Ya lo dijimos anteriormente y volvemos a repetirlo: en este nuevo mundo transformado para siempre por la pandemia, aumenta cada vez más la necesidad de una buena webcam para poder conectar a las personas desde su hogar. Ya sea para comenzar tu carrera en Twitch desde la comodidad de tu habitación o para lucir lo mejor posible en tu próxima reunión. Es algo que todos los fabricantes de cámaras siempre tienen en cuenta.
La mayoría de fabricantes ha incrementado de inmediato el desarrollo y la producción de webcams, pero Razer intenta poner a todos los demás en evidencia con una de las más caras y posiblemente la mejor. Os presentamos la Kiyo Pro Ultra.
Sí, hay un "pro" y un "ultra" en el mismo nombre. Parece una exageración, pero no es todo fachada. En primer lugar, cuenta con el sensor más grande que se puede encontrar en una webcam, un sensor Starvis 2 de 1/1'2 pulgadas con píxeles de 2'9 micras que puede grabar a 4K/30 fps en RAW, o a 4K/24 bits sin comprimir con un objetivo F/1.7, por lo que estamos hablando de un hardware potente.
Tiene forma circular y sobresale bastante por encima de la pantalla del ordenador. Sin embargo, cuenta con una apertura física sobre la que se apoya una pieza de plástico delante del sensor cuando no se está usando y el cable USB tipo C se puede quitar para que tú mismo puedas jugar con el cableado. La abrazadera es bastante flexible y puedes ajustarla según lo necesites. También cabe destacar que pesa 348 gramos, que ya es un poco, y tienes que jugar un poco con ella para obtener el resultado que desees.
La Kiyo Pro Ultra es un dispositivo totalmente plug-and-play, e incluso sin tener Synapse instalado (el enfoque automático), la exposición y el ajuste automáticos están activados. Esto nos ofrece resultados óptimos cuando un rostro está centrado en el centro del encuadre, lo que ocurre el 99% de las veces. Pero además, a través de Synapse puedes configurar la ISO, la velocidad de obturación y otros ajustes, así como activar el reconocimiento facial para que el enfoque se desplace de forma más natural, por ejemplo en el caso de colocar un objeto delante de tu cara para enfocarlo.
Con un sensor tan grande hay mucha más luz con la que jugar. Eso también significa que la cámara funciona mucho mejor en peores condiciones de iluminación que, por ejemplo, la Logitech Brio. Es una pena que no llegue a las 60 fps en este aspecto, algo que sería crucial para algunos, y con razón. En teoría se puede conseguir, pero para ello se debe pasar a 1080p.
Sinceramente, nunca antes habíamos visto un enfoque tan bueno como en la Kiyo Pro Ultra. El reconocimiento facial natural crea un suave efecto bokeh que difumina el fondo de manera natural y crea capas distinguidas en la grabación, pero el enfoque es nítido en todo momento. La verdad es que se ve mejor que cualquier otra cosa que se pueda encontrar ahora en el mercado.
También cuenta con micrófono, pero no es rival para un buen micrófono. Aparte de eso y un precio feroz de 350€, es difícil no recomendar la Kiyo Pro Ultra a cualquiera que quiera una imagen de calidad.