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Análisis de Capcom Home Arcade

Un glorioso -pero también costoso- viaje al pasado de los salones recreativos.

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En los últimos tres años -sobre todo desde el éxito arrasador de las NES Mini y SNES Mini, y hasta el reciente lanzamiento de Mega Drive Mini- se han multiplicado las consolas compactas para coleccionistas que recopilan juegos de los años 80 y 90, así como las reediciones en físico o digital de los títulos más queridos de aquellas décadas. Las compañías desempolvan sus clásicos más nostálgicos para hacer negocio y repartir alegría y los meten en cajitas de réplica a escala que se conectan a las TV actuales, y se han visto otros éxitos o intentos como PlayStation Classic de Sony, PC Engine Core Grafx mini de Konami o incluso una Commodore (C64 Mini).

El último invento en este sentido no apela a la nostalgia de las partidas que se echaban en casa delante de una televisión 'culona', sino al sudor, el barullo y el olor a pipas peladas de los salones recreativos. Hablamos de la Capcom Home Arcade, una plataforma que procura retrotraer a los jugadores a esas sensaciones de entonces, tanto con su catálogo de títulos, como con el diseño y fabricación de la máquina en sí. No acepta monedas de cinco duros, pero viene con dos resistentes palancas Sanwa JLF-TP-8YT y unos botones OBSF de calidad que vuestros dedos relacionarán de inmediato con las experiencias de antaño. La misma unidad con los dos sticks y conjuntos de botones para los players 1 y 2 es la consola que ejecuta los juegos y que se conecta a una pantalla mediante HDMI. Nadie habría dicho hace unos años que Capcom entraría de esta forma con un hardware propio en los hogares, pero repasando su trayectoria en los géneros arcade parece el movimiento más lógico. Ahora bien, tras hacer mucho ruido aporreando esos sticks y botones durante varias horas, nos preguntamos: ¿merece la pena comprar Capcom Home Arcade? ¿Para qué jugadores está indicada?

Gracias a Koch Media (distribuidor oficial) hemos probado a fondo el catálogo de juegos incluido. Son 16 clásicos de culto preinstalados, una cantidad por debajo de lo que se ha marcado como norma para este tipo de máquinas (Super Nintendo Classic Mini incluía 21, por ejemplo, mientras que NES Mini o Mega Drive Mini se disparan hasta los 30 y 42 respectivamente). En cualquier caso, la selección supone un auténtico viaje al pasado y complementa claramente la oferta de las máquinas de 16 bits.

La máquina en sí, dada su función de doble puesto de juego, ocupa algo más de lo que suelen ocupar los arcade stick o fight stick para consolas; es decir, se trata de una carcasa de plástico de tamaño considerable. Lo más original (tan criticado como aclamado) es que la unidad de base tiene la forma del logo de "CAPCOM" de toda la vida, apostando por el mensaje corporativo en lugar de buscar mejor asentamiento o ergonomía. Y la verdad es que esto último no le falta, porque la Capcom Home Arcade se posa perfectamente y tanto sus palancas como sus botones Sanwa tienen un tacto y una respuesta de primera. Todo son clics agradables y movimientos muy fluidos, sin atascos, para mantener el pique con precisión y solidez.

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Análisis de Capcom Home Arcade

De hecho, lo primero que llama la atención cuando sacas la Capcom Home Arcade de la caja es la excelente calidad de los materiales con los que se ha fabricado el aparato, algo necesario para elevar el valor del artículo para coleccionistas, pero también para cualquier jugador en unos años en los que proliferan los sticks de baja calidad descaradamente repletos de juegos piratas. Un cuidado y refinamiento que se agradece pero que, lógicamente, también se paga, y por eso la Capcom Home Arcade tiene el precio de una consola de sobremesa pese a venir de las generaciones de los píxeles: 229,99 euros. Pero luego seguiremos con el tema del precio.

En la parte trasera se encuentran la conexión de corriente, una entrada USB y un puerto HDMI para dar señal a una pantalla de TV o un monitor de PC. Un aspecto a señalar aquí es que el diseño puramente arcade de la base está pensado para posar holgadamente sobre una mesa con bastante espacio: no se ha concebido ni para ponerse sobre las rodillas (como algunos sticks arcade de consola) ni para quedarse conectada de forma permanente. Es pesada, aparatosa y de concepción temporal: para sacarla, jugar y guardarla. En otras palabras, en contraste con las mini consolas arriba mencionadas, y para transmitir el espíritu de una máquina recreativa de mueble, esto no es una maquinita retro minimalista ni una réplica en miniatura. Hay que advertirlo, pero también creemos que puede ser justo lo que adoren muchos fans, sobre todo aquellos que hayan convertido su salón o una sala en todo un museo de los videojuegos.

Codo con codo, justo como aquellos muebles de entonces, Capcom Home Arcade permite a dos jugadores competir o cooperar, enfrentarse o colaborar en equipo "a dobles", que es como se decía antes. Hay auténticas joyas para disfrutar a dos jugadores, como Final Fight, Street Fighter II Turbo: Hyper Edition o Mega Man: The Power Battle, por nombrar unos pocos.

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Dicho esto, repasando el resto del catálogo y volviendo a hacer una odiosa comparación, si bien el hardware ofrece lo que se puede esperar o exigir, su contenido en software parece quedarse corto. Los 16 juegos de Capcom Home Arcade se acaban rápido si echas un vistazo por encima frente a los 30-40 de otras plataformas que, además, dada su construcción mucho más económica, salen mucho más baratas (mejor no hagas la cuenta sin sentido de a cuánto te sale el juego, ni siquiera en pesetas). En esto palidece este artículo para coleccionistas, pero al tener un puerto USB esperábamos que Capcom decidiera actualizar y ampliar el catálogo en el futuro. Hemos preguntado a Koch Media al respecto, y por ahora no hay información en ese sentido, más allá de emplear la conexión USB para actualizaciones y parches del software ya preinstalado (algo que también puede hacer el dispositivo directamente vía Wi-Fi inalámbrica). Por lo tanto, en manos de Capcom queda dar un gustazo a los primeros y futuros compradores lanzando más juegos para descargar de forma periódica, algo que a lo tonto le serviría para seguir promocionando la máquina.

Análisis de Capcom Home Arcade

Lo que no es cuestionable es la calidad de la selección incluida. Hay varios clásicos que literalmente nos han visto crecer, y ahora vienen con el valor añadido de una muy decente resolución 1080p Full-HD escalada y ofrecida mediante el puerto HDMI, lo que hace que los clásicos se puedan disfrutar en cualquier pantalla actual. Otro aspecto esperable y curioso es la presencia de una serie de modos de pantalla seleccionables in-game, para que la experiencia se adapte aún más a gustos y apetencias. Incluso hay un "estilo pixelado", que es el que recomendamos para monitores de PC o TV más pequeñas a poca distancia. De hecho, la alta resolución puede llegar a cansar la vista en sesiones largas, por lo que recomendamos probar con los gráficos más puros y auténticos.

Por último, y para eso también sirve la conexión Wi-Fi, algo que hace mucho más atractiva a Capcom Home Arcade para seguir jugando a la larga son los rankings online, clasificaciones que comparan tus puntuaciones en línea, igualito que lo hacían las pantallas de las máquinas recreativas cuando ibas a los salones y fijabas un récord, pero a nivel mundial. Es un pique para los más competitivos, pero también para cualquier jugador, porque sirve para llevar la cuenta de lo que está marcando la gente y para marcarse retos mayores o menores, a corto o largo plazo.

Concluyendo, aunque Capcom Home Arcade es un dispositivo construido con materiales de calidad y que reactiva sensaciones nostálgicas en varios sentidos, su precio de lanzamiento y su catálogo reducido pueden apagar el entusiasmo incluso de los fans. Gastarse 230 euros para rotar entre solo 16 juegos, por muy buena que sea la fabricación de la máquina, es algo inasumible para muchos bolsillos. También es cierto que ese no suele ser el problema de los coleccionistas, pero en este caso, con un artículo tan caro, la relación valor/coste está demasiado decantada hacia el divisor. Pese a todas las buenas premisas e intenciones, nos cuesta recomendar la compra de Capcom Home Arcade. Prácticamente nadie, salvo los que lleven el logo de Capcom tatuado y/o quieran tener todas las consolas y novedades de este tipo -pesen lo que pesen- para presumir en casa, le sacará provecho. Aun así, la historia cambiaría si Capcom se decide a lanzar más juegos para descargar gratis y a bajar el alto precio de salida.

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06 Gamereactor España
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