la producción de pescado y patatas fritas del día y ayudando al verdulero de la ciudad a darse cuenta de que tener una cabeza cómicamente grande no es tan malo. Esa es la premisa, y no hay mucha historia real. Thank Goodness You're Here! construye su caricatura en torno a su escenario, no a su narrativa directa, y eso es a la vez una bendición y una maldición.

Bien, hora de la estructura. Barnsworth está dividido en distintas secciones, y aunque algunas se visitan una sola vez en el transcurso de la resolución de las mencionadas tareas humorísticas para los chiflados residentes de la ciudad, hay tres o cuatro a las que vuelves de forma circular. Ves el juego desde distintas perspectivas, en su mayoría isométricas pero a veces desde un lateral, y con sólo dos mecánicas: un salto y una patada, interactúas un poco a medias con tu entorno.

La fórmula de juego imposiblemente sencilla y el bucle que se construye a través de ella son enormemente satisfactorios, pero, Thank Goodness You're Here! no resulta especialmente agradable de jugar directamente, y realmente carece de la versatilidad mecánica y estructural para igualar el ingenio visual y auditivo que el desarrollador Coal Supper ha creado. Su juego anterior, The Good Time Garden, también tenía una gama limitada de mecánicas, pero al menos puedes coger cosas. Aquí todos los puntos clave centrales del juego se activan saltando o pateando, y no de esa forma tan genial de Mario.

Tampoco ayuda la identidad de mosaico en la que las tareas que te dan los habitantes del pueblo están vagamente conectadas, y no parece que haya ninguna progresión lógica hacia una solución real. Te dicen que un pueblerino ha robado la herramienta de un mecánico, pero la forma en que encuentras el objeto parece inmerecida, aleatoria y poco atractiva. Siempre tropiezas con la solución como si cada parada en el camino estuviera planeada de antemano, pero mientras que algunos juegos pueden presentarse fácilmente como una montaña rusa organizada, esto no encaja con la estructura ligeramente abierta, y mucho menos con la forma cíclica en que navegas por Barnsworth.

Entre las principales quejas, también tenemos que mencionar a nuestro protagonista, por desgracia. Hay tantos personajes pintorescos en Barnsworth que con la mitad bastaría, y todos rezuman personalidad, ingenio y creatividad. Excepto uno. Y ese eres tú. Aquí juegas como un hombrecillo estrafalario, y aunque la gracia está en que no hables, gesticules o reacciones a todas las locuras que ocurren a tu alrededor, está un poco mal enfocado. Sí, en muchas comedias de payasadas tienes a una persona ligeramente lógica y comedida en la habitación que actúa como ancla y referencia para toda la tontería que está ocurriendo, pero aquí es una oportunidad perdida que no te reconozcas con... bueno, solo con algo.

Aunque la interacción es tan limitada que realmente agota parte del potencial de entretenimiento, Thank Goodness You're Here! es una experiencia realmente única. Es difícil situar el marco estético de referencia del desarrollador Coal Supper, pero hay un poco del viejo Mad Magazine, hay Cartoon Network de los 00, hay Monty Python, hay Adult Swim moderno. Es una cornucopia visual sin igual, y desde el primer minuto hasta el último, el juego encuentra formas de sorprenderte e impresionarte. Añádele una banda sonora de escándalo, y combinado con un humor genuinamente fantástico, esto es... tan, tan divertido.

La banda sonora, los gráficos, el ingenio, la actuación de voz y la ambientación del juego son de primera categoría. También significa que ya puedo recomendarte el juego, pero con una advertencia bastante seria. Si Coal Supper hubiera acabado con un modelo de juego tan interesante desde el punto de vista mecánico como magnífico a la vista, la experiencia y el oído, entonces habría sido uno de los mejores juegos del año. Pero no es el caso. Sin embargo, eso no significa que este singular viaje en montaña rusa no merezca el precio de la entrada.