Si hay un fabricante para el que siempre reservamos las mejores notas porque sabemos que no nos va a fallar, ese es LG. No, no nos referimos a toda la producción de la compañía en una miríada de categorías, sino más bien a sus televisores OLED, TV que aquí en Gamereactor consideramos una especie de estándar para todo el campo audiovisual, ya le des más al cine o a os videojuegos. En nuestra opinión, LG lleva mucho tiempo marcando la pauta en el mercado gracias a su magnífico contraste, sus excelentes funciones para juegos, su sólido diseño de la interfaz de usuario (aunque sólo sea en su mayor parte) y su delgado perfil.
Aunque normalmente se enfrentan a la dura competencia de los otros gigantes establecidos como Samsung, Sony y otros, siempre hemos recomendado los paneles OLED de LG, y desde luego eso no cambia con el G3, un televisor que pronto podrías conseguir por un precio un poco más barato, gracias a la presentación de una nueva gama G4 en el CES de Las Vegas dentro de unos días.
¿Qué podemos decir? Bueno, en primer lugar, LG ha introducido pequeños cambios en su llamado "Gallery Design" (diseño de museo o galería de arte), que hace que el televisor sea aún más uniforme y delgado. Esto significa que se puede montar todavía más cerca de la pared y, gracias al nuevo soporte empotrado, los cables se pueden guiar fácilmente a través de los canales de la parte trasera. Además, el propio borde es ahora de metal, probablemente aluminio, en lugar de cristal y plástico, lo que aporta a la televisión en su conjunto, aunque sólo sea desde el lateral, un aspecto ligeramente diferente. Por supuesto, el modelo G sigue estando disponible con un soporte de pared de Zero Gap (hueco cero), y tendrás que comprarle patas si insistes en colocarlo sobre un mueble. El hardware en sí es impecable, lo único es que LG sigue lanzando algunos de sus televisores más caros con un mando a distancia bastante horrible. Vale que es funcional, pero o LG tiene que ofrecer dos diferentes, o la funcionalidad y la estética deberían ir más de la mano.
Siguiendo la tradición, LG también ha actualizado su software, llamado WebOS 23. Fue bastante chocante ver su interfaz de usuario dar un paso atrás en líneas generales hace unos años, y desde esa caída en picado, LG ha ido mejorando la capacidad de respuesta y el diseño año tras año. Afortunadamente, eso continúa aquí con un panel central menos molesto, un mejor diseño de los menús y más atención a las aplicaciones en lugar de a los aburridos anuncios.
El panel es el propio OLED de LG y, como antes, es compatible con 120 Hz, Dolby Vision, HDR10 y HLG, así como con Dolby Atmos y DTS. Esta vez, sin embargo, se trata de un OLED MLA, usando la denominada "micro lens array", una tecnología que, según LG, puede mejorar drásticamente el brillo de los paneles OLED, que a menudo se ha considerado la única debilidad real de este tipo de panel. Sin embargo, no es sólo el brillo, sino también el ángulo de visión y la eficiencia energética lo que debería mejorar como resultado de su aplicación. MLA consiste en una capa de lentes convexas de tamaño micrométrico que maximizan la emisión de luz del panel OLED y evitan que la luz se refleje en el panel y se pierda. Es una forma elegante de decir que LG, a través de MLA, optimiza la cantidad de luz que escapa de las capas del panel, lo que teóricamente proporciona al G3 hasta 2100 NITS en áreas pequeñas y una mejora general del 30%.
Entonces, ¿funciona? Pues sí, desde luego que funciona. Con Filmmaker HDR, conseguimos una puntuación en la prueba NITS de poco más de 1.500 NITS, que es el brillo más alto que hemos medido nunca en un OLED. Sin embargo, esto se mide en una ventana relativamente pequeña, y tanto nuestros propios resultados como los vistos en otros lugares confirman que LG sigue estando por detrás de modelos como el S95C de Samsung. Sigue siendo un 70% mejor que la generación anterior, y más concretamente que el C2. También hemos medido una puntuación delta-E de 2,8 en la misma configuración, lo que también es impresionante.
El brillo no sólo da mejores resultados en películas y programas y series de televisión, sino que también ayuda en los videojuegos, que tradicionalmente utilizan el contraste, las altas luces y el HDR para crear dinamismo y profundidad en la imagen. LG dispone ahora de muchas más herramientas para optimizar la imagen, y eso se nota, ya sea en Baldur's Gate III, Dead Space Remake o en una partida trepidante de The Finals. Brillo, contraste, profundidad y capacidad de respuesta garantizan que LG siga produciendo la mejor imagen, y ahora por varios órdenes de magnitud gracias a la implementación de MLA.
Pero no es sólo el panel MLA lo que hace que el G3 sea exquisito para jugar. LG sigue implementando características significativas para juegos, y a estas alturas el paquete global es tan impresionante que es difícil no dejarse llevar. En primer lugar, por supuesto, tenemos cuatro puertos HDMI 2.1, todos ellos capaces de ofrecer 4K/120 Hz. Sigue habiendo VRR, AMD FreeSync y Nvidia G-Sync, sigue estando el ALLM (Modo automático de Baja Latencia) y seguimos disfrutando de un bajo retardo de entrada de poco más de 8 ms cuando se utiliza la suite Game Optimiser en modo Boost. El modo juego, vamos.
De hecho, recomendamos encarecidamente usar el Game Optimiser cada vez que juegues, que desactiva automáticamente pequeños ajustes extra, pero sin perder lo que hace tan especial al propio panel. También puedes elegir entre diferentes géneros de juego para ajustarlo a tu gusto, y vaya si funciona.
LG también ha ido más allá con sus altavoces integrados, pero no necesitamos gastar mucha tinta para recordar que, si te has gastado todo el dinero en un G3, te podrás permitir una barra de sonido bastante básica que ofrezca más de lo que LG puede meter en este delgado panel (o, ya que te pones, en un sistema de sonido envolvente home theatre en condiciones). Hablamos de 4.2 canales con Dolby Atmos y DTS, y suena... bien. Bien para lo que es, sin más.
En general, sin embargo, el LG G3 es un puntazo, una victoria que merece la pena celebrar. No, no es precisamente barato, el modelo de 65 pulgadas que hemos probado cuesta actualmente algo más de 2.000 euros (si encuentras el precio rebajado de los 3.000 o incluso 5.000 euros originales), pero créenos que te llevas mucho, mucho televisor por poco dinero.